El 25 de mayo de 1939 llega a México, originario de Málaga, España, don Rafael Giménez Siles, quien había estado en un campo de concentración en Francia. El 15 de octubre de 1940 se convierte en ciudadano mexicano. A su llegada, se reúne con intelectuales, empresarios y políticos de nuestro país con la idea de crear una distribuidora librera. Gracias al apoyo del presidente Lázaro Cárdenas, comienza a trabajar en ese proyecto cultural y, para el 7 de julio, junto con Martín Luis Guzmán y otras personalidades del medio político e intelectual mexicano, funda la sociedad anónima Edición y Distribución Iberoamericana de Publicaciones (Ediapsa), de la que es nombrado director gerente. Se proyectó la empresa con un millón de pesos de capital, pero las aportaciones sólo llegaron a la suma de cien mil pesos. Con dicha cantidad se constituyó el capital social. Entre los primeros accionistas cabe mencionar a Pascual Gutiérrez Roldán, Martín Luis Guzmán, Luis Henríquez Guzmán, Adolfo López Mateos, Luis Legorreta, Carlos Trouyet, y las instituciones Banco Capitalizador de Ahorros, S.A., Financiera Algodonera de Fomento Industrial, S.A., Banco Metropolitano, S.A. y la Productora e Importadora de Papel, S.A. (PIPSA). También contribuyeron con su talento y capacidad, entre otros, José Mancisidor, Antonio Castro Leal y Jorge Cuesta.
La nueva empresa inicia la edición y distribución de publicaciones en toda Hispanoamérica: libros, que edita hasta los años 60, pero también la revista literaria Romance*, la revista femenina Amiga y la revista infantil Rompetacones. En 1956 se establece la Agrupación de Editores Mexicanos, con Rafael Giménez Siles como secretario y Luis Novaro como presidente. La agrupación promueve trece editoriales, entre las que cabe destacar algunas de Ediapsa: Compañía General de Ediciones*, Colección Málaga* y Empresas Editoriales*.
En 1939, Ediapsa ya había creado su primera librería: la Librería Juárez, ubicada en las calles de Humboldt y Avenida Juárez. De corta duración, cierra sus puertas en 1940 y se abre la primera Librería de Cristal (conocida también como Librería de Cristal de la Pérgola), en la Alameda Central, a un costado del Palacio de Bellas Artes. Su nombre se debe a Giménez Siles, que se inspiró en las características del local, con más de 40 metros de escaparate, y en el recuerdo del Palacio de Cristal, ubicado en el Parque del Retiro, en Madrid, donde él había organizado la primera Feria Internacional del Libro.
Esta primera Librería de Cristal, instalada en una pérgola, contó con bocinas que hacían llegar la música a los jardines de la Alameda y a sus alrededores. Estaba dividida en cuatro departamentos: librería general, libros técnicos, libros infantiles y libros económicos. En la planta alta del tramo sur se instaló una pequeña sala de exposiciones de pintura, y en la misma sala se daban conferencias (la primera fue de Alfonso Reyes). En los altos de los dos tramos centrales, sobre la librería, se instaló un café literario, el Café de Cristal, con el fin de aclimatar tertulias literarias al estilo de los célebres cafés de París y Madrid, y donde se llegaron a reunir muchos intelectuales de la época: José Vasconcelos, Ermilo Abreu Gómez, Alfonso Reyes, Salvador Novo, Artemio de Valle-Arizpe y Martín Luis Guzmán, entre otros.
La librería llegó a ser considerada por el New York Times como la más extraordinaria del mundo. Abría los siete días de la semana, desde las ocho de la mañana hasta las primeras horas de la madrugada. Además, le dio una nueva dimensión a las librerías mexicanas: suprimió el mostrador y con ello se estableció un contacto directo entre el libro y el comprador. Se quita al vendedor, al dependiente, y ahora la gente escoge el libro y va a la caja a pagarlo.
En 1952 se abre su primera sucursal, ubicada en Río Nazas no. 45, en la colonia Cuauhtémoc. En esta década y en la siguiente, nuevas librerías se fundaron tomando en cuenta los cines importantes de la clase media mexicana. Para 1967 la cadena ya cuenta con 10 sucursales en el D.F. y se abre la primera en provincia, la Sucursal Toluca.
Debido a una campaña promovida por las autoridades del Departamento del Distrito Federal contra la librería de la Pérgola y a las obras públicas realizadas en el centro de la capital, la librería de la Alameda cierra sus puertas en 1973, a pesar de los reiterados argumentos en defensa de la librería esgrimidos por Martín Luis Guzmán. La reacción de Ediapsa fue recurrir a la prensa, con el llamado de “¡Más Librerías de Cristal!” y donde anunciaba el establecimiento inmediato de tres de ellas en la capital y otra más en provincia.
Durante más de 40 años, desde su fundación, Rafael Giménez Siles fungió como director de la empresa. El Secretario General de Crédito de la Secretaría de Hacienda, el ingeniero Pascual Gutiérrez Roldán, no sólo puso medios materiales para que la empresa se abriera camino, sino que se asoció con otras personas que aportaron capital y lo nombraron Presidente del Consejo de Administración de EDIAPSA. Por su parte, Martín Luis Guzmán atendió el aspecto político de las relaciones; por ejemplo, consiguió el permiso para obtener las pérgolas de la Alameda Central. Por acciones como esa y su interés en el éxito del proyecto, Guzmán fue nombrado secretario de Ediapsa y luego llegó a ser –hasta su muerte- presidente de la empresa.
De 1973 a 1982 ocupó la dirección general el Lic. Rafael Giménez Navarro, hijo de Giménez Siles. La empresa se convirtió en compañía de capital variable. En 1975, cuando la librería contaba con 18 sucursales en la capital y once en provincia, Giménez Siles se jubiló. Guzmán muere en 1976 y Giménez vende las librerías. Entre los principales accionistas figuran los propietarios de algunas editoriales mexicanas como Trillas, Fernández Editores, Alfa Omega, Editorial Diana*, Limusa, etc.
Después de la muerte de Martín Luis Guzmán, la empresa ha tenido dos presidentes: Gurmesindo Quesada Bravo y, desde 1984, Jorge Humberto Flores del Prado. De septiembre de 1982 a marzo de 1989 la dirección general fue ocupada por la Lic. Victoria Pérez de León. Desde entonces, ha quedado bajo la responsabilidad del Sr. Enrique Bernal Reyes.
El 10 de abril de 1992, la empresa cambia su razón social: deja de ser Ediapsa y queda bajo el nombre de Librerías de Cristal, S.A. de C.V. Un consejo de Administración presidido por el Sr. Jorge H. Flores del Prado evalúa el trabajo que reporta la empresa.
Además de sus fines comerciales, dado el producto que maneja, Librerías de Cristal tuvo desde sus inicios un objetivo cultural explícito: “Contribuir al desarrollo educativo de México, despertando el interés intelectual y proporcionando los libros requeridos por los clientes a través de una actividad comercial redituable que permita la subsistencia y expansión de la empresa”.
En la actualidad Librerías de Cristal edita la revista bimestral Libros y lectores. De información bibliográfica, la publicación, que se distribuye gratuitamente, consta de la sección "Recomendamos", con noticias sobre nuevos libros; una sección de entrevistas (por ejemplo, el número de octubre de 1994 contiene una entrevista con Elena Garro) y la extensa sección "Novedades del bimestre", entre otras.
La cadena cuenta con unas 73 sucursales, de las cuales la más antigua es la Sucursal Nazas.
Fundada en Monterrey, Nuevo León, por Alfonso Castillo, en 1977, esta editorial ha constituido a lo largo de los años un importante medio de difusión de escritores tanto neoleoneses como del resto del país. También ha sido promotora de la cultura, ya que sus libros son distribuidos a nivel nacional. Afiliada a la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem)*, la empresa cuenta, además, con cuatro librerías en Monterrey. Su domicilio se ubica en Privada Francisco L. Rocha no. 7, colonia San Jerónimo, C.P. 64630, Monterrey. Cabe señalar que, junto con Editorial Dante (véase Librerías Dante*), de Mérida, Yucatán, Ediciones Castillo se encuentra entre las editoriales de provincia que más importancia le otorgan a la literatura.
En cuanto al material literario, Ediciones Castillo maneja dos colecciones dedicadas a la literatura mexicana de autores jóvenes: la "Colección Más Allá", que comprende cien volúmenes de autores mexicanos de los años noventa, de los cuales los diez títulos que inician la lista son de escritores regiomontanos; el primero corresponde a Abecedario para niñas solitarias, de Rosaura Barahona. Entre otros títulos de autores de Monterrey que han sido publicados en esta colección, cabe señalar Las trampas del jardín, de Mario Anteo; Junto a una taza de café, de Miguel Covarrubias; Antología poética, de Ernesto Rangel Domene, y la obra de Narrativa policiaca* El crimen de la calle Aramberri, de Hugo Valdés.
La segunda colección literaria de Ediciones Castillo surge en 1995. Se titula "La Eterna Eva" y está dedicada exclusivamente a la poesía femenina de autoras mexicanas (Véase Literatura escrita por mujeres*). La colección comprende veinticinco volúmenes, de los cuales los cinco primeros son de poetisas neoleonesas. El número uno corresponde a Mujer dando la espalda, de Jeanette Clariond.
Desde 1988, la editorial, por iniciativa de su fundador, convoca al Premio Internacional de Novela Nuevo León*. El libro ganador es publicado fuera de colección por la misma editorial.
Fundada en 1993 por Ernesto Pérez y con domicilio en Avenida Hidalgo 47-2, Colonia del Carmen, Coyoacán, en la Ciudad de México, esta casa editorial tuvo como objetivo inicial publicar y promover temas de interés universitario; actualmente se interesa también por los temas literarios.
Consta de tres colecciones. "Diálogo abierto" está dedicada al ensayo en general. En la colección "Reino Imaginario" se incluyen textos de literatura universal. Por último, en la colección "Filosofía, política y derecho” se publican títulos sobre estos temas.
Los libros de Ediciones Coyoacán son impresos en los talleres gráficos de Editorial Premia*. También ha reeditado antiguos títulos de esta última editorial.
En 1941 llega a México el canadiense Pedro Frank de Andrea. Tras colaborar con Miguel Ángel Ceballos en la fundación de Diorama*, funda en 1950 la empresa Ediciones de Andrea, dedicada sobre todo a la publicación de obras de creación y de historiografía literaria. Su objetivo fue estimular la investigación de la literatura, sobre todo de la mexicana. La editorial constó de diversas colecciones, entre las que cabe destacar las que se dedicaban a las bibliografías, antologías e historias literarias. Ediciones de Andrea también publicó la valiosa Bibliografía de la literatura hispanoamericana.
Esta editorial fundada en 1984 y años después se fusionó con Solar, Servicios Editoriales S.A. de C.V., de la que actualmente es su división editorial. Después de varios cambios de domicilio a lo largo del Distrito Federal, encontró su sede en la Calle 2 número 21, en San Pedro de los Pinos. En sus inicios, Ediciones del Ermitaño se distinguió por la publicación de la colección “Letra y Color”, que consta de cuarenta libros iluminables para niños, con obra de artistas como Rafael López, Vicente Rojo y José Luis Cuevas, entre otros. Posteriormente, siguió la colección de ensayos “Torre de Papel” y la de Literatura para niños*, titulada “Cuentos del Ermitaño”. También han aparecido otros libros en coedición con la Unidad de Publicaciones Educativas, El Colegio de México*, Editorial Gredos y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En 1995, la editorial inició la primera colección de libros de poesía, narrativa y ensayo impresa con tecnología digital: “Minimalia”, que permite producir libros de acuerdo con las necesidades del mercado, en tiros cortos consecutivos y cuyo interés es abrir nuevos campos de divulgación, en los que alternen escritores conocidos con jóvenes escritores. En “Minimalia”, lo mismo han publicado Alí Chumacero, Víctor Sandoval, Felipe garrido, Eugenio Aguirre, Hugo Gutiérrez Vega y Adolfo Castañón, que Ana María Jaramillo, Francisco Segovia, Héctor Perea y muchos otros, ilustrados con obra de artistas como Eko, Gonzalo Ceja, Juan González de León, Pablo Helguera y Lucinda Urrusti.
En 1997, la editorial inició una nueva vertiente de publicaciones en materia de salud sexual y reproductiva con la edición de la Agenda erótica femenina, que representa un esfuerzo por abordar el tema con una perspectiva de género y que ha sido enriquecida con publicaciones sobre masculinidad y derechos sexuales y reproductivos de niñas y niños, mujeres y adolescentes.
La editorial fue fundada el 27 de agosto de 1986 por Diego García Eliú. Se especializa en la edición de libros de arte y de literatura. La editorial tiene entre sus proyectos la edición de catálogos de exposiciones pictográficas y de cualquier ámbito relacionado con las bellas artes. En literatura, la editorial cuenta con la colección "Hora Actual" que produce en colaboración con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)* y publica ensayo y novela.
Con la Universidad Nacional Autónoma de México, coedita la serie "Manatí", dedicada a ensayo y poesía. La editorial cubre, en general, los ámbitos de interés de la literatura: poesía, narrativa y ensayo.
Una de las ocupaciones centrales de esta casa editorial consiste en elaborar libros de arte sobre pedido.
La Editorial Era fue fundada en 1960 por Neus Espresate (su actual directora), Vicente Rojo, José Azorín, Carlos Fernández del Real, Pilar Alonso y Tomás Espresate. Al comienzo ocupó un local situado en la calle de Aniceto Ortega 1358, y actualmente está situada en la Calle del Trabajo 31, Colonia La Fama, en la Ciudad de México. Desde su fundación, la editorial se ha caracterizado por la publicación de materiales relacionados con tres áreas específicas: literatura, arte y ciencias sociales, y ha mostrado una atención particular por promocionar a los escritores mexicanos jóvenes.
La editorial cuenta con varias colecciones: “Biblioteca Era”, en la que han aparecido las principales obras de Fernando Benítez, José Lezama Lima, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Augusto Monterroso, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y de varios miembros de la Generación del Medio Siglo*, como Juan García Ponce, José Emilio Pacheco, Sergio Pitol y Juan Vicente Melo, entre otros escritores; “Nueva Narrativa”, dedicada a la publicación de las obra de escritores jóvenes; “Arte”, en la que han aparecido catálogos y estudios sobre los principales artistas plásticos de México; “Galería. Colección de Arte Mexicano”, que reúne la obra de pintores de prestigio; “Libros para Niños”, que se publica en coedición con la Secretaría de Educación Pública, Biblioteca Escolar y Libros del Rincón, y en la que se han publicado textos de escritores reconocidos con ilustraciones de diversos artistas plásticos; y “Claves del Siglo XX”, dedicada a la publicación de materiales de escritores, filósofos y sociólogos de prestigio internacional.
Editorial Era cuenta, además, con otras colecciones no menos importantes, como “Problemas de México”, “El Hombre y su Tiempo”, “Serie Popular”, “Cuadernos Políticos”, “Cine Club Era”, “Alacena”, “Ancho Mundo” y “Enciclopedia Era”, entre otras. Entre sus grandes aportaciones a la cultura nacional se encuentra la publicación de la obra completa de José Revueltas.
De julio-septiembre de 1974 a enero-agosto de 1990, Era editó una revista titulada Cuadernos Políticos, que dio a la luz sesenta números.
Edmundo O’Gorman y Justino Fernández inician la Editorial Alcancía a principios de 1932, con la finalidad de publicar "obras selectas, en ediciones limitadas". La revista que lleva el mismo nombre surge un año después, también dentro del proyecto de estos dos escritores.
En casa de la familia O´Gorman solían reunirse en tertulias dominicales Ricardo de Alcázar, Enrique Asúnsolo, Juan O´Gorman, Margarita O´Gorman, Carolina Amor, Juan Legarreta y Manuel Zubieta. De estas reuniones surgió la idea de fundar la editorial. Se establecieron en la calzada Vallejo.
En marzo de 1932 vio la luz La Fábula de Equis y Zeda, de Gerardo Diego, que ya había sido publicada en Contemporáneos*.
La segunda publicación de Alcancía, de 1932, fue una plaquette titulada unos cuantos sonetos que su autor, renato leduc, tiene el gusto de dedicar a las amigas y amigos que dentro se verá. En mayo del mismo año, se imprimió el Corrido de Domingo Arenas, de Miguel N. Lira.
En junio y julio vio la luz Dos cuentos, de Rubén Salazar Mallén. A éste siguió otro libro del mismo autor, Aportaciones a la monografía de Acapulco. En diciembre del mismo año se imprimió Poemas adrede, de Gerardo Diego.
O'Gorman y Jiménez pensaron en producir, al mismo tiempo y para aprovechar las instalaciones de su taller editorial, un órgano de difusión. Decidieron fundar una plaquette, como la llamaba Fernández, que llevaría el nombre de Alcancía, al igual que la editorial, y que sería mensual. Salieron cinco números (el último, en mayo de 1933).
En 1933 los dueños decidieron comprar una prensa grande con motor y cambiar de domicilio. Las nuevas instalaciones se encontraban en la 3a. calle de Ernesto Pugibet, en la ciudad de México.
En febrero de ese mismo año se publicó un volumen con poemas del colombiano Porfirio Barba Jacob: Canciones y elegía. Fue una edición de homenaje al poeta y contenía un prólogo escrito por él. En marzo se imprimió otro libro de Renato Leduc titulado Algunos poemas deliberadamente románticos y un prólogo en cierto modo innecesario. Los escribió Renato Leduc para Amalia Fernández Castillón.
Posteriormente, salió una plaquette de Anselmo Mena con el título de Adioses, fechada en junio del mismo año. Ese año publicaron también Oda a Walt Whitman de Federico García Lorca. En julio de 1934 se publicó Oscuro dominio de Juan Larrea.
La Editorial Alcancía terminó sus funciones con la publicación de Poesías de Anselmo Mena, en noviembre de 1934. Sus actividades quedaron suspendidas durante algunos años.
En 1937 O'Gorman y Fernández inician la tercera etapa de la editorial con la publicación de un libro de ensayos. Llevó como pie de imprenta "Alcancía", aunque en realidad el tiraje se realizó en la Imprenta Artes Gráficas, S.A. El libro llevó el título de Santo Tomás Moro y la Utopía de Tomás Moro en la Nueva España.
En noviembre de 1937 se publicó un manuscrito inédito sobre el asalto del pirata Lorencillo al puerto de Veracruz, en 1683. En 1938, se imprimió la crónica del "Conquistador Anónimo".
En 1938, se imprimió también un ensayo de Manuel Toussaint en torno de la obra de Cecil Crawford O´Gorman, padre de Edmundo. Se hicieron dos versiones: la primera en inglés, con el título Portrait and Landscape, as shown in the work of Cecil Crawford O´Gorman, y la versión en español: Retrato y paisaje en la obra de Cecil Crawford O´Gorman.
En abril de 1939 se publicó Túmulo imperial de la gran ciudad de México, de Francisco Cervantes de Salazar, impreso originalmente en 1560.
En octubre del mismo año se editó un libro de José Gaos, Los Fragmentos de Heráclito. Este fue el último libro de la tercera época de Editorial Alcancía.
Unos años después, en 1946, Guadalupe Amor publicaría, en esta editorial, Yo soy mi casa. La edición se realizó en un taller de la calle de San Ildefonso. De la misma autora se publicó Puerta obstinada, en 1947.
El último título que publicó la editorial fue Cena de los aforismos, en 1959. Contenía una nota de Luis Barragán y aforismos de Edmundo O´Gorman, María Luisa Lacy, Justino Fernández, Gloria Cándano y José Gaos.
Algunos ilustradores de la Editorial Alcancía fueron Justino Fernández, Enrique Kuri y Alejo Ortiz.
Esta editorial, que debe su nombre a Aldus Manutius, editor renacentista inventor de la letra cursiva, fue fundada el 1 de julio de 1993. A pesar de su reciente creación, es una de las editoriales actuales con mejor oferta de líneas sobre temas literarios.
La editorial se desprende de una gran casa impresora, con 50 años de experiencia, llamada Imprenta Aldina, dirigida por José Sordo Gutiérrez.
La empresa forma parte del Grupo Editorial Aldus, que alberga la imprenta y un Instituto de Estudios Empresariales. Parte del proyecto editorial de este grupo consiste en conservar las viejas técnicas de impresión. Se retoman los cánones establecidos por los grandes editores y se ofrecen impresiones de gran calidad artística.
Las colecciones de Editorial Aldus son "La torre inclinada", dedicada a la narrativa; "Los poetas", que procura retomar la tradición y difundirla; "Las horas situadas", abocada al ensayo literario; "Mundo Mirado", que incluye crónica; "Derrotero", con publicación de biografía, y "Libros en el Buró", que recopila correspondencia de autores, aforismos y todo tipo de literatura marginal.
Antes de la fundación de Editorial Botas, los editores mexicanos eran más bien impresores, es decir, le cobraban al autor por publicar sus libros. El escritor tenía, pues, dos opciones: o distribuir y vender sus propios libros, o editarlos en el extranjero.
Fue a principios de los años veinte cuando Andrés Botas funda la editorial, heredada posteriormente por su hijo Gabriel. La empresa, ubicada en la calle de Justo Sierra 52, en la Ciudad de México, publicaba en general libros de escritores mexicanos de distintos géneros, pero también algunas traducciones de autores como Paul Bourget, Anatole France, Paul Verlaine y Eça de Queiroz, entre otros. El apogeo comercial de la empresa se dio sobre todo durante los años 30 y hasta mediados de los 50. Se acogió no sólo a autores consagrados, sino también a muchos autores jóvenes, por ejemplo, a los ganadores del Premio Lanz Duret* durante las décadas de los cuarenta y cincuenta.
Entre los primeros libros de Botas, cabe destacar A orillas del Hudson, de Martín Luis Guzmán, y Huellas, de Alfonso Reyes, ambos de 1922.
Fue en Botas, durante los años treinta, donde también se publicó el Ulises criollo. La vida del autor escrita por él mismo, y los demás volúmenes de lo que luego llevaría el título global de Memorias: La tormenta, El desastre y El proconsulado, de José Vasconcelos, pero también las Memorias de Pancho Villa y una reedición de La sombra del Caudillo, ambas de Martín Luis Guzmán, así como ediciones o reediciones de las novelas y el teatro de Mariano Azuela, los diarios y las novelas de Federico Gamboa, las novelas de Gregorio López y Fuentes, Mauricio Magdaleno y Miguel N. Lira.
A finales de los años cincuenta, las ediciones se van espaciando cada vez más. Parece ser que la causa fue la edad de Gabriel Botas. Las obras importantes que en un principio se editaron o reeditaron en Botas, se han publicado en otras editoriales. Desde hace varias décadas, Botas se encarga de distribuir viejas ediciones que no se vendieron o que permanecieron en bodega y de reeditar algunos títulos.
En 1981, Andrés Leçon Quintanar, que trabajaba para la Editorial Océano*, decidió crear un nuevo sello editorial en el que se reunieran obras de escritores con un sólido prestigio. De esta manera nació Cal y Arena. En 1988, Héctor Aguilar Camín se asoció con el grupo.
A decir de sus fundadores, se abordarían temas sobre medios de comunicación, economía, filosofía política, análisis sociológico. Su punto de encuentro sería la reflexión ponderada y plural que busca propuestas para el cambio.
En cuanto a la narrativa, en Cal y Arena se dan cita las más diversas generaciones de cuentistas y novelistas de este siglo.
En 1992, León Quintanar y Héctor Aguilar Camín decidieron abandonar la editorial, y la dirección quedó a cargo de Luis Miguel Quintanar. A partir de 1995, el director general es Rafael Pérez Gay. En sus más de 10 años de vida, la editorial ha cambiado de domicilio en cinco ocasiones. Actualmente se ubica en Mazatlán 116, colonia Condesa, en la ciudad de México.
Entre 1916 y 1923, Agustín Loera y Chávez y Julio Torri establecen una editorial bajo el nombre de Cvltvra. La nueva empresa tiene intenciones de publicar una colección de cuadernos, "de buenos autores antiguos y modernos".
Loera y Chávez, junto con Torri, convocan en torno de esta empresa a escritores modernistas como Luis G. Urbina y Luis González Obregón. Asimismo, invitan a participar a los miembros del Ateneo de la Juventud* y a escritores que posteriormente adquirirían renombre, como: Manuel Toussaint, Genaro Estrada, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Julio Jiménez Rueda y Carlos Pellicer.
La colección publicó seis cuadernos anuales. Está formada por un total de 87 números que ilustran la diversidad de curiosidades culturales que motivaba a los escritores mexicanos de aquella época.
La colección incluye autores nacionales y abre sus puertas a la literatura de otras latitudes, con la publicación de intelectuales como Marcel Schwob, Rémy de Gourmont, Oscar Wilde, André Gide, Ramón del Valle Inclán, Juan Ramón Jiménez, Antonio y Manuel Machado.
Las oficinas de Cvltvra estaban ubicadas en la 3a. calle de Donceles 79.
El Grupo Editorial Diana fue fundado en febrero de 1946 por José Luis Ramírez Cerda y José Luis Ramírez-Cota. El único domicilio de la editorial ha sido la calle Gayol 1219 en la colonia del Valle, en la ciudad de México.
El consejo de administración tiene como Presidente a José Luis Ramírez Cerda, como Vicepresidente a José Luis Ramírez-Cota, como Tesorero a Jesús de la Paz Aceves, como secretario a Roberto Ramírez Cota y como vocales a Sealtiel Alatriste, José Escandón y Enrique Renner Letona.
Dentro de los objetivos del Grupo están editar, producir y comercializar libros técnicos y de divulgación internacional, mantener una posición financiera sólida y conducir las operaciones de la empresa con apego a la ética y a las leyes.
Desde sus inicios ha sido una empresa exportadora, orientada hacia la distribución y comercialización de libros en países de habla hispana.
Para satisfacer el mercado nacional se han instalado filiales en Guadalajara y Monterrey, así como representaciones en Mexicali y Baja California. Además, para el mercado internacional se establecieron sucursales en Venezuela, Colombia, Chile, Argentina, Uruguay y España.
En 1979, el Grupo Editorial Diana inició las operaciones de dos filiales: Editorial Universo y Edi Visión Compañía Editorial. La primera está dedicada a la edición y comercialización de libros prácticos, con costos bajos, que pueden ser adquiridos por todos los niveles sociales. Edi Visión tiene la finalidad de comercializar best-sellers nacionales e internacionales, algunos abocados a temas relacionados con las letras y el arte, como las biografías, entre otras.
Al Grupo también pertenece la Editorial Origen, fundada en 1981, con un género perfectamente definido: publicaciones de literatura infantil y juvenil.
El Grupo Editorial Diana destaca por el apoyo que ha brindado a las letras mexicanas y universales. En sus numerosas ediciones ha recogido las mejores obras de la literatura universal en materia de biografía, cuento, novela y ensayo.
Entre sus actividades, el Grupo organizó el Premio Literario Internacional de Novela Novedades-Diana*.
Casa editorial fundada por Rafael Giménez Siles y Emmanuel Carballo en 1966. Desde 1964, Carballo fue consejero editorial de Empresas Editoriales*, fundada por el propio Giménez y Martín Luis Guzmán, que publicaba una colección de autobiografías de escritores jóvenes. Fue así como Giménez y Carballo se dieron cuenta de que debían aprovechar a esos autores para fundar una nueva editorial dedicada a la gente joven, para así cooperar a que surgieran nuevos y talentosos escritores. Al principio pensaron que Diógenes iba a ser una empresa de pocos títulos y que tendrían asegurado el éxito, pero llegó el momento en que sus fundadores se separaron por razones políticas y generacionales.
Según Carballo, Giménez Siles, nacido en 1900, no entendía la literatura de los jóvenes: ni las “malas palabras”, ni el hablar con lujo de detalles de la homosexualidad, del lesbianismo, de la pornografía, del erotismo, de la sexualidad. De tal modo, cuando Giménez leyó Pasto Verde, de Parménides García Saldaña, afirmó que esa obra no podía publicarse. Carballo no estuvo de acuerdo, pues le pareció un buen libro. Ante tal pugna, convenció a Giménez de que le vendiera su parte de la editorial, en 1967, a menos de un año de que ésta se hubiera iniciado.
Juntos habían publicado unos ocho libros. Además, por idea de Carballo, crearon un concurso. Se trataba de poner seis novelistas en competencia para que uno obtuviera el Premio “Martín Luis Guzmán”. Tenía que ser un autor ya publicado, para que se dedicara, con el dinero, a escribir su segunda novela. No se querían escritores ya consagrados, sino novelistas que estuvieran empezando. El concurso tuvo lugar en 1966. En 1967 se dio el veredicto. El ganador, Orlando Ortiz, fue el único becario. Se publicó su obra, En caso de duda (1967), y se le pagó la primera beca (doce mensualidades de 2000 pesos), pero como fue un fracaso comercial –se tenían que editar 3000 ejemplares de las seis novelas-, el concurso no volvió a ser convocado.
Diógenes fue una editorial de tintes totalmente izquierdistas. Se publicaron ensayos, crónicas, libros políticos y literarios, así como obras de los teóricos latinoamericanos de la guerra de guerrillas. Orlando Ortiz escribió sobre Genaro Vázquez y Lucio Cabañas. Se editó un texto sobre el Che Guevara, una obra llamada La violencia en México, un libro de Carlos Mariguela sobre la guerra de guerrillas, ensayos políticos, comunicaciones en forma de relatos, de crónicas, de memorias sobre movimientos armados en América Latina. Se publicaron los nicaragüenses y la gente del Frente Sandinista de Liberación Nacional antes de que llegara al poder (comenta Carballo que cuando esto ocurrió y se hicieron famosos, dejaron Diógenes y se fueron a Editorial Siglo XXI*). Era, pues, una editorial politizada, cuyas influencias principales eran la Revolución Cubana, Fidel Castro y el Che Guevara.
En cuanto a los textos literarios, se publicó sobre todo novela y cuento de autores en español. La colección se llamaba "Escritores de lengua española", y presentaba al público autores hispanoamericanos, mexicanos y españoles. Entre los escritores mexicanos se encontraban Parménides García Saldaña y los de la Literatura de la Onda*, Edmundo Domínguez Aragonés, Orlando Ortiz, etc. México era visto como parte de Latinoamérica, la cual se contemplaba como un todo, y España se consideraba una cultura dentro de esa misma tradición. No había nacionalismo.
La editorial buscaba de preferencia escritores y obras que estuvieran cerca de la izquierda, pero si se trataba de una obra de calidad, no se tomaba en cuenta la ideología. Por ejemplo, se publicó el libro El mundo alucinante, del cubano Reynaldo Arenas, antiizquierdista y enemigo de Fidel Castro. La amistad de Carballo con Cuba empezó a menguar a raíz de dicha publicación.
La radicalización política de Carballo durante los años 60 y 70, que lo motivaron a publicar a los cubanos revolucionarios, a los sandinistas, a los Tupamaros y a casi todos los autores involucrados en los movimientos izquierdistas de América Latina, mermó considerablemente cuando cayó en desuso ese tipo de literatura, ya antes de la desaparición de la Unión Soviética.
Carballo se percató del fracaso de la ideología de la editorial, que desapareció a mediados de los años 80, luego de veinte años de labor.
Editorial fundada en 1980 por Víctor Manuel Mendiola y Guillermo Samperio. En los primeros años de vida de la editorial, se publicaron tanto obras de poesía como de narrativa. En 1985, la editorial quedó sólo bajo la dirección de Víctor Manuel Mendiola, quien hasta la fecha está a cargo de ella. Paralelamente a la ruptura, la empresa se fusionó con la Editorial Luis Soto. Esta editorial está especializada en la publicación de poesía en términos de títulos originales, revisiones y antologías.
El Tucán de Virginia cuenta con una colección especializada en ediciones bilingües, llamada "Los Bípidos". Otras colecciones son "Antología", que incluye escritores nacionales y extranjeros; "Vita Nuova", dedicada a autores mexicanos de este siglo; "Al volante", dedicada a la publicación de autores inéditos.
Con domicilio en Calzada San Bartolo Naucalpan 282, en el Estado de México, esta editorial fue fundada por el editor español nacionalizado mexicano Juan Grijalbo Serrés, en 1949. Entre las aportaciones más importantes de la empresa destaca el haber dado a conocer en castellano parte de la obra de autores como Marx y Engels. Su "Colección enlace" ha aportado ensayos literarios y textos sobre política, ciencias sociales y otras disciplinas humanísticas.
La casa editora también le ha dado importancia a las obras literarias de jóvenes escritores mexicanos, entre los cuales se encuentra Luis Zapata, con El vampiro de la colonia Roma; Gustavo Sáinz, con La princesa del palacio de hierro, y Jaime del Palacio, con Mitad de la vida.
Cabe mencionar que durante muchos años la editorial convocó a los escritores a participar en el Premio “Juan Grijalbo” de literatura.
En 1962, Joaquín Díez-Canedo, junto con Bernardo Giner de los Ríos, fundó la Editorial Joaquín Mortiz. Díez-Canedo había trabajado en el Fondo de Cultura Económica (FCE)* y, a su salida de esta editorial, asesorado por Víctor Seix y Carlos Barral, decidió fundar Joaquín Mortiz.
Uno de sus objetivos fundamentales fue la creación de una editorial que se dedicara únicamente a la publicación de literatura hispanoamericana y, sobre todo, mexicana, que ofreciera una oportunidad para que jóvenes escritores se dieran a conocer. La editorial surgió con elevados criterios de calidad y exigencias en la selección de escritores y obras.
Para poder difundir de forma real a los escritores que apenas se iniciaban en las letras mexicanas, Joaquín Mortiz ofreció a sus lectores libros de divulgación básica mediante una colección titulada “Culturas Básicas del Mundo”. Promocionó textos de tipo sociológico y de psicología y psicoanálisis, por medio de la colección “Psicología, psicoanálisis y cuestiones sociales”.
Las colecciones dedicadas a la literatura fueron “Serie del Volador” (ensayo, teatro, novela y cuento; esta colección continúa hasta la fecha); “Novelistas contemporáneos”, que considera la novela de autores conocidos e inéditos; “Nueva narrativa hispánica”, que actualmente se conoce con el nombre de “Cuarto Creciente”, y la colección dedicada a la poesía “Las dos orillas”.
Joaquín Mortiz ha presentado también traducciones de los escritores más destacados del siglo XX.
A lo largo de 20 años, la familia Díez-Canedo se preocupó por dar continuidad a los objetivos de su fundador; sin embargo, en 1986, por razones financieras, la editorial tuvo que solicitar un financiamiento para seguir adelante. Entonces, Editorial Planeta* compró el 60 % de las acciones de Mortiz y ésta pasó a ser un sello más del Grupo, con una orientación y una política distintas.
Actualmente, la editorial se encuentra ubicada en Insurgentes sur 1162, sede del Grupo Planeta.
Esta editorial fue fundada por Enrique Navarro Oregel, originario de Ocotlán Jalisco, en la década de los treinta. Navarro se inició en el negocio de los libros a partir de la venta que realizó de algunos textos adquiridos por interés personal y amor a la lectura. La empresa comenzó en forma de expendio de libros, pero pronto Navarro fundó una de las editoriales más importantes del momento. En sus tres épocas, la casa editorial abrió diversas líneas de interés general y publicó prolíficamente durante los primeros 25 años de su existencia. Entre 1933 y 1943 salió a la luz una serie con el nombre de “Ediciones Frente Cultural”, la cual incluía obras de tipo social. De 1943 a 1953, se sumaron obras de cultura general. La empresa tenía entonces gran actividad; se editaba un libro por semana. De 1953 a 1970 vieron la luz: “Ediciones Pavlov”, “Navarro Libros-Mex”, “México Lee”, “Popo, Long's”, “Biblioteca de historia”, “Cultura y Problemas de México” y “Colección Navarro”.
Entre muchos otros títulos, Navarro publicó: El manifiesto comunista y El capital, de Marx; El origen de la familia, de Engels; La sociedad primitiva, de Lewis H. Morgan, así como obras de Stalin y Lenin. Publicó la Biblioteca Hispanoamericana Septentrional, en ocho volúmenes, de J.M. Beristáin de Souza. Asimismo, se publicaron libros de historia como: La historia del tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en México, de José Toribio Medina; Historia antigua y de las culturas aborígenes de México, de Manuel Orozco y Berra, Carácter de la conquista española en América y en México, de Genaro García, entre muchos más.
Ediciones Navarro logró expandirse hacia Centro y Sudamérica, donde sus libros fueron distribuidos abundantemente. La editorial fue asimismo distribuidora de prestigiadas editoriales de países como España, Argentina, Uruguay y Chile.
Además de la editorial, Navarro contó con librerías y de hecho éste fue su origen. Su primer puesto de venta de libros estuvo ubicado en el local 1 bis, del Mercado del Volador. El puesto fue fundado en 1924. En febrero de 1930, Enrique Navarro traslada el negocio, con el nombre de Librería Navarro, al número 12 de las calles de Seminario, donde se instala con su hermano Daniel.
En esta nueva etapa, Enrique Navarro funda la editorial y se queda al frente del negocio hasta su muerte.
Al morir don Enrique (1975), sus hijos Hilda, Bertha y Rafael Navarro Cibrón y María Teresa, hija de don Daniel, quedan a cargo de la librería y de la editorial. En 1978, el negocio fue trasladado a la calle San Antonio Abad, número 242. La empresa Navarro trabajó como editorial y librería hasta 1970; después la editorial desapareció. La librería, ahora ubicada en el número 136 de las calles de Luisa en la colonia Nativitas, en la ciudad de México, maneja libros de ocasión.
Fundada en 1949 por Luis Novaro y Novaro (1899-1969), esta editorial se convirtió con el tiempo en la editora de historietas y revistas infantiles más importante del país. La empresa estuvo ubicada en la Calle 5, número 12, Naucalpan, Estado de México. Publicó también obras de la literatura mexicana, como Los motivos de Caín (1975), de José Revueltas, en su colección "Grandes Escritores EN", así como algunas obras de la literatura universal.
A mediados de los años cincuenta, Editorial Novaro lanza una serie de Narrativa Policiaca*, titulada “Policiaca y de misterio”. Allí se publicaron obras mexicanas de este género, como La obligación de asesinar (1957), de Antonio Helú.
Editorial Novaro perteneció a la Agrupación de Editores de México, cuyo presidente fue el mismo Luis Novaro, quien en 1964 vendió la empresa y fundó la Editora Cultural Educativa. También creó la Asociación Editorial Contemporánea.
Esta casa editorial participó, junto con la Asociación de Escritores de México A.C. (AEMAC)*, en la convocatoria de dos premios literarios: el Premio Nacional de Novela "Nezahualcóyotl" y el Premio Internacional de Novela "México".
Entre los consejeros de la organización, destaca Gumersindo Quesada Bravo, quien en una época estuvo a cargo de Edición y Distribución Iberoamericana de Publicaciones (Ediapsa)*. Cabe también señalar que Luis Guillermo Piazza fungió como responsable de la mejor época de Editorial Novaro, sobre todo a finales de los años sesenta.
Durante los años cuarenta, en España, José Luis Monreal aprendió el oficio de editor con José Janés, figura clave en el mundo editorial español de esa época, y conoció los secretos de la comercialización de libros gracias a su paso por Javier Vergara Editor*. Con esta preparación, José Luis Monreal inició en España su propia editorial, llamada Danae, en 1959.
Con el tiempo, fueron abriéndose sucursales de Danae en países estratégicos. Cuando se inauguró la sucursal en México, en la década de los setenta, también se decidió cambiar el nombre a la editorial. Desde entonces se llamará Grupo Editorial Océano.
En fechas recientes, el Grupo Editorial Océano, promovió el nacimiento de una filial mexicana: Editorial Océano de México, S. A. de C. V., que se dio a conocer en agosto de 1994. Aunque esta empresa forma parte del Grupo, se maneja de manera independiente.
El Grupo Editorial Océano de España se ha distinguido por ser una de las casas editoras con más colecciones sobre diversos temas, incluidos los literarios. La filial en México ha publicado temas de diversa índole y ha incluido el ensayo político, sociológico, literario y la narrativa, principalmente, la novela.
El Grupo Editorial Planeta se abre en México en 1967. Desde sus inicios, buscó promocionar escritores con obra conocida o inédita dentro y fuera del país y difundir el libro como un vehículo cultural.
Actualmente, el Grupo está constituido por once editoriales: Planeta Mexicana, Seix-Barral, Ariel, Deusto, Espasa-Calpe, Temas de Hoy, Destino, Roca, Molino, Artemisa y Editorial Joaquín Mortiz*.
En 1987, el director general del Grupo era Homero Gayoso, quien pasó a ocupar el cargo de presidente en 1994.
Grupo Editorial Planeta otorga anualmente el Premio Planeta-Joaquín Mortiz* y el Premio Agustín Yáñez para Primera Novela*.
El domicilio de la empresa se encuentra en Insurgentes Sur 1162, colonia del Valle, México, D.F.
La editorial Plaza y Valdés tiene sus orígenes en la editorial española Plaza y Janés, que funciona en España desde 1960. Fernando Valdés, dueño de Plaza y Valdés, colaboró en aquella editorial durante algunos años; en 1989, se independizó y fundó su propia firma. Plaza y Valdés es ahora una empresa mexicana dedicada a la publicación de libros de texto y de obras sociológicas y literarias.
La editorial se encuentra actualmente ubicada en la calle Manuel María Contreras 73, en la colonia San Rafael de la Ciudad de México. Esta editorial ofrece libros, música, enciclopedias y textos para distintos gustos.
Publica, entre otras colecciones, "Cuadernos Gader", dedicada a libros de texto; la colección "Cinco Centenarios", con libros históricos y religiosos; "Narradores y Ensayistas", que reúne, en su mayor parte, escritores mexicanos contemporáneos; "Folios", con publicación de obras sociológicas y políticas; "Tlahtolnahuatilli", en la que se editan cursos elementales de náhuatl clásico en fascículos. También cuenta con las colecciones "Teatro Breve", "Cuento Largo" y "Guiones de Cine".
La editorial Praxis fue fundada en 1981 por Carlos López y está dedicada a la publicación de poesía, cuento, novela y ensayo. La editorial cuenta con varias colecciones, como "El cristal fugitivo", "Dánae", "Cuadernos de poesía" y "Antologías" (todas ellas de poesía); "El puro cuento" (dedicada al cuento), y "El Río", en la que se publica novela. Praxis también ha publicado algunos libros en coedición con la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con el Centro de Estudios Integrados de Desarrollo Comunal, particularmente dedicados al ensayo.
Casa editora fundada en 1976 por Fernando Tola de Habich (editor), José Miguel Tola (encargado de producción), Margarita Millet (gerente general) y María José de Chopitea (administrador). Constaba de un departamento comercial encabezado por Ramón Sifuentes. Su razón social fue Premia Editora.
El objetivo fue crear una editora de carácter fundamentalmente literario que también incursionara en el ensayo humanístico. Su domicilio siempre estuvo ubicado en Tlahuapan, estado de Puebla.
La editorial se inició con dos colecciones "Los brazos de lucas" y "La nave de los locos". La primera se dedicó exclusivamente a la literatura erótica y su primer título, aparecido en 1977, fue Los once mil falos, de Guillaume Apollinaire. La colección alcanzó unos 80 títulos. Por su parte, "La nave de los locos" se dedicó a publicar clásicos de la literatura universal. El primer título, también de 1977, fue una edición bilingüe del Tao Te King, de Lao Tsé. Esta colección alcanzó unos 150 títulos.
Posteriormente surgieron las colecciones "Los libros del bicho", donde se publicó poesía de autores mexicanos e hispanoamericanos, y "La red de Jonás", que constaba de una sección de ensayos y otra de literatura. Dentro de la sección de ensayos se editaron la colección "Estudios" y la colección "Oriente"; esta última dirigida por los indólogos Fernando Tola (padre) y Carmen Dragonetti.
En coedición con el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y la Secretaría de Educación Pública (SEP)*, Premià Editora lanzó la colección "La matraca", dedicada a textos mexicanos del siglo XIX.
La editorial dejó de funcionar en 1992, ya que el grupo que la componía se fue dispersando. Muchos de sus títulos son reeditados por Ediciones Coyoacán.*
La Editorial Siglo XXI fue inaugurada el 18 de noviembre de 1965. Su fundador, Arnaldo Orfila Reynal, había llegado a México proveniente de Argentina en 1948 y durante los años cincuenta había sido director del Fondo de Cultura Económica (FCE)*.
En 1965, Orfila fue despedido del Fondo por razones políticas. La editorial publicó ese año Los Hijos de Sánchez, de Oscar Lewis, en donde se ponía de manifiesto la situación precaria por la que pasaba México. Esta imagen poco favorecedora despertó una gran polémica, y los grupos en el poder, el gabinete de Díaz Ordaz y la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, demandaron a la editorial y pidieron que el libro fuera recogido de las librerías. Asimismo, Orfila tenía en su contra la imagen que el propio gobierno se había formado de él: un argentino subversivo. Esta situación tuvo como consecuencia el despido de Orfila del Fondo de Cultura Económica. Una reacción en favor del ex director convocó a escritores que también dejaron el Fondo y se congregaron a su alrededor. De esta forma, Jesús Silva Herzog, Pablo González Casanova, Guillermo Haro, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Fernando Benítez y Elena Poniatowska, entre otros, se reunieron con Orfila para proponerle la formación de una nueva editorial. La idea del nombre fue de Orfila, quien pensaba fundar al año siguiente una revista llamada Siglo XXI. El primer local de la editorial fue una casa que Elena Poniatowska cedió, ubicada en la calle de Gabriel Mancera. En este sitio permaneció la editorial hasta 1971, cuando cambió su domicilio a Cerro del Agua 248, en la Colonia Romero de Terreros, donde actualmente se encuentra. Los objetivos de la empresa incluían dar un énfasis especial a la literatura clásica y promover colecciones de las más diversas áreas, como antropología, arquitectura, urbanismo, economía, demografía, política, psicología, educación, sociología y literatura.
Orfila prestó un interés especial al pensamiento teórico europeo y estadounidense, la historia de las ideas en América Latina y abrió espacios para los escritores jóvenes que necesitaban promoción. Por ser partidario de los movimientos revolucionarios, promovió las visiones y versiones críticas más notorias del periodo marcado por la Revolución cubana, el boom de la narrativa latinoamericana, los nuevos métodos de enseñanza comunitaria, las revisiones del marxismo.
El 1º de octubre de 1966 se publicaron los diez primeros títulos y, en diciembre, once más, hasta completar veintiuno. El equipo de trabajo con el que Orfila inició labores en 1966 estaba constituido por Concepción Zea, a cargo de la administración; Rodrigo Asturias, que se ocupaba de las ventas, y Federico Mijangos en el almacén. Conforme fue pasando el tiempo, Siglo XXI fue ganando un nombre y un lugar de peso dentro de las empresas editoriales. Por un lado, expandió el sistema de distribución de libros en todo el continente y fundó sucursales en Barcelona, Madrid, Buenos Aires, Lima, Santiago de Chile y Caracas.
En la década de los 80, Arnaldo Orfila dejó el cargo de director en manos de Jaime Labastida, quien continúa al frente de la editorial hasta la fecha.
Entre los fundadores de la empresa se encontraban: Manuel Barbachano Ponce, Miguel García Cruz, Carolina Amor de Fournier, Francisco López Cámara, Luis Villoro Taranzo, Rafael Giménez Siles, Ricardo Pozas Arciniega, Luis Cardoza y Aragón, Carlos Imaz Janke, Margo Glantz, Rosario Castellanos, Emilio Rosenbluth y María del Carmen Millán.
La Editorial Toque tiene como antecedente inmediato un equipo de trabajo de diez personas que elaboró plaquettes de poesía y narrativa en la colección "Cuaderno Breve", en Guadalajara, Jalisco, a principios de los ochenta.
Después nació Editorial Toque, cuya dirección conjunta es de Javier Ramírez y Miguel Ángel Hernández. Toque cuenta con la colección "Toque de poesía", que es un conjunto de libros trabajados de manera artesanal, cuyas portadas están tratadas con la técnica de serigrafía, lo que las convierte en pequeñas obras artísticas.
Algunos autores de Toque son Rubén Bonifaz Nuño, David Huerta, Ricardo Castillo, Vicente Quirarte, Francisco Conde Ortega y Jorge Esquinca.
La editorial publica solamente a los escritores que el consejo dictamina, para luego solicitarles su material. Es una de las más importantes empresas independientes. Solventa sus gastos por medio de la venta de los libros, y de tandas, donde se suscribe el interesado pagando una cantidad que equivaldrá a cinco títulos por adelantado, los cuales recibirá en cuanto termine la impresión.
La editorial, cuya razón social es Tusquets Editores, fue fundada en Barcelona, en 1969, por Beatriz de Moura, quien sigue siendo su directora. Actualmente cuenta con dos filiales: la primera en Buenos Aires, Argentina, y la segunda, que comenzó a funcionar en México desde 1996 y cuya directora general es Isabel Lasa. Desde su fundación, la editorial se ha caracterizado por la publicación de materiales relacionados con cuatro áreas específicas: literatura, arte, política y ciencia, y ha mostrado un interés particular por promocionar obras de escritores no sólo españoles, sino también de distintas nacionalidades. Desde sus inicios contó con distintas colecciones, algunas de las cuales aún persisten, como "Marginales", que fundamentalmente está dedicada a la poesía; "Andanzas", dedicada al ensayo, y "Metatemas", destinada a temas científicos. En años recientes ha lanzado al mercado algunas otras colecciones, como "Los cinco sentidos", dedicada al rescate de textos sobre distintas artes; "La flauta mágica", que se especializa en literatura, y "La sonrisa vertical", dedicada a la publicación de textos eróticos.
Año con año, la editorial convoca y promueve dos premios internacionales importantes: el Premio Comillas de Autobiografía, Biografía y Memorias en lengua española, y el Premio La Sonrisa Vertical, cuyo nombre nació de la colección de literatura erótica. Desde 1997 la editorial inició en nuestro país un nuevo proyecto que consite en la edición y promoción, en México exclusivamente, de algunas obras de escritores mexicanos.
Esta casa editora, ubicaba en Río Nazas 55-1, D.F., surge de uno de los proyectos editoriales más importantes, en lo que toca a la literatura mexicana, de la empresa Edición y Distribución Iberoamericana de Publicaciones (Ediapsa)*, fundada por el español Rafael Giménez Siles, asociado con Martín Luis Guzmán. Empresas Editoriales se inicia en 1944 (un año después de que Guzmán y Giménez fundaran la Editorial Nueva España). El propósito de esta nueva casa editora fue siempre la publicación de escritores mexicanos. Entre sus primeras colecciones se encuentra la serie titulada "El liberalismo mexicano en pensamiento y en acción", dirigida por Martín Luis Guzmán, con obras como Historia y política de México (1821-1882), de Ignacio Manuel Altamirano, editada en 1947.
Desde 1956, esta editorial fue promovida por la Agrupación de Editores Mexicanos. En 1964, Emmanuel Carballo fue designado consejero editorial. Comenta Carballo que Giménez Siles le ofreció y después puso en sus manos la dirección intelectual de Empresas Editoriales. En unos cuantos años, cuatro o cinco, hicieron él y Carballo, con el beneplácito de don Martín, libros distintos a los habituales: las autobiografías precoces de escritores jóvenes como José Agustín y Gustavo Sáinz, Carlos Monsiváis y Sergio Pitol, Salvador Elizondo y Vicente Leñero, Juan Vicente Melo y Juan García Ponce; las cartas, o mensajes, de los grandes maestros mexicanos a los jóvenes en posibilidades de seguir sus pasos, como las de Jesús Silva Herzog, Vicente Lombardo Toledano, Francisco L. Urquizo, Siqueiros, Antonio Caso, Ermilo Abreu Gómez; las obras literarias completas de José Revueltas... La colección de autobiografías se llamó: "Nuevos escritores mexicanos del siglo XX presentados por sí mismos".
Además, Empresas Editoriales publicó libros de autores como Martín Luis Guzmán, antologías como la de José Emilio Pacheco y la célebre colección "Un mexicano y su obra", con estudios críticos sobre la vida y obra de autores como Torres Bodet, Agustín Yáñez, Salvador Novo o Guzmán. También editó las Leyes de Reforma. Durante los años 60 la empresa marcó el paso en difusión y apoyó a las letras mexicanas. En 1964 publicó Toda la prosa, de Salvador Novo.
La editorial concluyó su labor en los años 70, pues no era costeable: no se vendía lo suficiente para mantenerla.
[Bisemanal de espectáculos, literatura y arte (1901-1909)]
EDITOR Y DIRECTOR: Manuel Caballero
DOMICILIO: Victoria 15, México, D.F.
PERIODICIDAD:
Con ilustraciones
Esta publicación contiene información cultural de todo tipo, referente a las artes escénicas en general, pero también material literario como poesía y cuento, dándole énfasis a la poesía del Modernismo*. A su vez, contiene información sobre el ambiente literario, teatral y operístico, sobre la Sociedad de Autores Mexicanos, la Arcadia Mexicana, la Sociedad "Manuel Gutiérrez Nájera", los diversos juegos florales, exposiciones, conciertos, así como sobre nuevas asociaciones literarias.
En el número 90, de febrero de 1902, en un texto firmado por Manuel Caballero y cuyo título es "Triunfo de «El entreacto»", se dice que en el cuarto número del periódico se lanzó el primer grito de protesta contra el Tratado de Propiedad Artística y Literaria entre España y México. El tratado fue denunciado por la publicación durante diez meses y finalmente no se concretó.
El 29 de junio de ese mismo año, el periódico anuncia su cambio de domicilio a la calle de la Estampa de San Andrés 3.
En 1905 aparece la sección informativa "Por los teatros", donde se mencionan las actividades en diversos escenarios. En el número del 3 de mayo de 1906 se publica el texto "Comienza el 6º año de «El entreacto»". Entre otras cosas, Manuel Caballero expresa que el 1º de septiembre de 1891, había publicado algunos números de El entreacto, pero que aquel ensayo duró poco. El autor afirma que esta publicación ha estado destinada a impulsar los espectáculos, pero también la literatura.
El 4 de abril de 1907 se anuncia "El primer número de «Revista Azul»". Se trata de una revista hecha por Caballero y que, según él, constituye la segunda época de la revista Azul*, aunque con pretensiones antimodernistas. Esta revista provocará la Polémica: Revista Azul*. Los números siguientes de El entreacto se encargarán de reproducir las protestas de los jóvenes inconformes con la nueva revista, pero también las contraprotestas y defensas. El 19 de mayo Caballero anuncia que la Revista Azul está en crisis por cuestiones administrativas, pero seguirá publicando "suplementos" de esa revista en El entreacto.
[Revista jalisciense de literatura. (1943)]
EDITORES: Arturo Rivas Sáinz y Juan José Arreola
DOMICILIO: Angulo 275, Guadalajara, Jalisco
PERIODICIDAD: mensual
Con ilustraciones
La revista Eos –cuyo nombre significa, en latín, "alborada", "aurora"- fue fundada por Arturo Rivas Sáinz y Juan José Arreola, quienes, por iniciativa de Rivas Sáinz, decidieron editar una revista en forma de libro, en la que destacara un trabajo principal.
El primer número vio la luz el 30 de julio de 1943. En él se publicaron "Hizo el bien mientras vivió", de Juan José Arreola; comentarios de Rivas Sáinz sobre la poesía de Rafael Alberti y cuatro compases de este último autor. En el segundo número, de agosto de 1943, se incluía "El payaso", de Noel Rivas Sáinz; sonetos de Navarro Sánchez y de Anzoategui, y "Santa Cruz", del historiador Fray Luis del Palacio. La entrega número 3, de septiembre de 1943, está dedicada al poeta jalisciense Manuel Martínez Valadez e incluye una antología poética de este autor, titulada "Del Villorrio Quieto". La cuarta y última entrega, de octubre de 1943, publica "Micaela", de Edmundo Báez; décimas de Arreola y un artículo sobre "La danza", de Paul Valéry.
En los cuatro números aparecieron dos secciones fijas: "Notas", compuesta por reseñas de libros de reciente aparición, y "Noticias", en la cual se daba información sobre mesas redondas, estudios, congresos, eventos y seminarios, tanto literarios como de otras áreas relacionadas con la cultura. Cada número incluyó ilustraciones de artistas plásticos reconocidos. La importancia de la revista en el ámbito literario mexicano radicó en que contaba con la participación de autores reconocidos y fue una de las primeras publicaciones donde Juan José Arreola se dio a conocer como escritor.
[(1940)]
DIRECTOR: José Bergamín, Josep Carner y Juan Larrea
SECRETARIO DE REDACCIÓN: Eugenio Imaz
DOMICILIO: Dinamarca 80, México, D. F
PERIODICIDAD: mensual
Con ilustraciones
Los primeros años de la década de los cuarenta fueron propicios para la aparición de muchas revistas españolas en México. La revista España Peregrina fue la primera publicación cultural de los intelectuales españoles exilados en América.
El origen de la revista se remonta a una reunión de intelectuales españoles que tuvo lugar en marzo de 1939 en París, sede en ese momento de la Junta Española de la Cultura. El "Círculo Cervantes", que dependía de la Junta, propuso crear un instituto que enfrentara los problemas propiciados por la falta de libertad cultural en España, y se acordó la creación de España Peregrina.
En esos años, México ofreció un refugio acogedor y seguro para los españoles que abandonaban su país con motivo de la guerra civil. El presidente mexicano Lázaro Cárdenas permitió el establecimiento en México de instituciones españolas, lo que facilitó el ingreso de los exiliados a los diversos ámbitos de la vida cultural mexicana, conservando su carácter propio a la vez. La Junta decidió entonces trasladar su sede a la ciudad de México. Sus actividades estaban encaminadas a apoyar a los españoles en el exilio.
España Peregrina establecía en su programa inicial los postulados que guiaban a la Junta: unir a los intelectuales españoles refugiados en todos los países de América; evitar la dispersión de su obra política, filosófica, científica, social o literaria. Asimismo, invitaba a todos aquellos que se manifestaban cercanos a la causa republicana a participar en la revista, sin importar su nacionalidad. Se creó la Casa de Cultura Española, que consolidó el establecimiento material, intelectual y cultural de los exiliados.
España Peregrina sirvió también como medio para establecer una corriente de colaboración con las instituciones culturales y centros de investigación y enseñanza de México y de los demás países de América.
La revista funcionó como órgano difusor de las ideas republicanas, como medio para dar a conocer la obra literaria, filosófica y política de los escritores refugiados de la época. Tiene un tono politizado y crítico, con artículos que se refieren en concreto a los problemas existentes en España a causa del franquismo.
Los textos que publica la revista son en su mayoría de exiliados o de víctimas del franquismo. Los géneros preferidos fueron poesía y ensayo crítico. Al final de cada número, aparecía invariablemente un artículo que anunciaba las actividades de la Junta de Cultura Española, además de una sección llamada "Memorias de Ultratumba", en donde se resumían las noticias más recientes de España bajo el gobierno de Franco.
Se publicaron nueve números de España Peregrina. La desaparición de la Junta de Cultura Española dio lugar a que la revista dejara de aparecer. Véase también Literatura del exilio español.*
[Revista mensual. (1946-1963)]
DIRECTORES: Manuel Andújar y José Ramón Arana
SECRETARIO DE REDACCIÓN: Jesús Vallina
DOMICILIO: Yucatán 34, colonia Roma, México, D. F
PERIODICIDAD: mensual
Con ilustraciones
Las Españas surge como una iniciativa de los exiliados españoles, quienes deseaban mantener la comunicación de sus ideas con el resto de los exiliados en América. La revista surgió en un momento en el que había un gran vacío en el ámbito de las publicaciones culturales del exilio en México, tras la desaparición de España Peregrina*, Romance* y Litoral.
La idea de crear Las Españas partió de Manuel Andújar y de José Ramón Arana, y fue concebida como publicación cultural republicana.
La enunciación de principios de la revista manifiesta la necesidad de tener un espacio para el intercambio de ideas y la retroalimentación artística y literaria, y un centro de reunión de las voces exiliadas en América. Se insistía en que la revista no tenía una inclinación literaria definida y que su intención era más política que artística.
La idea de integración nacional, sobre la que se iba a insistir y reflexionar en distintos números de la revista, constituyó uno de sus ejes vertebrales, junto con la necesidad de recuperar en el exilio la continuidad de la cultura española, dislocada primero por la guerra y luego por la dictadura franquista.
La revista tuvo a Antonio Machado como guía y sus aportaciones estuvieron presentes desde el primer número.
Entre las secciones importantes, se encontraba "Noticias de Las Españas", boletín de ocho páginas en formato más pequeño que la revista, con el que se buscaba mantener al día a los exiliados sobre lo que ocurría en la madre Patria.
Desde sus inicios, Las Españas contó con un presupuesto precario, por lo que su publicación fue discontinua, a pesar de la intención inicial de que fuera mensual. Véase también Literatura del exilio español.*
[Letras, Artes e Ideas de México. (1967-1969)]
DIRECTOR: Luis Spota
DOMICILIO: Parroquia 911, México, D. F
PERIODICIDAD: trimestral
Con ilustraciones
Espejo apareció durante el primer trimestre de 1967. En su declaración de principios, se expone que pretende reunir las diversas corrientes del pensamiento mexicano, con la finalidad de dar una imagen lo más objetiva y crítica posible sobre la realidad contemporánea. Asimismo, se publicarían textos sobre las más diversas áreas del conocimiento: ciencia, filosofía, economía, técnica, política, literatura y arte.
La revista trabajó todos los géneros literarios, aunque dio un énfasis particular a la narrativa y al ensayo.
Espejo tuvo algunas secciones fijas: "Letras", "Ideas", "Palabras", "Documentos" y "Panoramas", en esta última se referían los acontecimientos del trimestre en el cine, las artes plásticas, el teatro y la música. A partir del segundo número, al final de la revista aparece un resumen de los artículos con traducción al inglés y al francés.
El último número se publica a finales de 1969 y en él se hace una reseña de los distintos ámbitos de la cultura en la década de los sesenta.
Se llamó así al grupo integrado por cinco poetas mexicanos que en 1960 publicaron el volumen colectivo titulado La espiga amotinada, el cual reunía los siguientes libros: Puertas del mundo, de Juan Bañuelos; La voz desbocada, de Óscar Oliva; La rueda y el eco, de Jaime Augusto Shelley; Los soles de la noche, de Eraclio Zepeda, y El descenso, de Jaime Labastida. El prólogo al volumen común fue escrito por Agustí Bartra, quien un año antes había presentado un poema de cada uno de estos jóvenes en el suplemento La Cultura en México*. En él, Bartra afirma que la poesía de La espiga amotinada es, fundamentalmente, "una poesía de temas" que repudia el poema corto y el "juego estético" como finalidad en sí mismo. Y al referirse a las características del volumen común explica que "los cinco libros son como un largo poema estructurado por exigencias internas de unidad orgánica, como una gran imagen expandida que brota de experiencias" cuyo espíritu "se adhiere al destino del hombre".
Cada uno de los libros que integraron el volumen colectivo estaba acompañado de un prólogo en el que cada poeta manifiesta sus opiniones sobre el quehacer poético. Bañuelos llama a su prólogo Sobre la tierra y afirma que se inclina por una "poesía de visiones", por una poesía "profética" que persiga una "simultaneidad de tiempos o épocas para lograr una total experiencia del mundo". Por su parte, Oliva aclara que el "encargo social" del poeta es " la necesidad y la obligación que tiene (...) de expresar todas las emociones, tragedias, alegrías, esperanzas y luchas de la sociedad en que vive. Saber comprender las angustias y ansias de libertad del hombre contemporáneo, y decir todo esto, siempre desde el lugar mismo de los acontecimientos". En el prólogo a La rueda y el eco, Shelley aclara que cada poema es una pequeña odisea que no va más allá de lo cotidiano y que el mundo nunca es nuevo: lo que cambia es el oído que lo escucha y la voz de quien lo recrea. Mientras que en su prólogo Eraclio Zepeda cree que la poesía debe ser sencilla, sin rebuscamientos, pero portadora de una idea y de un sentimiento personal o colectivo. Finalmente, en su presentación, Labastida afirma: "Estoy por un arte que no olvide al hombre" y "Quisiera que una tarea nos fuese encomendada a los jóvenes: la transformación de una sociedad convertida en purgatorio".
La publicación de La espiga amotinada fue seguida, tiempo después, de una entrevista realizada por Elena Poniatowska a los cinco poetas en El Rehilete*, en agosto de 1961; en ella se confirma el carácter vanguardista del libro colectivo. Las opiniones de los propios autores respecto a su resolución por participar en los cambios del arte y la sociedad produjeron varias controversias entre sus críticos y lectores, desviando la atención de la obra hacia otros aspectos relacionados con sus posturas estéticas.
Cinco años más tarde, los integrantes de La espiga amotinada publicaron otro libro titulado Ocupación de la palabra (1965), esta vez editado sin prólogos ni comentarios preliminares. El volumen reúne los siguientes títulos: Escribo en las paredes, de Bañuelos; Áspera cicatriz, de Oliva; Hierro nocturno, de Shelley; Relación de travesía, de Zepeda, y La feroz alegría, de Labastida. De acuerdo con los especialistas, el título de este libro es, en sí, un manifiesto, en la medida en que subraya la misión que debe tener la palabra, entendida por sus autores como signo poético, como poesía. En general, en este libro la posición del grupo frente al papel del arte y la poesía no presenta grandes cambios respecto a lo expuesto en 1960 y, al igual que La espiga amotinada, fue seguido de una entrevista realizada a los escritores por Thelma Nava y Miguel Donoso Pareja, editada en El Gallo Ilustrado* en agosto de 1965. El grupo, ahora disperso, tuvo un importante papel dentro de las letras mexicanas, particularmente en la obra de poetas jóvenes. Sus miembros continúan publicando y colaboran de forma independiente en distintos órganos culturales del país.
[Cuaderno de notas. (1947-1953)]
EDITORES: Carlos Arenas G., Francisco Ayala, Ezequiel Calderón, Alfonso Espitia, Salvador Molina, Xavier Tavera, Ramón Martínez Ocaranza
DOMICILIO: Madero poniente No. 351, Morelia, Michoacán
PERIODICIDAD: Irregular
Con ilustraciones
La Espiga y El Laurel es considerada una de las más importantes empresas editoriales de la primera mitad del siglo XX en Michoacán. El primer número aparece en julio de 1947, por iniciativa de un grupo de estudiantes de la universidad conocido como la Generación de La Espiga y El Laurel*.
Esta fue la segunda de una serie de publicaciones derivadas de la iniciativa de este grupo de intelectuales. El antecedente inmediato fue el periódico estudiantil "Letras nicolaítas", publicado por Alfredo Espitia y Ezequiel Calderón, entre otros, durante los años de la preparatoria.
Al terminar La Espiga y El Laurel, algunos integrantes del grupo se dispersaron. Alfonso Espitia, Salvador Molina y Carlos Arenas continuaron con una hoja de literatura que denominaron La cigarra. De esta breve publicación aparecieron cuatro números. En ella publicaron principalmente los propios editores, y sirvió de puente para dar a luz la revista El Centavo*.
La Espiga y el Laurel tuvo 19 números con periodicidad irregular. El último fue un número triple correspondiente a enero, febrero y marzo de 1953. El número 20 se quedó en la imprenta. A decir de Alfonso Espitia, un malentendido orilló al grupo a cejar en su esfuerzo.
La revista tuvo la sección "Notas", firmada por distintos miembros del Consejo editorial. Esta sección estaba dedicada a reseñar libros. "Cine intemporal", a cargo de Alfonso Espitia, contenía comentarios sobre películas de reciente estreno en el país.
Fue editada en tamaño media carta. En la portada aparece el nombre de la revista y, al lado, una viñeta. Debajo de la viñeta, el número. En la parte inferior se ubica el índice.
La revista fue subvencionada con dádivas y cooperaciones de amigos. Eventualmente se obtenía ayuda económica del gobierno del estado, a través del Museo Regional Michoacano del Instituto Nacional de Antropología e Historia. La Espiga y El Laurel, como editorial, publicó un solo libro: Constelación menor, de Juan Rejano.
[Revista Literaria de México. 1956-1960]
DIRECCIÓN: Alí Chumacero, Alfredo Hurtado, José Luis Martínez, Elías Nandino y Carlos Pellicer
EDITORES: Elías Nandino y Alfredo Hurtado
DOMICILIO: Revillagigedo 108-202, México, D. F
PERIODICIDAD: trimestral
Con ilustraciones
Elías Nandino, quien tuvo a su cargo los últimos 10 números, dio nombre a la revista. Cada ejemplar dedica importantes espacios al ensayo literario, la poesía, el cuento, la crítica y, en ocasiones, el teatro. La meta de la publicación se expresa en las "Palabras preliminares" de la revista (primer número, primavera de 1956). Se trataba de reunir, sin distinciones, a los escritores mexicanos. La única razón para publicar (o no) sería la calidad de los textos. Los directores de esta revista deseaban también apoyar a aquellos jóvenes que se iniciaban y mostraban interés por la literatura. Otro de sus propósitos fue incorporar colaboraciones del extranjero y distintos estudios sobre la situación de la literatura, las artes y la filosofía de otros países (principalmente de habla hispana), con el fin de ser un medio informativo para sus lectores y un lazo de unión con los pueblos del continente hispánico.
Respecto de la labor crítica de Estaciones, sus editores afirmaban que se realizaría con honradez literaria. Estaban lejos del sarcasmo mal intencionado.
Con el número 5 (primavera de 1957), se unen a la dirección de la revista Salvador Reyes Nevares y Enrique Moreno de Tagle. Andrés Henestrosa y Elías Nandino editaron los números 11 y 12. Desde el número 13 hasta el 20, la dirección fue sustituida por un Comité de redacción, donde aparecieron, entre otros, los nombres de Francisco Cervantes, Juan Vicente Melo, José Emilio Pacheco, Sergio Pitol, Elena Poniatowska y Gustavo Sáinz. En estos números Alí Chumacero fungió como jefe de redacción.
En lo que se refiere a las secciones fijas, a partir del segundo número se incluye "Libros recibidos", donde se comentan obras de reciente publicación; en el séptimo número esta sección cambia de nombre y se llama "Bibliografía", pero en la octava entrega retoma su nombre original para, finalmente, en el noveno, llamarse "Notas bibliográficas", y vendrá acompañada por la sección "Revistas recibidas".
En la edición del verano de 1957 surge el suplemento "Ramas Nuevas", dirigido por un grupo de escritores jóvenes: José Emilio Pacheco como coordinador y como colaboradores Carmen Alardín, Francisco Cervantes y J. Antonio Navarrete, entre otros. En el encabezado del suplemento se afirma que dicha sección está destinada a la producción de los nuevos escritores y que el único requisito es la calidad. A partir del número ocho de la revista, Carlos Monsiváis se incluyó en la coordinación de "Ramas Nuevas", que en el número 9 dejó de llamarse así y apareció con la simple denominación de "Suplemento", y a partir del número 10 se tituló "Laberinto 14", donde ya no aparecían coordinadores, sino "responsables": Carlos Monsiváis y Lazlo Javier Moussong. La trascendencia de "Ramas Nuevas" consistió en haber fusionado a jóvenes de distintos grupos que no habían podido publicar; en ella aparecieron también estudios críticos sobre escritores reconocidos.
En las páginas de Estaciones se publicaron por primera vez ensayos, cuentos, poemas y artículos críticos de reconocidos escritores. En algunas entregas aparecían suplementos especiales dedicados a una materia.
Estaciones fue la primera revista en ocuparse del pintor José Luis Cuevas, por ejemplo, reproduciendo ensayos de críticos tanto nacionales como extranjeros sobre su pintura. También se publicaron estudios sobre poesía y teatro de Xavier Villaurrrutia, así como un fragmento de su cuaderno de apuntes. La revista ocupó un lugar importante dentro del campo de la traducción. Cada una de las portadas se ilustró con viñetas de artistas reconocidos.
Con el número 20 (invierno de 1960) finalizó la publicación de Estaciones. La intención era entregar la dirección de la revista a autores jóvenes. El nuevo director debía ser Gustavo Sáinz, uno de los últimos autores en llegar al suplemento, pero la publicación murió antes de que Sáinz tomara el cargo.
[Revista de cultura (1945-1960)]
Su contenido abunda en ensayo, crítica literaria y poesía. También incluye filosofía e historia. El primer número se imprimió en agosto. La revista le da importancia al conocimiento integral del pasado y a las pretensiones de afirmar nuestra nacionalidad. En el número dos, la revista se abre con la sección "Tesoro artístico potosino". También se incorpora la sección "Bibliografía", donde se analizan libros de reciente aparición. El último número de cada año incluye un índice alfabético de los cuatro números publicados durante el año.
Desde el número 25, de enero-marzo de 1953, la revista reduce la cantidad de páginas, pero conserva su calidad. El número 50, de abril-junio de 1959, se inicia con el texto "Bodas de oro de «Estilo»", donde se habla de la subsistencia de la revista cultural, doce años y tres mil páginas, sin anuncios ni prebendas, más una docena de libros editados.
Movimiento literario que surgió en la ciudad de México en la segunda década del siglo XX. En diciembre de 1921, Manuel Maples Arce (Jalapa, 1900-1982), principal representante del Estridentismo, formalizó la aparición de esta escuela con la publicación de Actual No. 1, Hoja de Vanguardia, Comprimido Estridentista de Manuel Maples Arce. La hoja fue impresa en la Escuela de Huérfanos, en papel velin de colores. Esta hoja consta de un prólogo, catorce puntos que conforman el manifiesto y una fotografía en primer plano del autor. Dentro del prólogo se incluyen algunos slogans en tono irónico como: "Muera el Cura Hidalgo", "Abajo San Rafael-San Lázaro", "Chopin a la silla eléctrica". El contenido de los catorce puntos del manifiesto gira alrededor de temas como la verdad estética, la técnica poética, la emoción, la crítica a los ismos, la sinceridad del escritor, crítica a los periódicos amarillistas, la necesidad del cosmopolitismo, entre otros.
Se publicaron dos números más de Actual en los que figuraron colaboradores que, por su tendencia novedosa, eran significativos para Maples Arce. Maples Arce opinaba que la estrategia conveniente era la de la acción rápida y la subversión; había que ir a la calle y torcerle el cuello al doctor González Martínez.
El 1º de enero de 1923, en la ciudad de Puebla, se dio a conocer el segundo manifiesto estridentista, impreso en papel affiche de colores. En él se difundía la aversión del movimiento hacia los ídolos populares, el odio a los panegiristas sistemáticos y a la necesidad de defender a una juventud deslumbrada por catedráticos oficialistas. Se pretendía atraer la atención de los jóvenes y renovar la expresión lírica. El manifiesto comenzaba con una justificación, seguida de una parte punitiva que consistía en una revisión de valores, y terminaba con estas frases: "¡Feliz Año Nuevo. Viva el mole de guajolote!". Además de los nombres de Manuel Maples Arce y Germán List Arzubide, al calce, aparecen los de Salvador Gallardo, Moisés Mendoza, Miguel N. Lira, entre otras doscientas firmas.
El 12 de julio de 1925, en Zacatecas, Salvador Gallardo, Guillermo Rubio, Adolfo Ávila Sánchez y Aldeguldo Martínez lazan el tercer manifiesto, que retoma a los dos anteriores y no presenta innovaciones, salvo haberse lanzado en otro punto geográfico del país. El cuarto manifiesto, titulado “Chubasco estridentista”, fue lanzado por el Congreso Estudiantil de Ciudad Victoria, Tamaulipas, que se adhirió al Estridentismo. En este manifiesto se publica una antología de los textos más sobresalientes que hasta esa fecha había dado a conocer el movimiento estridentista.
El movimiento se instaló en Donceles 69, taller del pintor Huberto Ramírez. Además, un miembro del grupo, Arqueles Vela, nombró "Café de Nadie" al ya existente Café Europa, situado en la calle de Jalisco 160 (hoy avenida Álvaro Obregón), donde se llevaron a cabo diversos actos culturales.
Los acontecimientos políticos de los años posrevolucionarios, la pugna entre carrancistas y obregonistas, fueron telón de fondo para el grupo, que irrumpió en las letras mexicanas con gran escándalo y estridencia por medio de sus nuevas propuestas estéticas y sociales. De ahí que tomara el nombre de "Estridentismo".
Se declaró como movimiento de vanguardia, con intenciones de desenmascarar a los "intelectuales de la dictadura". Su objetivo principal consistió en difundir entre la juventud mexicana las ideas y los nombres de los escritores de otros países vinculados con el movimiento de vanguardia.
Esta escuela demandó la renovación de la poesía mexicana mediante rupturas formales, temáticas y de actitud con el Modernismo* y el Posmodernismo*. Sus principales influjos fueron el ultraísmo español, fundado por Guillermo de Torre (España 1900-Argentina 1971) y el futurismo iniciado en Venecia por Francisco T. Marinetti.
El Estridentismo no solamente abarcó la poesía; también extendió su presencia a la prosa. Algunos de sus miembros escribieron novelas y ensayos con las características que el movimiento preconizaba.
También les fueron familiares tendencias como el creacionismo del chileno Vicente Huidobro, los juegos verbales del cubano Mariano Brull y la poesía del peruano César Vallejo.
El Estridentismo proponía un mundo urbano caracterizado por celebrar la acción por venir. Fue un movimiento iconoclasta que reflejó en casi todas sus producciones el culto a las máquinas, los productos industriales, las nomenclaturas técnicas, los motores, las hélices, los aeroplanos, los cines, los automóviles.
Su propuesta estética está asociada a la velocidad del lenguaje, la pasión, la renovación de la imagen con el uso de metáforas yuxtapuestas. Combinó la poesía del laboratorio con la poesía joven de tema socialista. Su acción estaba dirigida hacia la organización obrera y sindicalista. Los estridentistas no se limitaron a cuestiones de estética y lenguaje, sino que también se ocuparon de asuntos de índole social.
Los jóvenes que se afiliaron a este movimiento, conocían la revolución literaria europea. Hablaban del dadaísmo, de los “clamores equilibristas de Tristan Tzara, las carcajadas inconexas de Apollinaire y de Max Jacob".
Los estridentistas fueron enemigos de los Contemporáneos*, pues no coincidían con la estética pasiva y elitista de ese grupo. En 1925 se entabló una batalla periodística entre el Nuevo Ateneo de la Juventud y Maples Arce, este último con publicaciones en El Universal Ilustrado, bajo la dirección de Carlos Noriega Hoppe, quien desde el inicio se mostró interesado en el movimiento y fue un importante impulsor del pensamiento estridentista. Es famosa la Polémica: 1925* en torno al carácter de la nueva literatura mexicana.
A los miembros del Nuevo Ateneo, Maples Arce los llamaba "aguachirles literarios" o "lamecazuelas". No obstante, Novo colaboró en Actual, antes de que se formara el grupo de los Contemporáneos, con un poema denominado "Aritmética".
Además de Maples Arce, fungieron como representantes del movimiento Germán List Arzubide, Salvador Gallardo, Manuel N. Lira, Luis Quintanilla y Arqueles Vela.
El movimiento no se circunscribía a lo literario; también proliferó en la plástica, la escultura y la música. Entre los pintores más destacados estaban Diego Rivera,
Ramón Alva de la Canal, Jean Charlot, Leopoldo Méndez y Fermín Revueltas. Las máscaras estridentistas eran creación de Germán Cueto. Luis Felipe Mena, Miguel Aguillón Guzmán, Ignacio Millán y Gilberto Bosque también formaron parte del grupo.
Los estridentistas organizaron actividades artísticas en el Café de Nadie. La más famosa fue la presentada el 12 de abril de 1924, cuando Arqueles Vela expuso un capítulo de su libro Café de Nadie y se leyeron poemas de Maples Arce, List Arzubide, Salvador Gallardo, Humberto Rivas, Luis Ordaz Rocha y Miguel Aguillón Guzmán. Además, se expusieron cuadros de Fermín Revueltas, Leopoldo Méndez, Jean Charlot y Xavier González, máscaras de Germán Cueto, esculturas de Guillermo Ruiz y música estridentista.
En honor de Huitzilopoxtli, José Juan Tablada dio una velada estridentista en el salón de actos del Museo Nacional.
Además de los manifiestos estridentistas, el grupo publicó en la colección Horizonte: Andamios interiores y Poemas interdictos, de Manuel Maples Arce; Un crimen provisional y El café de nadie, prosas de Arqueles Vela, y El movimiento estridentista, recuento histórico de List Arzubide. La Editorial Botas* editó Urbe, super poema bolchevique en 5 cantos, de Maples Arce, que fue traducido al inglés por John Dos Passos; Avión, de Quintanilla; Esquina, de List Arzubide, y Pentagrama eléctrico, de Salvador Gallardo.
El movimiento contó con otros órganos de difusión, además de la Hoja de Vanguardia Actual. En Puebla, Germán List Arzubide editaba la revista Ser. A través de ella, se declaró afiliado al movimiento estridentista. Ser, Revista Internacional de Vanguardia, fue una publicación mensual, con representación en la ciudad de México a cargo de Gilberto Bosques y Miguel Aguillón Guzmán.
En la ciudad de México, a raíz de las pláticas de café sostenidas entre Maples Arce y Arqueles Vela, surgió el proyecto de la revista Irradiador, bajo la dirección de Manuel Maples y Fermín Revueltas. De esta publicación, según Luis Mario Schneider, no se conserva ningún ejemplar de los tres que, se cree, aparecieron.
El movimiento estridentista tuvo corta vida. Para 1925, el grupo comenzó a diluirse con la salida de Manuel Maples Arce de la ciudad de México para asumir un cargo público en el Gobierno del Estado de Veracruz. No obstante, bajo los auspicios del gobierno del estado, en 1927 se publicó la revista Horizonte*, último aliento del movimiento, dirigida por Germán List Arzubide.
Maples Arce impulsó, desde su cargo público en el Gobierno del Estado de Veracruz, actividades editoriales como la Biblioteca Popular, donde aparecieron, entre otros textos, los ensayos de Rafael Nieto sobre el petróleo y la novela Los de abajo, de Mariano Azuela.
[Filosofía. Historia. Letras. Revista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (1984- )]
CONSEJO EDITORIAL: Julián Meza (coordinador), Luis Astey, José Ramón Benito, Carlos de la Isla, Reynaldo Sordo, Rodolfo Vázquez y Ramón Zorrilla
DOMICILIO: Río Hondo 1, San Ángel, México, D. F
PERIODICIDAD: semestral
El propósito de la revista Estudios es ser un órgano de expresión de los maestros e investigadores del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y, en particular, de aquellos dedicados al estudio de la filosofía, la historia y las letras.
Para el número 3, Julián Meza es nombrado director de la publicación (puesto que ocupa hasta la fecha). Esta entrega también trae consigo el ingreso de diversos profesores del Instituto al Consejo editorial. En el siguiente número (primavera de 1986), la revista deja de ser semestral y desde entonces las entregas se hacen trimestralmente, conforme a las estaciones del año.
Desde el primer número (octubre de 1984), y hasta la entrega 23 (invierno, 1990), la revista se dividió en varias secciones fijas: "Textos", "Coloquios y conferencias", "Traducciones", "Notas" y "Reseñas". Durante este periodo también se incluyeron, aunque ocasionalmente, un apartado que publicaba la correspondencia que llegaba a la revista, y la sección "Documentos". A partir de la entrega 24 (primavera, 1991), la revista sólo conserva "Textos", "Notas" y "Reseñas", además de que presenta un cambio en el formato.
Si bien se combina la publicación de textos de filosofía, historia y letras, este último rubro ha desempeñado un lugar importante, sobre todo en la traducción de textos de autores extranjeros. La revista también le ha dedicado un importante espacio al ensayo, a la crítica literaria, a las notas y a las reseñas sobre libros de actualidad pertenecientes al terreno de la literatura. Asimismo, en ella han colaborado maestros, críticos y escritores que no pertenecen al ITAM.
[(1950-1989. Tres épocas)]
DIRECTOR: Adalberto Navarro Sánchez
DOMICILIO: Contreras Medellín 634, Guadalajara, Jalisco
PERIODICIDAD: irregular
Con ilustraciones
En marzo de 1950, surge una de las revistas más duraderas en la historia literaria de este siglo en el estado de Jalisco.
La revista se publicó a lo largo de tres épocas. La primera abarcó de enero de 1950 a junio de 1963; la segunda se inicia con el número de enero-marzo de 1966 y termina en diciembre de 1977; la tercera comienza en abril-junio de 1985 y acaba en 1989.
Durante la primera época se publicaron 34 números de Et Caetera. El objetivo de la revista será unir el pensamiento de los escritores contemporáneos, dice Adalberto Navarro Sánchez, por aquello que tienen en común: el afán por actualizar los viejos principios o echar mano de lo actual.
La revista incluyó profusos estudios sobre la obra plástica de reconocidos artistas. Es la única revista de la época que se aboca al análisis de la obra de Mathias Goeritz. También se revisa la pintura y la escultura de Henry Moore, las las obras de José María Mares, de Félix Zárate, de José María Uriarte y de José María Zepeda Estrada. Del número 15 al 20 se publica un "Ensayo crítico sobre las Bellas Artes en Jalisco", de José G. Zuno, donde se analizan la pintura y escultura desde la época prehispánica hasta la independiente. Se incluyen estudios sobre Orozco, el Dr. Atl y muchos otros artistas plásticos.
En la segunda época de la revista se publicaron 34 números. El primero apareció en enero de 1966 y el último en diciembre de 1977.
Las ilustraciones en esta ocasión son de Mathias Goeritz, Adolfo Preciado Solís, José María Servín, Alfonso de Lara Gallardo, Ricardo Baeza, Alfonso Mario Medina y otros. También se publicaron dibujos de Kafka.
Et Caetera reaparece en una tercera época, a partir de abril-junio de 1985. Fiel a los principios establecidos en 1950, Adalberto Sánchez Navarro da lugar a los jóvenes y persiste en su profesionalismo. La revista dejó de salir tras la muerte de Adalberto Sánchez Navarro. El último número se publicó en 1989.
[Revista de Crítica. (Agosto-noviembre, 1932)]
DIRECTOR: Jorge Cuesta
DOMICILIO: Tampico 8, México, D. F
PERIODICIDAD: mensual
En 1932, el grupo original de Contemporáneos*, aglutinado bajo la publicación que llevaba el mismo nombre, se había desbandado. Xavier Villaurrutia y Jorge Cuesta estaban en el Departamento Editorial de la Secretaría de Educación Pública (SEP)* y José Gorostiza era Jefe de Bellas Artes. Algunos otros miembros se encontraban en misiones diplomáticas. Con la relativa seguridad que les otorgaban estos cargos, se comenzó otro proyecto editorial: Examen.
Aparecieron sólo tres números: en agosto, septiembre y noviembre de 1932. Jorge Cuesta fue el director de la publicación.
Se definió en su primer número como revista mensual de literatura. El énfasis estaba puesto sobre la crítica literaria en forma de ensayos y reseñas. Hubo algunos textos de poesía y de prosa narrativa.
El proyecto, sin embargo, no progresó. Vino a ser blanco de la crítica por la publicación en los primeros dos números de algunos capítulos de la novela inédita Cariátide, de Rubén Salazar Mallén.
En el órgano del Partido Comunista, llamado El Machete, se publicó una nota en la que se criticaba severamente esta novela, por considerar que el autor trataba de manera inadecuada la imagen de los militantes comunistas a través de sus personajes. Se escribió que "en su prosa zafia y cojitranca como él [Salazar Mallén] narra y fantasea sobre algunos episodios de nuestras actividades. Advenedizo, cree tener la suficiente severidad de juicio para dogmatizar sobre nosotros".
Pero esto no fue todo. Un periodista del diario Excélsior pide la consignación de la revista por "la libertad de lenguaje" en la que se permitía incurrir. La crudeza del léxico reflejaba, según él, un ambiente de degeneración social y remitía a hechos que ofendían los valores humanos y la moralidad pública.
Los diarios El Universal, El Nacional y La Prensa desataron una campaña contra los colaboradores de Examen, que fueron acusados de procacidad, cinismo y faltas a la moral.
El Universal Gráfico destacó, el 20 de octubre de 1932: "... el vanguardismo está siendo adulterado para beneficio de ciertos retrocesos, no sólo intelectuales. Ahora frente al cargo de afeminamiento que se lanza a cierta literatura de importación, esgrimen como desagravio cierto machismo que no despista. Porque no es ese un machismo mexicano de revolución, de sangre, de sudor masculino y lucha cruel que son aspectos de nuestra vida, sino que emplea vocablos de un reducido círculo ante el peladismo".
La campaña que se desató en contra de los colaboradores de la revista culminó con la renuncia de Samuel Ramos, José Gorostiza, Xavier Villaurrutia, Jorge Cuesta y Carlos Pellicer a sus puestos en la SEP.
Jorge Cuesta y Salazar Mallén fueron llevados a los tribunales y obtuvieron una sentencia absolutoria.
El tercer y último número de la revista (con fecha del 20 de noviembre) se dedicó casi íntegramente a la exposición del conflicto. Se publicó una sección titulada "La consignación de Examen", en la que Alejandro Quijano, Enrique González Martínez, Xavier Icaza, Mariano Azuela, Bernardo Ortiz de Montellano, Julio Torri, Eduardo Colín y otros contestan una misiva, atendiendo a una petición de Jorge Cuesta, en la que apoyan a la revista, al director y a Salazar Mallén. Azuela, por ejemplo, afirma que “una obra de arte no es moral ni inmoral. Como toda creación, no está sujeta sino a sus propias leyes”.
Cuesta defiende la libertad de expresión y define en ese tercer número el carácter de la revista: "impopular, de corto tiraje (mil ejemplares) y hecha por y para 'personas inteligentes', declaradamente minoría". Esto exacerbó aún más a la crítica. Examen tuvo que ser suspendida.
Los tres números se realizaron en la Imprenta Mundial. Examen también fungió como editorial; anunció libros como Cariátide y Complot, dos novelas de Salazar Mallén; Sonetos Morales, de Jorge Cuesta; Edipo, de André Gide; Tifón, de Joseph Conrad, y Lota de loco, de Salvador Novo.
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