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GACETA DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, LA
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GACETA DEL FONDO DE CULTURA ECONÓMICA, LA

[(1954- )]

RESPONSABLE: Arnaldo Orfila Reynal

DOMICILIO: Apartado postal 25975, México, D.F.

PERIODICIDAD: mensual

En la primera etapa de la publicación de La Gaceta no se incluyó ninguna presentación o exposición de motivos. Al parecer se constituyó como un vehículo de difusión de las actividades llevadas a cabo por la casa editorial, así como para dar a conocer publicaciones en marcha, ediciones recientes y proyectos.

En la última página del primer número de La Gaceta, publicado en septiembre de 1954, aparece un recuadro donde se anuncia la celebración del vigésimo aniversario de la editorial Fondo de Cultura Económica (FCE)*. En este primer número, se anuncia la inauguración del nuevo edificio y los festejos que tendrán lugar. La Gaceta publica extractos de libros editados por el FCE y colaboraciones.

En el número 2, de octubre de este mismo año, Juan José Arreola hace una detallada crónica respecto de lo que fue la celebración del aniversario de la editorial y la puesta en marcha de las nuevas instalaciones. En este número aparece como responsable de la publicación el director del Fondo, que por entonces era Arnaldo Orfila Reynal. La publicación fue, inicialmente, de gran formato, pero su tamaño ha variado en numerosas ocasiones. La Gaceta se ha publicado siempre a dos tintas. El nombre de la publicación y las cabezas y subcabezas de los artículos se presentaban en color, y éste variaba mes con mes.

A partir del número 2, aparece una sección llamada "Balcón", que se prolongaría a lo largo de la primera época de La Gaceta. Este espacio, a cargo de la redacción, estuvo dedicado a publicar correspondencia, anuncios, felicitaciones y todo tipo de comunicados referentes al mundo literario. Desde el segundo número se incluyó, al final de la revista, una página que anunciaba las novedades editoriales. Esta sección, razón de ser de La Gaceta, existe hasta la fecha.

En esta primera época se editaron de manera discontinua algunos suplementos bibliográficos que anunciaban las publicaciones ofrecidas por el Fondo.

A partir del número 55, de marzo de 1959, apareció como jefe de redacción Emmanuel Carballo. La publicación seguía bajo la coordinación de Orfila Reynal.

El primer número doble fue el 99-100 de noviembre-diciembre de 1962. En él aparece un recuento de La Gaceta, titulado: "El mundo visto desde 100 Gacetas", donde se informa a los lectores sobre el total de temas tratados en cada uno de los 100 números aparecidos hasta entonces.

A partir de este número hay cambios en la primera de forros. En adelante, se utilizarán fotografías y distintos recursos tipográficos que hacen más atractivas las portadas. Aparece un índice lateral que posteriormente será enviado a la parte inferior de la página.

A partir del número 107, de julio de 1963, Héctor Flores Aguilar es el redactor y está a cargo de la administración. Tres años después la revista cambia nuevamente el formato. En el número 137, de enero de 1966, de tabloide pasa a tamaño oficio y se convierte en una publicación de 16 páginas. A partir de esta entrega, el director de la revista es Salvador Azuela, director también de la casa editorial.

En el número 139, de marzo de 1966, desaparece del directorio Flores Aguilar y queda únicamente Salvador Azuela. Un año más tarde, en el número 150, de febrero de 1967, Antonio Magaña Esquivel es el nuevo jefe de redacción.

Como se dijo, entre 1954 y febrero de 1967 el formato varió en una ocasión: de tabloide a oficio. Sin embargo, no se identificó como cambio de época. Se continuó con la numeración. Además, hasta febrero de 1967 se publicó la sección "Balcón" y la línea editorial fue prácticamente la misma.

En marzo de 1968, el formato se reduce a media carta. En la dirección continúa Salvador Azuela. El cambio de formato, en este caso, significó también un cambio de época. Según se lee en la portada, este número, que es el 1 en la nueva cuenta, pertenece a la tercera época.

Después de 14 años de publicarse La Gaceta, en este primer número de la tercera fase aparece la primera nota editorial de presentación. En ella se dice que se ha realizado una revisión a conciencia de la publicación que se verá reflejada en la nueva propuesta. El FCE, dice, desea actualizar sus medios expresivos y enriquecer los contenidos. Se invita a los autores a colaborar.

A partir de entonces, "Balcón" dejó de aparecer y en su lugar se fundaron dos secciones: "Notas" y "Reseña de libros". La revista duplica el número de páginas: ya no son 16, sino 31. En el directorio de esta tercera etapa aparecen Jorge Silva Izazaga como coordinador y Ernesto Lehfeld en el diseño.

Las secciones desaparecen a partir del número 5, de julio de 1968. Desde la entrega 15, el directorio cambia. El coordinador es ahora Roberto Cabral del Hoyo, y en la redacción aparece Luis Adolfo Domínguez.

Este formato llega a su fin en diciembre de 1970. Se anuncia la llegada de un nuevo director del Fondo. En el número doble 35-36, de enero-febrero de 1971, se habla de una nueva época del FCE. Tomó posesión como director Antonio Carrillo Flores. El formato se convirtió nuevamente en oficio. En este número se presenta la "nueva época". Se dice que la revista seguirá siendo el medio de información de las actividades y novedades editoriales de la casa.

El nuevo director de la revista es Jaime García Terrés. Se inicia una sección llamada "Litoral", que ocupa, a manera de columna, el extremo derecho de las páginas pares. García Terrés vería aparecer, bajo su dirección, los números 100 y 200 de esta "nueva época". En el número 200, de agosto de 1987, se celebran los 53 años de la editorial.

Jaime García Terrés fue director de la revista durante cuatro administraciones del FCE. El primer número que dirige es el de enero de 1971, con Antonio Carrillo Flores a la cabeza de la editorial. Seguirá con la responsabilidad de La Gaceta en los periodos de Francisco Javier Alejo (1972-1976), José Luis Martínez (1976-1982) y al asumir él mismo la dirección del FCE (1982-1988).

Con Jaime García Terrés como director de la revista, la Secretaría (después consejo) de redacción experimentaría numerosos cambios. Adolfo Castañón formó parte de La Gaceta a partir de octubre de 1976, y permaneció, en esta primera ocasión, sólo cuatro números. Le siguió Marcelo Uribe, quien entró en septiembre de 1977 y se mantuvo hasta abril de 1982. A partir del número 135, de marzo de 1982, el secretario de redacción fue David Huerta; el último número en el que aparece su nombre es el de diciembre de 1983.

En enero de 1984, la Redacción es ocupada nuevamente por Adolfo Castañón. En el número 159, de marzo del mismo año, José Luis Rivas y Rafael Vargas se agregan a la lista del Consejo. En 1986 entra Jaime Moreno Villarreal; en Junio de 1987, en el número 198, aparece el nombre de Daniel Goldin; en agosto de 1987 sale Rafael Vargas y se integra Christopher Domínguez Michael. A partir de febrero de 1988 forma parte de la Redacción Julio Hubard y en abril del mismo año se integra Francisco Hinojosa.

Una vez más, en enero de 1989, cambia el formato. De oficio se reduce a tamaño carta y la portada es presentada en papel couché. El diseño de la primera de forros cambia.

A partir del número 218, de febrero de 1989, el director es Enrique González Pedrero, quien había asumido la dirección de la editorial a finales del año anterior. El Consejo de redacción sufre cambios mínimos.

Desde el número 231, de marzo de 1990, el director es Miguel de la Madrid Hurtado, quien permanece hasta la fecha. Con este último cambio desaparece la sección "Litoral" y se crea una nueva, llamada "A campo traviesa", que continúa hasta ahora.

En el número doble de septiembre-octubre de 1992, Francisco Hinojosa aparece como jefe de redacción y el Consejo se incrementa con nombres de escritores de otros países. Con este cambio en la Jefatura de redacción, el diseño de la portada sufre nuevas variaciones, principalmente en la tipografía y la distribución de elementos.

En abril de 1994 asume la Jefatura de redacción Tedi López Mils y Francisco Hinojosa pasa a formar parte del Consejo.

Debido a la expansión de la editorial, el ámbito de interés temático es amplio. No obstante, la literatura ha ocupado un lugar privilegiado tanto en el FCE como en las páginas de La Gaceta, en las que se han publicado escritos de las más prestigiadas plumas nacionales e internacionales.

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GACETA POLITÉCNICA
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GALLO ILUSTRADO, El
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GALLO ILUSTRADO, El

[Literatura. Ciencias. Artes plásticas. Teatro. Cine. (1962- )]

DIRECTOR: Alberto Beltrán

JEFE DE REDACCIÓN: María Luisa Mendoza

DOMICILIO: Basilio Badillo 9, México, D. F

PERIODICIDAD:

Con ilustraciones

Incluido en las páginas dominicales del diario El Día, fundado por Enrique Ramírez y Ramírez y editado por la cooperativa Publicaciones Mexicanas S.C.L., El Gallo Ilustrado aparece el 1º de julio de 1962, es decir, el primer domingo después de la aparición del periódico. En cuanto a su título, Alberto Beltrán comenta que se inspiró en varias cosas: el heraldo del nuevo día, El Gallo Pitagórico y El hombre ilustrado, de Ray Bradbury.

Sus objetivos son recoger la orientación popular, democrática, revolucionaria y nacional de la cultura. A su vez, se insiste en reflejar con mayor frecuencia las formas de la cultura popular, así como en procurar mantener al suplemento atento a los problemas de la cultura "viva" y reforzar la denuncia de la "cultura belicista".

El primer número, monográfico, arrancó con un poema inédito de Carlos Pellicer. Muchos números tendrán un carácter monográfico. Así, el sexto está dedicado a Octavio Paz. El número 18 está dedicado, sobre todo, al tema de la muerte en la literatura mexicana. Hay temas monográficos dedicados a la cultura de diversos países de Europa y del Extremo Oriente, así como a la poesía proletaria, a la poesía negra, entre muchos otros temas.

A fines de 1962 se incorpora la sección "Pantalla", a cargo de Salvador Elizondo, con temas sobre todo de cine. En 1963 se incorporan "La crítica", a cargo de María Luisa Mendoza y Manuel González Casanova, y "La rosa de los vientos", sobre temas literarios, por Demetrio Aguilera Malta. En 1972 aparece la sección "Las letras al día", por Edmundo Valadés. Más tarde "Libros y antilibros", por Efraín Huerta, y "Confesiones de una periodista", por Malkah Rabell. Surge también la sección "El poema de amor", fundada por Efraín Huerta, y que después será coordinada por Maysa Moya, quien hará la selección de poemas.

A fines de los años sesenta, El Día agrega, junto con El Gallo ilustrado, el suplemento El libro y la Vida. Gaceta de información y crítica. Sus páginas estuvieron dedicadas, sobre todo, a la crítica literaria y a la información cultural.

El 17 de febrero de 1963, Javier Romero sustituye a Beltrán en la dirección y se retira María Luisa Mendoza como jefa de redacción. Entre los directores que ha tenido El Gallo destaca Emmanuel Carballo.

En los años setenta, el diario cambió su domicilio a Insurgentes Centro 123 y luego a Insurgentes Norte 1210, colonia Capultitlán, en la ciudad de México. En 1977, El Gallo Ilustrado obtuvo el Premio Nacional de Periodismo.

Hasta diciembre de 1998 se publicaron 1906 números.

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GENERACIÓN
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GENERACIÓN

[(1988- )]

EDITOR DE INFORMACIÓN: Américo E. Guerra

EDITOR DE CULTURA: Carlos Martínez Rentería

EDITOR DE INTERNACIONAL: Arturo Jiménez Sánchez

EDITOR DE OPINIÓN: Alejandro Jiménez Martín del Campo

DOMICILIO: Donato Guerra 1-404, colonia Juárez, México, D.F.

PERIODICIDAD: irregular

Con ilustraciones

En noviembre aparece el primer número y en enero del año siguiente el segundo y último de la primera época. En su texto editorial se habla del vacío de información y de las dificultades de los jóvenes por conseguir un espacio en que puedan expresarse. El propósito de la revista es brindar un espacio de reflexión a la “otra” juventud, la que no aparece en los medios masivos ni en el cliché, y explorar los contenidos y matices de sus propuestas, así como el desencanto político resultante de la masacre de 1968. El intento de la revista ha sido propiciar el debate generacional. Todos los participantes de los primeros números eran nacidos en los años sesenta y proponen como columna vertebral el diagnóstico de esta generación.

Ante la impotencia experimentada a raíz del fraude electoral de 1988, surgió la necesidad de abrir un espacio crítico a la generación. Fue así como algunos jóvenes escritores se dirigieron al director de El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, quien les proporcionó su imprenta.

Generación ha pasado por tres épocas. La primera comprende los dos números iniciales y se cerró por discrepancias ideológicas con los directores de El Universal. En junio de 1990, la revista inició su segunda época con una periodicidad mensual hasta principios de 1993. En la tercera época, de periodicidad bimestral y cuyo primer número corresponde a abril-mayo de 1995, cambia de formato y aumenta considerablemente su calidad.

Desde sus inicios, la publicación ha tenido una sección fija destinada al debate generacional, llamada "Generación perdida", donde se habla principalmente de literatura y política. Otras secciones son la de poesía; "Cachonderías", espacio destinado a literatura erótica, y "De acá de este lado", coordinada por Gustavo Sáinz y donde hay textos de estudiantes de origen hispano residentes en Estados Unidos.

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GENERACIÓN DE 1903
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GENERACIÓN DE 1903

Círculo de poetas de Lagos de Moreno, Jalisco, fundado alrededor de 1900 por Antonio Moreno y Oviedo. Los miembros tenían reuniones mensuales en las que presentaban sus trabajos.

En 1903 organizaron los primeros Juegos Florales de Lagos, donde Mariano Azuela obtuvo un premio con su narración De mi tierra. Ocasionalmente publicaban la revista Calendas. Antonio Moreno y Oviedo colaboró en las revistas La Provincia, de Aguascalientes y en la misma Calendas, de Lagos de Moreno. Este último compiló la obra de la Generación de 1903 en tres tomos llamados Ocios literarios.

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GENERACIÓN DE 1915
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GENERACIÓN DE 1915
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GENERACIÓN DE LA ESPIGA Y EL LAUREL
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GENERACIÓN DE LA ESPIGA Y EL LAUREL

Durante la década de los cuarenta, en el café "El Panal", de la avenida Madero, en el centro de la ciudad de Morelia, se reunió asiduamente un grupo heterogéneo de intelectuales michoacanos, para discutir temas de literatura y política.

Es durante esta década cuando crece el interés por la formación de grupos literarios y publicaciones. Las décadas anteriores se habían caracterizado por el surgimiento de numerosas revistas que no lograron consolidarse, debido a problemas financieros y a la excesiva movilidad de sus precursores hacia la ciudad de México.

La generación de los cuarenta sobresalió por su fervor literario e intelectual. Durante esta década se intentó la integración de numerosos grupos literarios, fundamentalmente caracterizados por su posición ideológica.

En los primeros años se definieron dos frentes en torno de las letras michoacanas. Uno, representado por el Seminario de Morelia, donde Manuel Ponce editó la revista Trento (1944), y otro frente constituido por núcleos liberales de izquierda, que se reunían y disgregaban alrededor de publicaciones esporádicas.

También, en este periodo, fue importante la iniciativa del grupo de Porfirio Martínez Peñaloza, identificado con el ala conservadora. Este grupo publicó, entre 1944 y 1947, Viñetas de literatura michoacana.

Paralelamente, un grupo de estudiantes sobresalió durante los primeros años de la década. Se denominó el grupo de la "Torre de Magallanes". Este nombre fue tomado de las torres del Colegio de la Compañía de Jesús, donde vivieron los estudiantes. La agrupación estuvo formada por Ramón Martínez Ocaranza, Gustavo Ávalos y Jesús Sansón Flores. Después, estos escritores formaron parte del grupo de "La Espiga y El Laurel".

El grupo fundador de la revista La Espiga y El Laurel*, que da nombre a la generación, tuvo dos antecedentes de relevancia. Uno fue la publicación de un periódico estudiantil, sobre el cual dice Raúl Arreola Cortés, crítico e historiador michoacano: "entre los periódicos estudiantiles destacaba Letras nicolaítas, editado por un grupo de jóvenes preparatorianos". El otro antecedente fue la organización de un recital de poesía con Pablo Neruda. En octubre de 1941, Neruda acudió a la ciudad de Morelia. Se llevó a cabo un recital de poesía sin precedentes en la ciudad. Este sería el primer acontecimiento literario de importancia organizado por el grupo.

Los integrantes de esta agrupación continuaron unidos durante años sin publicación propia. Hicieron múltiples esfuerzos por aparecer en publicaciones consolidadas, sin obtener resultados.

Hacia la segunda mitad de la década, los intentos de la incipiente agrupación, sentaron las bases para el surgimiento del grupo literario michoacano más destacado de la década: “La Espiga y El Laurel”, formado en 1947. Los principales integrantes fueron Salvador Molina, Francisco Ayala, Xavier Tavera Alfaro, Alfonso Espitia, Carlos Arenas García y Ezequiel Calderón Gómez. Más tarde se incorporaría Ramón Martínez Ocaranza.

A decir de Alfonso Espitia, el grupo se movió bajo el influjo del pensamiento de izquierda que prevalecía por aquel entonces en México. Los principales inspiradores de estos intelectuales fueron Dionisio Encinas, José Revueltas, Efraín Huerta y David Alfaro Siqueiros. La célula del grupo en México era la Universidad Obrera Vicente Lombardo Toledano.

La generación organizó diversas tertulias literarias en el café "El Panal" y recitales en el Aula Mater del antiguo Colegio de San Nicolás de Hidalgo. Pablo Neruda visitó un par de veces más la región y convivió estrechamente con el grupo. Realizaron recitales de poesía joven michoacana, donde se leyeron textos de Ezequiel Calderón, Jesús Sansón Flores, Ramón Martínez Ocaranza, Tomás Rico Cano, entre otros.

El grupo convocó en distintos momentos a Efraín Huerta, Juan Rejano y Porfirio Barba Jacob, quien se quedó en Morelia durante dos años y compartió la bohemia y el café con el grupo.

Otros invitados fueron Alfonso Reyes, Pedro Garfias, Juan Marinello, Rómulo Gallegos, Pita Amor, Rosario Castellanos y Vicente Magdaleno.

La agrupación contó con el apoyo de diversos escritores de la región, como los poetas y ensayistas Enrique González Vázquez y Tomás Rico Cano, y el historiador Raúl Arreola Cortés, entre otros.

De los principales integrantes de este núcleo fue Salvador Molina Martínez. Publicó numerosas reseñas y comentarios sobre literatura. Su labor principal consistió en el empeño que mostró en su trabajo editorial.

Carlos Arenas García publicó Poemas para matar el tiempo.

Alfonso Espitia ha escrito numerosos artículos sociológicos y literarios. Su contribución a las letras michoacanas ha consistido, fundamentalmente, en su constante labor editorial. Después de contribuir a la fundación de La Espiga y El Laurel, participó también en La Cigarra, y formó parte del Consejo de redacción de El Centavo*. En 1989, Espitia inició la revista Morelia, "Revista de información cultura y arte", auspiciada por el Gobierno del estado, que sólo llegó al segundo número.

Ramón Martínez Ocaranza es el más destacado del grupo. Publicó: Ávido Amor, Preludio de la Muerte Enemiga, Muros de Soledad, De la vida encantada, Poesía Insurgente, entre otros libros.

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GENERACIÓN DE TALLER
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GENERACIÓN DE TALLER

Entre 1935 y 1938 surgió una nueva generación literaria en México: un grupo de muchachos nacidos alrededor de 1914 comenzó a manifestarse en los diarios, publicaba revistas y libros, frecuentaba ciertos cafés y concurría a las salas de teatro experimental, a las exposiciones de pintura, a los conciertos y a las conferencias. También se interesaba por las reuniones políticas de agrupaciones de izquierda.

El mundo atravesaba una etapa de furor proletario. En este momento los escritores estaban atentos sobre todo a los sucesos políticos y sociales. Estaban en puerta los procesos de Moscú, las guerras de Abisinia y la Guerra Civil Española. En torno de esta situación internacional nace la generación que formó parte de la revista que le da su nombre: Taller*.

En particular, los escritores mexicanos de ese momento se vieron influidos por la Guerra Civil Española. El exilio provocado por este acontecimiento abrió la posibilidad de conocer intelectuales de otro continente, gente con aportes distintos, situación que parece haber llamado poderosamente la atención de los miembros de la Generación de Taller. Al mismo tiempo, éstos tuvieron posibilidades de viajar a Europa, lo que les confirió una visión distinta de las cosas. Sus propósitos como grupo editorial se dirigieron hacia ámbitos internacionales.

Pertenecen a esta generación Octavio Paz, Efraín Huerta, Alberto Quintero Álvarez y Neftalí Beltrán, entre muchos otros.

Las relaciones de este grupo con el precedente, los Contemporáneos*, eran ambiguas. Los jóvenes habían heredado la modernidad de los Contemporáneos, pero algunos modificaron ese legado con nuevas lecturas e interpretaciones. Quizá fue la frialdad y reserva con que el grupo anterior vio las luchas revolucionarias lo que marcó la distancia entre unos y otros.

Para Antonio Castro Leal, el solo nombre de Taller revela la tendencia hacia el "oficio" que guardó el grupo. Según este crítico, Paz y Huerta respondían a las demandas de su tiempo con un verso "cargado de esencias líricas y con un noble interés por el triunfo de la justicia en el seno de las sociedades y en el campo internacional". Ambos poetas celebraron a la España republicana cuando luchaba contra el fascismo.

A juicio de Paz, esta interpretación de Castro Leal es superficial. No se trataba de un imperativo social, como quiere hacer pensar el crítico, dice Paz, sino de una imperiosa necesidad, poética y moral, de destruir a la sociedad burguesa para que el hombre total apareciese.

En un ensayo comprendido en Las peras del olmo, Paz explica los propósitos y las inquietudes de su grupo. Para esta generación, la actitud frente al lenguaje constituye una de las preocupaciones centrales. Los jóvenes no se limitan a ver la palabra como medio de expresión, sino que buscan la palabra "original", por oposición a la palabra "personal".

Al parecer, a estos jóvenes les interesa la poesía como experiencia vital más que como ejercicio de expresión. Ven en ella una de las formas más altas de comunión. Amor y poesía son las dos caras de una misma realidad.

Los poetas de Taller sienten afinidad con los místicos españoles. Leen a los surrealistas y a los románticos alemanes e ingleses. Octavio Paz admira a Goethe, Novalis, Heine, Blake, Rimbaud. Todos se interesan por la obra de los poetas contemporáneos de lengua española como Luis Cernuda, Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, Juan Larrea, Emilio Prados, Federico García Lorca, Manuel Altolaguirre y Rafael Alberti.

Según José Luis Martínez, en sus inicios el grupo adoptó una actitud contraria al esteticismo de los Contemporáneos. Esto hizo que ganaran en espontaneidad.

Los escritores más destacados de esta generación son Paz, Huerta, Beltrán y Quintero Álvarez. Octavio Paz, el más prolífico de todos, ha publicado numerosas obras poéticas, entre las que encontramos Libertad bajo palabra (1949), Águila o Sol (1951), La estación violenta (1958). También ha sido ensayista con una obra profusa: El laberinto de la soledad (1950), El arco y la lira (1956), Cuadrivio (1956) y otras.

Efraín Huerta publicó numerosas obras de poesía, entre las que se encuentran Los hombres del alba (1944), Estrella en alto (1956), Poesía 1935-68.

En cuanto a Alberto Quintero Álvarez, dejó poemas con "frescura vegetal, amorosa efusión y angustia clara", como los califica Martínez. Publicó Saludo del alba (1936), Nuevos cantares y otros poemas (1941), entre otros textos. Neftalí Beltrán escribió, entre otras cosas, el libro Soledad enemiga (1949).

Formaron también parte de la generación: Octavio Novaro, quien publicó Sorda la sombra (1935); Enrique Gabriel Guerrero, con Cuadrante de la huida y Herido tránsito (1937); Carmen Toscano, que dio a la luz la biografía de Rosario la de Acuña, mito romántico (1948), además de obra poética; Mauricio Gómez Mayorga, quien escribió Muerte en el bosque (1957), entre otras, y Vicente Magdaleno, con Paisaje y celaje de México (1952) y Ascensión a la tierra (1956).

En la narrativa se distinguieron Efrén Hernández, cuentista y novelista que escribió, entre otros textos, Cerrazón sobre Nicómaco (1946) y La paloma, el sótano y la torre (1949); Rafael Solana, autor de cuentos humorísticos, que tiene, entre sus numerosas publicaciones de teatro, poesía y novela, Los santos inocentes (1944). También se relaciona a José Revueltas y Juan de la Cabada con esta generación. A ellos se les ha considerado escritores de Literatura de contenido social*. José Revueltas escribió, entre otras obras, El luto humano (1943), Los días terrenales (1949) y Los errores (1964). Juan de la Cabada publicó cuentos en Paseo de mentiras (1940), Incidentes melódicos del mundo (1944).

El ensayo y la crítica fueron cultivados por la mayor parte de los integrantes de la generación.

Otros escritores considerados dentro de esta generación, que abandonaron luego la literatura son Salvador Toscano, Enrique Ramírez y Ramírez, Arnulfo Martínez Lavalle y Rafael López Malo.

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GENERACIÓN DE TIERRA NUEVA
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GENERACIÓN DE TIERRA NUEVA

Se conoce con este nombre al grupo de escritores que se reunió en torno de la revista literaria del mismo nombre: Tierra Nueva*. Sin embargo, la formación del grupo no giró sólo alrededor de la realización de este órgano editorial. Los directores de la revista habían iniciado sus lazos de amistad años antes, en la ciudad de Guadalajara, donde estudiaban la preparatoria.

Los fundadores del proyecto Tierra Nueva, que daría cuerpo a la generación, fueron Jorge González Durán, Alí Chumacero y José Luis Martínez.

Cuando la situación universitaria jalisciense llegó en 1937 a un punto de extremos facciosos, según José Luis Martínez, miembros de la generación comenzaron a emigrar a la ciudad de México, para iniciar los estudios profesionales.

Esta generación tuvo como maestros a Francisco Monterde, Julio Torri, Julio Jiménez Rueda, Manuel Toussaint, José Gaos, Manuel González Montesinos, José Moreno Villa, entre otros.

A esta generación le correspondió abrir las puertas del mundo literario mexicano a los jóvenes españoles que llegaron como refugiados a México. Estos incipientes escritores se daban a conocer a través de revistas y en la tertulia literaria. Los españoles de más edad se hacían presentes a través de los cursos patrocinados por la Casa de España, que luego se transformaría en El Colegio de México*.

El exilio español era un tema recurrente para esta generación. Los escritores recién llegados compartían con los mexicanos experiencias literarias y estéticas de otras latitudes.

En 1939, dice José Luis Martínez, Jorge González Durán logró convencer al licenciado Mario de la Cueva, por entonces Secretario General de la Universidad Nacional, de que la institución imprimiera una revista literaria que realizarían aquellos estudiantes. Surgió entonces la revista Tierra Nueva.

A diferencia de su coetánea Taller*, Tierra Nueva llegó al mundo editorial con una subvención que le permitió ser una revista con calidad de impresión y exactitud en la periodicidad.

Además, este grupo buscó respaldo en generaciones anteriores a la suya, en maestros y gente ya reconocida en el medio literario. Así, Alfonso Reyes y Enrique Díez-Canedo fueron apoyo importante para su empresa editorial.

Los iniciadores del proyecto, Jorge Durán y José Luis Martínez, pensaron en la necesidad de incluir a un filósofo para la realización de su proyecto. Ahí conocieron al incipiente filósofo Leopoldo Zea, quien se les unió. Posteriormente, él atrajo a otros dos jóvenes pensadores: Manuel Cabrera y Juan Manuel Terán.

Esta agrupación tuvo entre sus propósitos lograr un equilibrio entre la tradición y la modernidad. Reconocían maestros en las generaciones anteriores y aspiraban a realizar una obra con la austeridad requerida por el oficio.

Otros escritores agrupados en la generación de Tierra Nueva fueron: el costarricense Alfredo Cardona Peña, y los mexicanos Bernardo Casanueva Mazo y Arturo Rivas Sáenz.

Algunos miembros de la generación solían juntarse a comer los sábados. Enrique González Martínez, mucho mayor que ellos, los acompañaba. A estas reuniones asistían también Jaime García Terrés, Julio Torri y Joaquín Díez-Canedo.

El Café París era por entonces el ateneo donde se intercambiaban ideas y acontecimientos del medio literario. A diario se reunían ahí José Luis Martínez y Alí Chumacero con algunos coetáneos como Octavio Paz, Efraín Huerta, y gente de otras generaciones, como Xavier Villaurrutia, Enrique Díez-Canedo, Octavio Barreda, Ermilo Abreu Gómez, Bernardo Ortiz de Montellano, entre otros.

Los cuatro fundadores de Tierra Nueva, González Durán, Alí Chumacero, José Luis Martínez y Leopoldo Zea destacaron por su empeño, los primeros tres en las letras y el último en la filosofía.

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GENERACIÓN DEL CENTENARIO
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GENERACIÓN DEL CENTENARIO
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GENERACIÓN DEL MEDIO SIGLO
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GENERACIÓN DEL MEDIO SIGLO

Fue bautizada así por Wigberto Jiménez Moreno porque sus integrantes -la mayoría nacidos en México entre 1921 y 1935- comienzan a participar activamente en la cultura nacional durante la década de los cincuenta y porque en esa misma época da inicio la publicación de la revista Medio Siglo* [órgano de expresión de los estudiantes de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)] en la que algunos de ellos participaron. La generación incluye entre sus filas a historiadores, politólogos, abogados, economistas, demógrafos, sociólogos, filósofos, antropólogos, pintores, arquitectos, lingüistas, autores teatrales, novelistas, ensayistas y poetas, lo cual le da -a diferencia de otros grupos- un carácter heterogéneo e interdisciplinario.

En el área de literatura, el perfil general de la generación puede dibujarse a partir de varios aspectos: el cosmopolitismo, gracias al cual se fomentó y enriqueció una labor cultural importante en la historia nacional; el pluralismo, que implicó la apertura de los miembros al quehacer cultural y literario de otros países; el fomento y apoyo a otros jóvenes escritores (mexicanos y extranjeros), y su postura crítica, actitud que ejercieron en diversos campos artísticos: cine, poesía, ensayo, cuento, novela, teatro, música y artes plásticas. Asimismo, la gran mayoría de los miembros de esta generación adopta una postura contraria al nacionalismo de los años cuarenta, cuestiona los presupuestos de la Revolución Mexicana, denuncia las promesas incumplidas por parte del gobierno y postula la apertura de México y de sus intelectuales a la cultura universal. Algunos de sus integrantes adoptan las filosofías de moda (la fenomenología y el existencialismo), hacen suyo el escepticismo, el sentido de fatalidad e incertidumbre posterior a la Segunda Guerra Mundial y conciben su papel en la sociedad ligado a los movimientos populares. A pesar de sus diferencias ideológicas, los miembros de esta generación se vieron afectados intelectual y políticamente por la Revolución Cubana y el movimiento del 68 (en ese año, la generación se atomizó y a partir de ese momento sus miembros continuaron con su labor cultural, pero ya sólo como individualidades).

Su labor cultural se desarrolló sobre todo en las décadas de los cincuenta y sesenta, cuando muchos de sus integrantes llegaron a la ciudad de México, provenientes de la provincia, para ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, o regresaron del extranjero tras haber sido becados por alguna institución; inclusive muchos de ellos desarrollaron un importante trabajo como académicos, profesores e investigadores en las diversas áreas de su especialidad.

Dentro del campo de la novela, el cuento y el ensayo, destacan los siguientes nombres: Inés Arredondo, Huberto Batis, Julieta Campos, Emmanuel Carballo, Amparo Dávila, José de la Colina, Salvador Elizondo, Sergio Fernández, Carlos Fuentes, Sergio Galindo, Juan García Ponce, Ricardo Garibay, Margo Glantz, Henrique González Casanova, Jorge Ibargüengoitia, Jorge López Páez, Sergio Magaña, Juan Vicente Melo, Ernesto Mejía Sánchez, María Luisa Mendoza, Luis Guillermo Piazza, Sergio Pitol, Alejandro Rossi, Luis Spota y Edmundo Valadés. En poesía: Isabel Fraire, Ulalume González de León, Miguel Guardia, Jorge Hernández Campos, Jaime García Terrés, Eduardo Lizalde, Marco Antonio Montes de Oca, Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos, Álvaro Mutis, Jaime Sabines, Tomás Segovia, Luis Rius y Gabriel Zaid. En el área de lingüística sobresalen: Antonio Alatorre, Margit Frenk y José Pascual Buxó. Y como escritores teatrales destacan: Héctor Azar, Emilio Carballido, Juan José Gurrola, Luisa Josefina Hernández y Vicente Leñero.

La mayoría de los integrantes de la generación ingresó a la vida literaria de México colaborando en distintas revistas que los acogieron (o que, en algunos casos, ellos mismos fundaron y dirigieron) y en las cuales realizaron una importante labor crítica, con reseñas de libros, de música, de teatro, de artes plásticas y de cine. Entre estas publicaciones se encuentran: Medio Siglo*, Estaciones*, Universidad de México*, Bellas Artes*, México en la Cultura* (suplemento cultural del periódico Novedades), La Cultura en México* (suplemento cultural de la revista Siempre! ), La Palabra y el Hombre*, Cuadernos del Viento * y Revista Mexicana de Literatura* (esta última inclusive dio nombre a un grupo minoritario, integrado también por algunos miembros de esta generación).

Sus integrantes se reunieron también en torno de diversas instituciones culturales, pero, fundamentalmente, encontraron apoyo en la Universidad Nacional Autónoma de México, ya que esta institución empleó a varios miembros de esta generación en la Dirección de Prensa, en la Dirección General de Publicaciones*, en la Imprenta Universitaria*, en la Coordinación de Difusión Cultural* y en Casa del Lago*, organismos que editaron, apoyaron y fomentaron sus obras creativa y crítica.

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GLADIOS
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GLADIOS

[(1916)]

DIRECTOR: Luis Enrique Erro

EDITOR: Octavio Barreda

JEFE DE REDACCIÓN: Enrique Ortega y Flores

DOMICILIO: Plaza de la Santísima 1. México, D.F.

PERIODICIDAD: mensual

Con ilustraciones

Es la primera y aún débil manifestación de algunos de los integrantes de generaciones que posteriormente resaltarán en las letras: Carlos Pellicer, Octavio G. Barreda, Luis Enrique Erro. Además, colaboró en la creación de esta revista el músico Carlos Chávez. La oficina se instaló en la casa de los Chávez. El primer número fue lanzado en enero de 1916 y el segundo en febrero del mismo año.

Todavía bajo el influjo de los embates de la revuelta que prevalecía en el país, y animado por su juventud, el grupo de estudiantes de la Preparatoria Nacional pidió audiencia con el primer ministro revolucionario que ocupaba la antigua Secretaría de Instrucción Pública, el ingeniero Félix F. Palavicini. Éste les concedió el esperado financiamiento.

La revista tenía éxito y parecía progresar, pero no fue así: el entusiasmo de los entonces adolescentes se redujo en la práctica a dos números publicados. Su corta edad y las grandes envidias que suscitó la prometedora publicación fueron causa de que ésta desapareciera rápidamente.

En el primer número, dentro de la presentación de la sección científica, el encargado de ésta y director de la revista, Luis Enrique Erro, escribe que Gladios rechaza todo artículo con orientaciones políticas o religiosas.

Se presentan como un grupo de estudiantes jóvenes y artistas con esperanzas. Exhortan a los intelectuales mayores que ellos a agruparse a su alrededor como maestros y amigos, para colaborar en su proyecto.

También a manera de manifestación de líneas político-culturales y de principios, en las páginas interiores del segundo número, Luis Enrique Erro expresa, en un artículo titulado "Las Galerías de San Carlos", la necesidad declarada de rescatar a "sus poetas, pintores, monumentos y riquezas", de aprovechar el momento en que surgen los poetas y los pensadores escondidos o ignorados.

El nombre de Gladios se debió a Carlos Pellicer, inspirado en los gladios o espadas de los gladiadores romanos. Incluso aparece publicado, en las páginas interiores, un poema del autor que alude al tema.

Las páginas iniciales del primer número contienen una nota preliminar que explica cada una de las secciones en cuanto a sus objetivos y contenidos.

La revista tenía una sección de "Literatura" a cargo de Carlos Pellicer; una de "Música", supervisada por Carlos Chávez; la de "Artes plásticas", bajo la responsabilidad de Eduardo Chávez, hermano de Carlos; la secciones de "Historia" y "Bibliografía", de Guillermo Dávila y la de "Ciencia", supervisada por Luis Enrique Erro.

La portada presenta un marco hecho por un dibujo adornado, que encuadra el nombre de la revista, hecho con tipografía gótica. Se enlistan algunos colaboradores. Aparecen el año, fecha y número correspondientes.

En la segunda de forros se publica el sumario por secciones. La revista es sobria en su interior. El primer número, con más de 90 páginas, incluyó cinco grabados fuera de texto, de Jan Stika, Mateo Herrera, Saturnino Herrán y Félix Parra, adheridos en cartulina, para coleccionarse por separado.

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GRAFFITI
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GRAFFITI

[(1989 - )]

DIRECTOR: José Homero

ASISTENTE DE LA DIRECCIÓN: Juan Vicente Melo

EDICIÓN: Rafael Antúnez

CONSEJO DE REDACCIÓN: José Luis Martínez Suárez, Agustín del Moral, Miguel Fematt, José Luis Rivas, Hipólito Rodríguez, Ramón Rodríguez, Jorge Arturo Rodríguez López, Rubén Vázquez, Severino Salazar, Nina Crangle, Luis Horacio Heredia y Raciel D. Martínez

DOMICILIO: Xalapeños Ilustres 99-3, Xalapa, Veracruz

PERIODICIDAD: mensual

Con ilustraciones

La publicación se ha destacado por ser independiente y diversa. Se interesa por la poesía y literatura, sin importar la ideología. Da cabida a todo tipo de manifestaciones culturales.

Graffiti nace en septiembre de 1986 como página cultural de El Sol Veracruzano, el director es José Homero, y el Consejo de redacción está formado por Rafael Antúnez, Ricardo Perry y Gerardo Ventura. En noviembre del mismo año se transforma en Anexo Cultural, con dos páginas, y el Consejo de redacción queda integrado por Omar González, Víctor Toledo y Blanca Estela Velasco.

En el mes de marzo de 1987, Graffiti se convierte en suplemento cultural, y en septiembre del mismo año alcanza las ocho páginas por entrega.

El primer número de la revista independiente Graffiti aparece en enero de 1989. Para esta publicación se cambia completamente el diseño y la tipografía del nombre.

En las páginas de Graffiti existe un equilibrio entre el estilo sobrio de algunos escritores y el aire de desenfado de otros, lo que da como consecuencia una revista llena de miradas y posturas diferentes.

En 1990 y 1991, Graffiti recibió la beca del Programa Cultural Tierra Adentro* de Apoyo a la Edición de Revistas Independientes del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)*.

En 1994, recibe el apoyo del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA)* dentro de su Programa de Fomento a Proyectos y Coinversiones Culturales, en el Área de Literatura 1994 -1995.

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GRUPO EDITORIAL MIGUEL ÁNGEL PORRÚA
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GRUPO EDITORIAL MIGUEL ÁNGEL PORRÚA

Miguel Ángel Porrúa inicia sus actividades en 1978, en la casa número 63 de la calle de Donceles en el centro de la ciudad de México. Miguel Ángel Porrúa adquirió experiencia en el oficio de librero en España y en la Librería Porrúa*, en la cual colaboró durante seis años.

En 1980 la empresa emigra al sur de la ciudad para finalmente instalarse, en 1984, en la casa 4 de la calle Amargura en San Ángel.

Es en 1980 cuando se crea el Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa. En 1987, el grupo se estableció en la calle de Chihuahua, en la colonia Progreso-Tizapan en San Ángel. La editorial cuenta con sus propios talleres de tipografía, fotomecánica e impresión; en el acervo de 17 años, el Grupo cuenta con más de 800 títulos publicados en colecciones varias; entre los temas recurrentes de las ediciones, destacan los de ciencias sociales, historia, arte, antropología, derecho y literatura.

El Grupo se dedica también al rescate facsimilar de documentos y publicaciones mexicanas y extranjeras que se orientan a la difusión del conocimiento sobre nuestro país.

En 1988 nació, en el domicilio anterior, la filial Distribución de Libros Miguel Ángel Porrúa, para integrar los esfuerzos del grupo editorial. Su objetivo es difundir las publicaciones propias que conforman su acervo editorial.

La librería Miguel Ángel Porrúa se ha extendido y actualmente cuenta con tres sucursales. La primera se ubica en el edificio de la Antigua Escuela Nacional de Jurisprudencia; la segunda, en el inmueble que alberga el Museo Nacional de las Culturas y la tercera sucursal se encuentra a la entrada del Museo del Carmen en San Ángel.

Miguel Ángel Porrúa, como editorial, se ha abocado a la publicación de diversas disciplinas humanistas y científicas. Varias colecciones forman parte del catálogo, entre otras: "Las ciencias sociales", "Los libros de Texto para el Cambio", "Problemas educativos de México", "Varia Jurídica”, "Políticas Públicas", "Clásicos financieros", "Biblioteca Mexicana de Escritores Públicos", "Libros Técnicos", "Libros Científicos". Cuenta, además, con colecciones especializadas en literatura juvenil e infantil. En literatura y arte, la editorial ofrece las colecciones: "Libros de arte", con obras gráficas de artistas mexicanos; "Del perol y la olla", que reúne libros alrededor de la gastronomía; "Creación literaria", que incluye narrativa y poesía, y "Nuevos divertimentos", que edita obras literarias del Siglo de Oro Español.

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GRUPO LITERARIO “CAUCE”
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GRUPO LITERARIO “CAUCE”

véase Cauce(Puebla)

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GRUPO NOVIEMBRE
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GRUPO NOVIEMBRE

véase Noviembre

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GRUPO PATRIA CULTURAL
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GRUPO PATRIA CULTURAL

El Grupo Patria Cultural se consolidó en febrero de 1995 con la fusión de dos grandes grupos editoriales: Grupo Cultural y Grupo Editorial Patria. La fusión de ambas agrupaciones propició el crecimiento del acervo y la diversificación de la oferta editorial. Actualmente, el acervo de este Grupo abastece la demanda del total de los niveles educativos; también se cubren áreas de interés general, así como aspectos de la capacitación y del esparcimiento.

Grupo Patria Cultural está integrado por un conjunto de editoriales mexicanas y extranjeras de América y Europa; edita nueve sellos en México: Editorial Patria, Compañía Editorial Continental (CECSA), Publicaciones Culturales, Nueva Imagen, Promexa, Red Editorial Iberoamericana (REI), Drago, Anaya Multimedia y Alianza Editorial (mexicana). Además, el Grupo distribuye Alianza Editorial y Anaya and Mario Muchnik, ambas editoriales españolas. El Grupo es, también, representante de los fondos que edita el Grupo Anaya de España.

El Grupo Patria Cultural, que cuenta con un catálogo de alrededor de diez mil libros, es resultado de diversas fusiones entre editoriales, reagrupaciones y compras y ventas de acervos; se ha moldeado a lo largo de muchos años, pues su editorial más antigua, Editorial Patria, data de los años treinta. Al parecer, el señor Jacinto Lasa Sarriegui, encargado de liquidar la Librería Bouret*, fundó, el 28 de enero de 1933, la Editorial Patria con parte del acervo de esta librería.

La Editorial Patria se distinguió, en su momento, por su liderazgo en la producción de libros de texto para secundaria. Esta editorial es reconocida, principalmente, por sus colecciones: "Piñata", "Columpio" y "Botella al Mar". La primera cuenta con más de treinta libros infantiles con temas mexicanos, y ha recorrido gran parte del mundo. "Columpio" es una colección dedicada a la producción de libros para nivel preescolar. La colección "Botella al Mar" cuenta con libros clásicos para niños de 5 a 12 años, ilustrados y presentados en formato de bolsillo.

La Compañía Editorial Continental (CECSA) fue fundada en 1954 y se ha dedicado a la edición de libros de texto universitarios. En su catálogo se encuentran temas económicos, administrativos, de ciencias básicas, de ingeniería, libros de referencia profesional para todas las carreras, textos de bachillerato y secundaria, así como libros de interés general y diccionarios. Además, maneja libros actuales sobre negocios y temas administrativos.

Publicaciones Cultural se fundó en 1964. Esta editorial reúne un amplio acervo de libros escolares desde preescolar hasta bachillerato. Es un fondo que cuenta con clásicos de las ciencias básicas y sociales.

Nueva Imagen es una editorial muy importante en el campo de las ciencias sociales y humanidades que desde los años setenta se ha preocupado por la edición y difusión de las investigaciones más actuales que la comunidad académica de las universidades de México y del mundo están llevando a cabo. Algunas de sus colecciones son "Conceptos Políticos", libros que reúnen a prestigiados académicos internacionales, quienes presentan con sencillez y claridad la evolución histórica y las distintas teorías generadas en torno de los conceptos políticos que conforman nuestro presente y futuro. "Contexto Universitario" es una colección que reúne ensayos sobre la situación política actual, las relaciones Iglesia-Estado, el Tratado de Libre Comercio y temas de interés para México. Este sello cuenta también con la colecciones: "Educación", "Historia", "Interpretaciones de la historia de México"; "Literatura" y "Testimonios".

La Editorial Promexa, desde finales de los años setenta, ha aumentado el mercado de libros de autoayuda, humor, cocina, misterio y salud. Entre sus colecciones, cuenta con: "Autoayuda Hezelden". Al lado de la editorial estadounidense Hazelden, Promexa reúne en esta colección lo más destacado de la literatura de autoayuda. En cuanto a la literatura, se publica la colección "Misterio".

Red Editorial Iberoamericana es conocida por su colección de "Letras Hispánicas", en la que reúne lo más importante que ha generado la lengua española, desde el Quijote hasta los contemporáneos hispanoamericanos. Cuenta también con colecciones abocadas a los clásicos griegos y latinos, así como a escritores del siglo XX. Asimismo, publica la "Serie Universitaria", dedicada a libros de temas relacionados con las ciencias sociales, la filosofía y la lingüística.

Drago es una pequeña editorial que comenzó sus labores en 1994, con libros de interés general. Su amplia gama abarca tanto temas sobre el dinero y los negocios cuanto asuntos relacionados con el cuidado de la salud en general. Cuenta con la colección "Sentirse bien".

Anaya Multimedia conforma un catálogo nuevo en lo que se refiere al campo de la computación, con libros didácticos y sencillos, accesibles y a precios moderados.

El Grupo Patria Cultural distribuye libros de Alianza Editorial de España y cuenta con el sello editorial mexicano del mismo nombre: Alianza Editorial. Este sello incluye las siguientes colecciones: "Raíces y razones" que pone al alcance del público una variada selección de títulos en donde se da cuenta del origen, consecuencias y actualidad del proceso histórico mexicano; "La Nueva Biblioteca Histórica de México", en la que se reúnen tanto estudios sobre la historia de las primeras civilizaciones mesoamericanas cuanto información sobre los albores de la Colonia; "México, un pueblo en la historia", cuestiona algunas versiones de la historia de México y pretende dar otras opciones de comprensión de los sucesos pasados; "Antropología , Comunicación, Economía y Sociología", incluye una selección de obras para el estudio de temas de actualidad; en algunos de estos libros participa el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)*. En cuanto a literatura, se cuenta con la colección "Literatura", que reúne autores nacionales y extranjeros. También se editan: "Los noventa", colección que pone al alcance del bolsillo polémicas, interrogantes y temas sociales y políticos de actualidad; esta colección se coedita con el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes; "Libros de Bolsillo", colección que ofrece temas sobre literatura; "Memorias", que incluye testimonios de mexicanos y extranjeros; "Alianza Cien", con las mejores obras de la literatura universal en fascículos pequeños y económicos.

Alianza Editorial de España, cuyo origen fue la Revista de Occidente, es una de las editoriales más prolíficas del mundo; cuenta con cerca de cinco mil títulos en el catálogo; aborda prácticamente todos los temas y tiene gran número de colecciones entre las que se encuentran: "Libros singulares"; "Libros de Bolsillo"; "Alianza Cien"; "Alianza tres"; "Alianza cuatro"; "Grandes obras de la historia"; "Historia de España"; "Alianza Universidad", "Alianza Universidad Textos"; "Alianza Forma", entre muchas otras.

El Grupo Patria Cultural distribuye también libros de la pequeña editorial Anaya and Mario Muchnik, que publica a un selecto grupo de escritores contemporáneos.

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