[Publicación del PEN Club de México. (1924-1986)]
DIRECTOR: Genaro Estrada
DOMICILIO:
PERIODICIDAD:
Con ilustraciones
Genaro Estrada propuso la creación de un órgano que sirviera como difusor de los trabajos inéditos de los miembros del Pen Club de México*. Se trataba de páginas sueltas con textos de escritores reconocidos, acompañados de viñetas. El segundo número llevó el título de "Nueve atmósferas y un poema", y consistió en una serie de escritos inéditos de Xavier Villaurrutia.
Se enfatizó particularmente en la publicación de poemas, por lo que los ensayos y la prosa ocuparon menos espacio. Las viñetas y grabados que acompañaban los textos estuvieron a cargo del doctor Atl (Gerardo Murillo).
La pajarita de papel dejó de publicarse en 1925. Según Monterde, existió una segunda época entre 1941 y 1945, y reapareció una vez más entre 1968 y 1969.
Posteriormente, se inició la publicación del Boletín del Pen Club de México, considerado como la tercera época de La pajarita, y fue dirigido por Julieta Campos. Este boletín se publicaba regularmente, pero poco a poco fueron reduciendo su contenido a cuestiones gremiales, hasta su desaparición en 1986
RESPONSABLES: Thelma Nava, Luis Mario Schneider y Armando Zárate
DOMICILIO: Apartado postal 26541, México, D. F
PERIODICIDAD: bimestral
Con ilustraciones
Esta revista publicó su primer número en septiembre de 1962 y se caracterizó siempre por su abundante material literario. Empezó como una publicación en tamaño oficio, de cartón y de dos páginas. El primer número está totalmente dedicado a la poesía y entre sus colaboradores destacan Homero Aridjis y Juan Bañuelos.
Hasta el número doble de julio-septiembre de 1964, en todas las portadas de Pájaro cascabel aparecieron poemas o textos sobre la poesía de autores como Jaime Sabines, Homero Aridjis, Ernesto Mejía Sánchez, Marco Antonio Montes de Oca, Efraín Huerta o Salvador Novo. Al final de cada número se incluían notas sobre los colaboradores.
A partir del tercer número se anexa a la publicación una hoja de papel con publicidad cultural y literaria. En el número 11 desaparece el nombre de Armando Zárate de entre los responsables. El "Número doble especial" (12 y 13), de julio-septiembre de 1964, aumenta a tres hojas de cartón más la de papel. Ya en 1965, la revista se empieza a publicar completa en hojas de papel y aumenta considerablemente en su número de páginas. La directora es Thelma Nava; el secretario de redacción, Dionicio Morales. El domicilio cambia a Apartado postal 13-541, México, D. F. Además, la publicación tuvo representantes en diversos países del mundo, como Argentina, Brasil, España, India, Inglaterra, Marruecos, Uruguay y Estados Unidos.
El "número extraordinario" (19-20) de septiembre-noviembre de 1965 contiene un dibujo de Arnold Belkin en la portada y abre con un texto de Thelma Nava y Dionicio Morales sobre la revista. Allí se afirma que este número constará de un panorama de la poesía mexicana, desde la generación de Taller* hasta los jóvenes con más de veinte años. Este número constituye un extraordinario documento para la historia de la poesía mexicana del siglo XX.
A partir del primer número de la segunda época (mayo de 1966), Pájaro cascabel le dará más énfasis a la poesía universal y le dedicará páginas a poetas venezolanos, panameños, vietnamitas, y a la poesía náhuatl, española y cubana, entre otras
[Revista de la Universidad Veracruzana. (1957- )]
DIRECTOR FUNDADOR: Sergio Galindo
CONSEJO EDITORIAL: Gonzalo Aguirre Beltrán, Fernando Salmerón, Xavier Tavera Alfaro, Ramón Rodríguez, José Pascual Buxó, Alfonso Medellín Zenil, Ramón Rodríguez, Dagoberto Guillaumín, Adolfo García Díaz y Luis Ximénez Caballero
DOMICILIO: Juárez 23-2, Jalapa, Veracruz
PERIODICIDAD: trimestral
Con ilustraciones
De acuerdo con la presentación del primer número de la revista (enero-marzo de 1957), La Palabra y el Hombre es la continuación de otras publicaciones veracruzanas anteriores: las revistas Univer (que apareció de enero de 1948 a enero de 1951) y Universidad Veracruzana (publicada de enero de 1952 a diciembre de 1955). Fue creada como un "órgano de la Universidad", y tanto su contenido como sus intenciones se especifican en las páginas iniciales de la primera entrega. La revista se propuso ser un espacio para todas las opiniones, con la única condición de presentar artículos y ensayos de calidad. No se trata de una revista científica o política, sino de un repertorio plural.
En esta presentación también se dice que el nombre de la revista no surgió del azar, sino que es "un enunciado y, en cierto modo, una invocación", que muestra interés por la cultura contemporánea.
Guillermo Salmerón había dibujado las letras de la portada y el emblema que acompañó a la publicación durante nueve años, "utilizando como modelo el fragmento de una piedra tallada del templo de las columnas del Tajín". A partir de 1966, la carátula se modificó y el emblema pasó a ocupar una de las páginas interiores de la publicación.
Con la aparición de los primeros números de La Palabra y el Hombre, también dio comienzo un programa editorial en el que se publicaron libros de creación literaria, obras de filosofía, derecho, ciencia y arte, que captaron la atención de un público internacional. Esta empresa editorial incrementó sus actividades en los primeros años de la década de los sesenta y, debido a los acontecimientos universitarios que prepararon la crisis de 1968, esa actividad disminuyó hasta desaparecer casi por completo a fines de los setenta, aunque años después, ya avanzado el periodo concerniente a la nueva época, ha vuelto a recobrar su actividad. La revista también se vio afectada por la crisis, motivo por el cual la última entrega de la segunda época (correspondiente al cuarto trimestre de 1968) tiene como fecha de impresión 1970 y no fue distribuida hasta 1971.
Durante sus primeros ocho años de vida, tanto la revista como el programa editorial de la Universidad fueron dirigidos por Sergio Galindo. A partir de 1965, ambos proyectos quedaron a cargo de César Rodríguez Chicharro, quien en 1967 cedió su lugar a Sergio Pitol; este último sólo permaneció un año en el cargo y fue sustituido por Rosa María Phillips, quien publicó las tres primeras entregas correspondientes al año 1968 y tuvo como asesor literario a Mario Muñoz. La entrega 48, última de la segunda época, corrió a cargo del director interino, Roberto Bravo Garzón. En general, el Consejo Editorial fundador prácticamente se mantuvo sin cambios durante cerca de siete años.
La revista reaparecería en enero-marzo de 1972, con la etiqueta de nueva época, dirigida por su fundador, Sergio Galindo, y con Jaime Augusto Shelley en la subdirección. Durante esta nueva época el Consejo editorial estuvo integrado por Rafael Velasco Fernández, Gonzalo Aguirre Beltrán, Fernando Salmerón, Roberto Bravo Garzón, Emilio Carballido, Jorge Alberto Manrique, Alfonso Medellín Zenil, Francisco González Arámburu, María Christen, Francisco Beverido, Mario Muñoz y Luis Hernández Palacios. En la presentación de este primer número, escrita por Fernando Salmerón, se reafirman los antiguos propósitos de la publicación, pero se pone énfasis en el papel que desempeñará la revista en el proceso educativo y en el fortalecimiento de una conciencia crítica.
Durante los más de 20 años que hasta el momento constituyen la nueva época de la revista, la dirección ha estado a cargo de distinguidas personalidades del mundo intelectual. Durante sus más de 35 años de vida casi ininterrumpida, la revista ha publicado infinidad de artículos y ensayos sobre diversos temas, como física, matemáticas, filosofía, economía, antropología, sociología, historia, arquitectura y estética. En el terreno de la literatura, la publicación ha tenido un lugar sobresaliente: en sus páginas ha publicado ensayos, relatos, fragmentos de novelas, obras dramáticas, reseñas y notas, la gran mayoría de los escritores mexicanos y de un número considerable de escritores extranjeros de prestigio, como puede confrontarse en los dos índices que hasta ahora ha publicado la revista con el propósito de facilitar su consulta.
Asimismo, La Palabra y el Hombre ha sido un espacio importante para fotógrafos y artistas plásticos, ya que cada una de las portadas de la revista ha corrido a cargo de un artista diferente; entre sus páginas se ha dado espacio a ilustradores, caricaturistas y viñetistas.
En sus inicios, la revista contó con varias secciones fijas. "Los trabajos y los días" daba información sobre eventos culturales (principalmente llevados a cabo en la Universidad Veracruzana), talleres, congresos, ponencias y sobre la creación de nuevas escuelas de educación superior. Esta sección desapareció en 1965. Desde 1959 hasta 1961, las noticias sobre la actividad propiamente universitaria se publicaban bajo el rubro "Crónica universitaria". "Los libros nuevos" estaba constituida fundamentalmente por reseñas de libros recientes sobre diversas áreas del conocimiento y del arte, que dejó de publicarse al finalizar la segunda época (1968). Durante los primeros años de la nueva época, las secciones desaparecieron. A partir de 1977 se publicó "Entre libros", dedicada a reseñas. Desde 1979 hasta la fecha, ha aparecido con el nombre de "Entre libros y comentarios".
Durante los más de 20 años que hasta ahora conforman la nueva época, la revista ha publicado algunos números monográficos y desde hace algunos años la publicación es responsable del Concurso de cuento "La Palabra y el Hombre". Hoy, la publicación rebasa las 150 páginas por entrega
[Revista de literatura (1945-1946)]
DIRECTORES FUNDADORES: Antonio Alatorre y Juan José Arreola
DOMICILIO:
PERIODICIDAD: mensual
Con ilustraciones
Los primeros editores de Pan fueron Antonio Alatorre y Juan José Arreola, quienes en la primera entrega (junio de 1945) aclaran que hacer una revista literaria en Guadalajara es una tarea difícil, ya que no se cuenta con los apoyos necesarios. Se invita a los amigos a publicar y a alentar el proyecto.
Sin embargo, en la presentación a la edición facsimilar -publicada por el Fondo de Cultura Económica (FCE)*- Antonio Alatorre explica que Pan fue un divertimento.
La revista no contó con suscriptores ni anunciantes. Fue auspiciada por personas de Guadalajara y, a pesar de la falta de recursos económicos, sus editores publicaron siete números de excelente calidad en el papel y la tipografía; el título fue impreso en tres colores, el logotipo lo diseñó el pintor Alejandro Rangel Hidalgo (que también colaboró con algunas viñetas) y cada entrega constaba de 100 ejemplares.
Debido a que Arreola viaja al extranjero, Antonio Alatorre invita a Juan Rulfo a formar parte de la dirección de la revista y ambos se hacen cargo de la publicación hasta la entrega número 6, cuando Alatorre viaja a la ciudad de México. La dirección del número 7 y último (enero-febrero de 1946) queda bajo la responsabilidad de Adalberto Navarro Sánchez (también director de la revista jalisciense Et Caetera*), quien aumenta el número de páginas de Pan e incluso incorpora a la revista un suplemento. En cada una de las entregas de la revista se publicaron poemas, fragmentos de novelas, ensayos, relatos y traducciones.
La primera entrega incluía "Reflexiones sobre la forma" de Arturo Rivas Sáinz (también fundador de la revista jalisciense EOS*), "Fragmentos de una novela" de Arreola y un texto de Alfonso de Alba M. sobre Francisco González de León (de quien también se publicaron poemas). El segundo número edita "Nos han dado la tierra" de Rulfo, un texto de Rivas Sáinz sobre Páramo de sueños de Alí Chumacero, y poemas de Antonio Alatorre. En la tercera entrega se publica "El converso" de Arreola, y poemas de Miguel Rodríguez Puga. La cuarta entrega reúne poemas de Adalberto Navarro Sánchez y de Ramón López Velarde, así como "El desahucio" de Rivas Sáinz. El quinto número publica poemas de Ricardo Serrano. La sexta entrega edita "Carta a un zapatero que compuso mal unos zapatos" y "Soneto", de Arreola; "Ojos que te vieron" de Chumacero; poemas de Luis Noyola Vázquez y de Juan de Alba, y el relato "Macario", de Rulfo. El último número incluye textos de Rivas Sáinz; poemas de Chumacero; "Ausentes", de Edmundo Báez; "A Beatriz", de Navarro Sánchez; reseñas de Alatorre y Navarro Sánchez, y el suplemento en el que se publicó "El despojo", de Georges Duhamel.
Cada número incluye traducciones de fragmentos de Maurois, Valéry, Dunoyer de Ségonzac, Cocteau, Raïsa Maritain y André Rousseaux, todas realizadas por Antonio Alatorre
[Pliego mensual de literatura (1973-74)]
DIRECTOR GENERAL: Raúl Renán
DIRECTOR DE ARTE Y DISEÑO: Óscar de Juanbelz
DOMICILIO: Ciencias 71-204, México, D. F. Cuartel General, Librería, Libros Escogidos de Polo Duarte
PERIODICIDAD: Mensual
Con ilustraciones
En 1973 y 1974, de una peña que se reunía todas las mañanas sabatinas en la Librería de Polo Duarte surgió a la luz Papeles, publicación en formato tabloide, de dos planas, dedicada a la literatura.
La publicación de los doce números del tabloide fue posible gracias al apoyo del Dr. Ramón Nájera, ejecutivo de la Editorial Grolier, quien ofreció realizar tirajes de 20 mil ejemplares al mes. Del tiraje mensual, la editorial entregaba mil o dos mil impresos al director del pliego, mientras que el resto lo repartía gratuitamente entre sus clientes.
El consejo editorial estuvo formado por Otaola, Francisco Cervantes y Eduardo Mejía. En una pequeña nota titulada “Entrada”, Otaola escribe sobre los propósitos de la revista: “Diversidad. El rasgo variopinto. Cierto empaque mural, cierto tono festivo y grave, sin inclinación a la solemnidad”.
En la publicación se incluían textos de “autores nuevos, de autores logrados y de autores que rozan la celebridad: angelicales y demoniacos, sin faltar los ingenuos, los disparatados, los esquizofrénicos [...]”.
El humor y el juego fueron rasgos característicos del pliego. Destaca la búsqueda constante no sólo en términos de creación de textos literarios, sino en relación con la formación del texto y la organización tipográfica.
En la primera plana se incluyen textos de diversos autores, escritos expresamente para Papeles o tomados de libros ya publicados. Los textos tienen un acomodo aparentemente azaroso. No hay un patrón a seguir en la formación de la plana. Un poema circular, casi siempre escrito por Renán, enmarca los textos. Hay, también, colaboraciones originales, manuscritas o escritas a máquina.
En el envés del pliego se incluyen ilustraciones relacionadas con algún autor o tema tratado en los textos.
En una nota publicada en Plural*, en agosto de 1973, José de la Colina destaca la distribución laberíntica de la publicación, así como el bello logotipo y el “poster” en una de sus planas. Se reconoce, asimismo, la labor de la peña, la cual, a pesar del smog, se reunía en la librería, frente a la Alameda Central, a crear el pliego.
En Papeles publicaron Guillermo Fernández, Ricardo Garibay, Francisco Hernández, Álvaro Mutis, Gabriel Zaid, Juan Manuel Torres, Ernesto Mejía Sánchez, Ángeles Mastretta. También hay fragmentos de textos y frases de Ramón Gómez de la Serna, Efrén Hernández, Keats, Camilo José Cela, Macedonio Fernández, Julio Cortázar, Tito Monterroso, entre otros
DIRECTOR GENERAL: Héctor Alvarado
DOMICILIO: Ciudad Universitaria, San Nicolás de los Garza, Nuevo León
PERIODICIDAD: mensual
Con ilustraciones
Papeles de la Mancuspia se anuncia como una publicación de la Cofradía de Visionarios "Edipo Rey" y toma su nombre de un animal imaginario descrito por Julio Cortázar en su cuento "Cefalea". En el texto "Editorial" del primer número, de mayo de 1994, se advierte que la revista tiene como objetivo publicar literatura de y desde la excepción. Sus cuatro páginas comprenden básicamente poesía, cuento, aforismos y traducciones, y su fin más evidente es el juego, la antisolemnidad, el humor, el absurdo, sin escatimar la calidad
[Revista semanal. (1917)]
DIRECTORES: Enrique González Martínez, Ramón López Velarde y Efrén Rebolledo
REDACTORES: Jesús Urueta, Antonio Caso, Alfonso Cravioto, Genaro Estrada, Julio Torri, Manuel Toussaint, Rafael Cabrera, Rafael López, Mariano Silva, José D. Farías, Enrique Fernández Ledesma, Jesús Villalpando y Esteban Flores
DOMICILIO: Cinco de Mayo 32, México, D.F.
PERIODICIDAD: semanal
Con ilustraciones
El primer número de Pegaso vio la luz el 8 de marzo de 1917 y el último se publicó el 27 de julio del mismo año.
La agitación causada por la Revolución había desestabilizado, en general, al país y, en particular, a los procedimientos culturales institucionalizados en el régimen porfirista. Ya no se estilaba formar grupos de intelectuales con grandes proyectos. Los escritores se encontraban dispersos. Destacaron algunos autores que tenían en común el deseo por vencer los postulados estéticos del Modernismo*. Entre ellos se encontraban los tres directores de Pegaso: Enrique González Martínez, Efrén Rebolledo y Ramón López Velarde. Estos escritores han sido agrupados por algunos críticos dentro de la corriente conocida como Posmodernismo*.
Después de Gladios*, desaparecida un año antes, Pegaso se convierte en la nueva opción editorial del momento. La revista no contiene presentación o declaración de principios.
Su contenido la da a conocer como una revista que combina el comentario periodístico internacional con el literario, deportivo, artístico y de espectáculos. Hay información actual y ensayos profundos sobre filosofía y literatura. También hay análisis de la situación internacional, de la Primera Guerra Mundial y de la Revolución Rusa.
Pegaso no fue precisamente un proyecto especializado en literatura. Revistas como La Nave* habían fracasado, según Francisco Monterde, por el exceso de información literaria. Los directores de Pegaso quizá previeron esta situación y optaron por invertir en un producto que ofreciera información variada a un número mayor de lectores.
Había un antecedente, la revista Vida Moderna, dirigida por Carlos González Peña, que presentaba este concepto combinado. Y, hacia el mismo año, 1917, surgió un proyecto de factura semejante: El Universal Ilustrado. Los responsables de Pegaso, González Martínez, Rebolledo y López Velarde parecían querer, a través de esta propuesta editorial, desmitificar el órgano especializado y elitista e intentar una fórmula de vida autofinanciable, de amplia oferta. Lo mismo hay notas de interés para mujeres que para hombres, y se propone como abierta al gran público.
Según se evidencia en la revista, los directores no tuvieron reparos para conseguir cualquier tipo de publicidad que contribuyera a la publicación ininterrumpida del órgano informativo.
El formato de la revista fue estable durante los 20 números aparecidos. Las portadas son distintas entre sí, realizadas por dibujantes y pintores como Saturnino Herrán, Antonio Gómez y Francisco de la Torre. Contiene diversas ilustraciones y fotografías.
En Pegaso se manejaron secciones fijas. En la primera página de algunos números aparece un espacio destinado a la "Crónica"; en el primero se publicó la prosa velardiana "La avenida Madero". La sección "Actualidad" incluyó comentarios de México y el extranjero, a manera de editoriales. Destacaron también secciones como "La Gran Guerra", con información de la Primera Guerra Mundial; "Ajedrez", "Teatros y Cines", "Deportes", "Libros y Revistas", "Vida Artística y Literaria", todas ellas sin rúbrica.
También hubo secciones destinadas a asuntos literarios y culturales en general. Manuel Toussaint publicó varias notas dentro del apartado llamado "México colonial". Genaro Estrada, Luis González Obregón, Mariano Silva y Aceves, entre otros, se ocupan de temas de la historia del país en sus periodos colonial e independiente.
Hay una sección denominada "Cuento semanal" y una página destinada a la publicación de poemas de diversos autores.
La falta de recursos y la deficiencia de los medios de impresión favorecieron la desaparición de Pegaso a escasos cinco meses de haber nacido
El PEN Club de México es una sección del PEN Club Internacional, organización de escritores, dramaturgos y editores, fundada en Londres por autores como George Bernard Shaw, Anatole France y Thomas Mann, en 1920.
En México, se abrió en 1924 bajo la dirección del poeta Genaro Estrada. En 1926, Francisco Monterde sustituyó a Estrada en la presidencia del Club y se encargó de que las sesiones prosiguieran mensualmente.
El PEN Club careció de estatutos y –según Monterde- podían pertenecer a la asociación todos aquellos que estuvieran interesados viva y realmente en la literatura mexicana.
Cada dos años se renovaban los presidentes, y ocuparon ese puesto Alejandro Quijano, Juan de Dios Bojórquez, Francisco Orozco Muñoz y Francisco Rojas González, entre otros. Con Genaro Estrada a la cabeza, se editaron tres páginas de Dichos y proverbios populares del escritor Carlos Gutiérrez Cruz. Además, apareció la revista La pajarita de papel*, con textos de los miembros del Club, como Julio Torri, Martín Gómez Palacio, Alfonso Reyes, Jaime Torres Bodet, Luis Quintanilla, Xavier Icaza, Xavier Villaurrutia, Alfonso Cravioto, José Juan Tablada, Manuel Toussaint, Daniel Cosío Villegas, Alfonso Junco y muchos más.
En 1951, con la muerte del poeta Francisco Rojas González, el Club desapareció después de mucho tiempo de trabajo ininterrumpido. En la segunda mitad de la década de los sesenta se reconstituyó la agrupación, presidida al comienzo por José Luis Martínez, quien promovió además la segunda época de La pajarita de papel.
Desde el 11 de noviembre de 1994, existe una sección del PEN Club Internacional en Guadalajara. Desde el comienzo hasta hoy, la presidenta ha sido la escritora jalisciense Martha Cerda.
La sede del PEN Club Guadalajara se encuentra en las instalaciones de la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM)* de esa ciudad. Hoy, el Club de Guadalajara cuenta con aproximadamente 50 socios. Para pertenecer a éste organismo se requiere una carta de adhesión y pagar la cuota de recuperación.
Existe también una sección del PEN Club en la ciudad de San Miguel de Allende, Guanajuato, a cargo de Carlos Kushinski
PEN CLUB INTERNACIONAL, SEDE GUADALAJARA, JALISCO
PEN CLUB INTERNACIONAL, SEDE GUADALAJARA, JALISCO
[(Primera época 1987-1990; segunda época 1993-)]
DIRECTORES: Marco Antonio Campos, Javier Sicilia y Eduardo Vázquez
CONSEJO EDITORIAL: Julieta Arteaga, Jaime Turrent, Alejandro Toledo y Jorge Von Ziegler
DOMICILIO:
PERIODICIDAD: bimestral
Con ilustraciones
Periódico de Poesía es una publicación especializada en poesía que incluye poemas de autores nacionales e internacionales, ensayos, crítica, entrevistas con poetas, traducciones y comentarios sobre libros y revistas especializados en el tema.
La revista comenzó como una coedición entre la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM). El formato en esta primera época era tabloide.
Hasta ahora ha tenido dos épocas. La primera, de 1987 a 1990, y la segunda de 1993 hasta la fecha. El número 1 de la primera época salió a la luz en mayo/junio de 1987. Durante esta primera época, el Directorio cambio en diversas ocasiones. En el número 3, la dirección está a cargo de Marco Antonio Campos y Luis Hernández Palacios; en la Redacción, Javier Sicilia y Eduardo Vázquez; en el Consejo editorial, Julieta Arteaga, Ernestina Loyo, Alejandro Toledo y Jorge Von Ziegler.
La publicación se volvió irregular. Entre el número 9, de septiembre-octubre de 1988, y el número diez transcurrió más de un año. Además, en el número 10, de noviembre-diciembre de 1989, desaparece Marco Antonio Campos de la dirección y lo sustituye Hernán Lara Zavala. Luis Hernández Palacios permanece como director.
En 1989 salieron el número 11 y 12, y el número 13 apareció en 1990. Lara Zavala ya no será director, sino coordinador. El director es Eduardo Vázquez. En el número 15 desaparece la coordinación y se queda como director Eduardo Vázquez.
Durante esta primera época, permanece la única sección fija “Minutero”, destinada al comentario de libros sobre poesía de reciente aparición.
En 1993 comienza una nueva época de la revista, que ahora saldrá con cada estación del año y la periodicidad será fija. El primer número apareció en la primavera de 1993. El director es Marco Antonio Campos, el subdirector Raúl Renán, la secretaria de redacción es Laura González Durán y el Consejo editorial está constituido por: Mariana Bernárdez, Bernardo Ruiz, Judith Sabines y Hernán Lara Zavala. Además, la revista ya no se edita con la UAM. Ahora, la UNAM coedita con el Centro de Información y Promoción de la Literatura “José Joaquín Fernández de Lizardi” (CNIPL)*, del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)*.
En esta segunda época se incluye una sección, en la cuarta de forros, denominada “Poesía visual”, en la que se entrevista a artistas plásticos. Las secciones que permanecieron a lo largo de esta época son “Convivio”, de Guillermo Fernández, con traducciones y comentarios sobre poetas italianos. “Vía Alterna”, por Raúl Renán, con comentarios sobre revistas y libros de poesía; “La imagen poética”, que incluye una imagen fotográfica; “Libros varios“, con reseñas.
Con el número 19, de otoño de 1997, Periódico de Poesía cambia de director y de Consejo editorial. Ahora, el director será Vicente Quirarte; el subdirector seguirá siendo Raúl Renán y el Consejo de redacción estará integrado por: Rubén Bonifaz Nuño, Michel Butor, Luis Alberto de Cuenca, Jorge Esquinca, Darío Jaramillo Agudelo, Ernesto Lumbreras, Eugenio Montejo, Myriam Moscona, Álvaro Mutis, José Emilio Pacheco y Javier Sicilia.
En esta nueva presentación se agregan, a las ya existentes, dos secciones más: “Línea de rumbo”, por Jorge Esquinca, con comentarios escuetos sobre distintos autores, libros y temas de poesía, y “La condición de Melusina”, por Jorge Fernández Granados, con ensayos críticos sobre libros de poesía. La sección “Libros varios” cambia su nombre por el de “Reseñas”, en la que se hace referencia a libros de poesía de reciente aparición, de autores nacionales e internacionales
A iniciativa del Fondo de Cultura Económica (FCE)* y de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) se concibió el proyecto denominado Periolibros, cuyo objetivo fue hacer llegar, por medio de los periódicos y a manera de suplementos, obras íntegras de autores latinoamericanos y españoles.
El proyecto fue codirigido por Adolfo Castañón (por parte del FCE) y por Germán Carnero Roqué (por parte de la Unesco).
En total, se publicaron 60 periolibros que iban dentro de 23 diarios en lengua española y dos en portuguesa, de autores como Octavio Paz, Juan José Arreola, Mario Vargas Llosa, Jorge Luis Borges, Augusto Roa Bastos, Eça de Queiros, Augusto Monterroso y Rubén Darío. Los textos fueron ilustrados por renombrados pintores, como Rufino Tamayo, María Elena Vieira Da Silva, Arnaldo Cohen, Alberto Gironella y José Luis Cuevas.
En el caso de México, los Periolibros se editaron por los diarios pertene-cientes a la Organización Editora Mexicana (OEM), que incluye periódicos como El Sol de México.
Desde 1997, el proyecto perdura a través de una exposición itinerante que recorre latinoamérica. Se ha planeado que la exposición dure hasta el año 2000
[Revista de bibliografía (1982-1984)]
DIRECTOR: José Luis Morales Baltazar
DOMICILIO:
PERIODICIDAD: bimestral
Esta revista especializada se publicó en la ciudad de México entre octubre de 1982 y mayo de 1984. En total, fueron 12 números. Se llegaron a incluir, en cada número, de 300 hasta 400 fichas de los libros publicados en México en aquella época. Cada ficha llevaba un comentario sobre el libro en cuestión. Asimismo, había entrevistas con autores y editores. En uno de los números aparece la última entrevista con el periodista Manuel Buendía, llevada a cabo por Tomás Tenorio. La revista dejó de publicarse por cuestiones económicas
[Civilización y barbarie. Suplemento cultural de El Economista (1992-1994)]
DIRECTOR EDITORIAL: Martín Casillas de Alba
EDITOR: Cecilia Kühne Peimbert
ASESOR EDITORIAL: Pablo Soler Frost
COEDITORES: Rodrigo Johnson Celorio y Flavio González Mello
DOMICILIO: Avenida Coyoacán 515, colonia del Valle, México, D.F.
PERIODICIDAD:
Con ilustraciones
El diario El Economista, fundado en 1988 por Luis Enrique Mercado y Martín Casillas, empezó a publicar su suplemento cultural por iniciativa de Martín Casillas y Cecilia Kühne en octubre de 1992. Desde 1988, El Economista mantuvo una sección cultural diaria titulada La Plaza, cuyo nombre proviene del de una revista fundada por Casillas, La Plaza de Coyoacán.
Entre las secciones y columnas con que contó, destacan los textos editoriales escritos por Pablo Soler o Cecilia Kühne; "Vidas perpendiculares", sección en la que David Huerta compara las biografías de dos personajes históricos o ficticios; "Geografía literaria", a cargo de Vicente Quirarte, quien toma espacios físicos de la ciudad de México para hablar de algún escritor, generalmente decimonónico, que vivió allí; la sección de entrevistas "Los creadores", a cargo de Martín Casillas, y "Letras sobre letras", por Raúl Renán, que trata sobre curiosidades filológicas.
La primera parte del suplemento generalmente era de carácter monográfico y abordaba temas y autores distintos. En el número 52, que conmemora el primer aniversario, aparece una lista de temas, columnistas, fotógrafos y dibujantes que intervinieron durante el primer año.
El suplemento también le dio cabida a información sobre teatro, exposiciones, cursos, talleres, música, entre otras actividades. En el número 75, del 20 de mayo de 1994, desaparece el subtítulo y el nombre de Martín Casillas. En adelante, el suplemento se convirtió en La Plaza. Guía para fin de semana, que desde entonces es una cartelera con reseñas y recomendaciones. La causa de la salida del equipo redactor del suplemento fue un choque de opiniones con la directiva del diario
[Crítica y literatura (1971-1994 )]
DIRECTOR: Octavio Paz
SECRETARIO DE REDACCIÓN: Tomás Segovia
DISEÑO: Vicente Rojo
DOMICILIO: Reforma 12-505. México, D.F.
PERIODICIDAD: mensual
Con ilustraciones
La revista Plural nace en octubre de 1971 como iniciativa de los administradores y colaboradores del periódico Excélsior. Por entonces, Julio Scherer era Director general y Hero Rodríguez Toro fungía como gerente general. Aquí daría comienzo la primera época de la revista, bajo la dirección de Octavio Paz.
Los primeros números de Plural fueron editados en formato tabloide. En el número 27, de noviembre de 1973, el formato se redujo. La revista, en esta primera época, no incluye nota de presentación o referencia alguna a propósitos específicos. La publicación le dio énfasis a los textos literarios (poesía, ensayo y cuento), pero también se tocaron temas de sociología y filosofía, entre otras disciplinas.
A partir del número 5, se incluye una sección llamada "Letras, letrillas, letrones", en la que se publica correspondencia y comentarios sobre funcionarios y gente del medio literario y artístico, así como avisos clasificados con peticiones y requerimientos de todo tipo. Al final de cada número, se incluye una breve nota curricular de los colaboradores.
Plural publicaba, en su primera época, doce suplementos al año, dedicados a presentar a escritores poco conocidos en nuestra lengua y a temas de actualidad.
En el número 13, de octubre de 1972, hay variaciones en el directorio: Kazuya Sakai aparece como secretario de redacción y dirección artística, e Ignacio Solares es el redactor.
Posteriormente, se integró Danubio Torres Fierro como Secretario de Redacción y apareció el Consejo de redacción formado por José de la Colina, Salvador Elizondo, Juan García Ponce, Alejandro Rossi, Tomás Segovia y Gabriel Zaid. Apareció una sección llamada "Libros", que incluía reseñas de nuevas publicaciones y reediciones.
En la primera época de Plural se editaron 58 números. Julio Scherer dejaba la dirección de Excélsior en julio de 1976 y, con él, Paz y su grupo se retirarían de Plural.
Para comprender el trayecto de la revista Plural y la súbita salida de Octavio Paz de ésta, es pertinente contextualizar la situación por la que atravesó el periódico y, con él, la revista.
Los sucesos que llevaron al grupo de Julio Scherer a renunciar a Excélsior forman ya parte de la historia de la prensa en México. El periódico Excélsior, que trabaja bajo el régimen de cooperativa, era, en la época de Scherer, una empresa dinámica, independiente, que se consolidaba cada vez más como el ejemplo de la libre expresión en México. Scherer trabajó en favor de proporcionar a sus lectores datos confiables y una crítica aguda sobre la situación del país y el manejo político de éste.
Meses antes de la salida del grupo, los trabajadores de Excélsior recibieron numerosas amenazas e intimidaciones. Se fraguaba un golpe contra el periódico. Vicente Leñero narra en su novela-testimonio Los periodistas, que los antecedentes que llevaron al grupo a su definitiva derrota fueron numerosos e incluyeron desde acusaciones públicas a reporteros hasta la organización, en el interior del periódico, de un grupo de choque al frente del cual estaba Regino Díaz Redondo.
Las causas que llevaron a esta ruptura obedecieron a la censura por parte del entonces presidente Luis Echeverría a propósito de las críticas realizadas contra su política exterior. Nada quedó totalmente claro, pero es de suponer que la dimensión del embate y la falta de apoyo oficial a Scherer eran parte de un complot.
Desconocedores del duro golpe que se gestaba en su contra, Scherer y sus colaboradores decidieron redactar un desplegado de denuncia a los instigadores, que debía ser publicado el 8 de julio de 1976. El desplegado nunca apareció; fue detenido en los talleres en la madrugada de este día para impedir su divulgación. La página 22A del periódico apareció en blanco. Ese mismo día, por la tarde, el grupo de Scherer dejaba el periódico.
El suceso causó gran revuelo en los medios intelectuales. Se escribieron numerosos desplegados. Entre otros, la revista Plural realizó una declaración solidaria firmada por diecisiete escritores, cuyos principales conceptos serían después resumidos por Octavio Paz en un artículo publicado en un periódico español: "Excélsior
[...] se transformó en un periódico distinto a los otros: Excélsior empezó a decir lo que muchos querían y no podían decir. El diario se convirtió en el centro de convergencia de las opiniones libres y disidentes de México. No todo lo que se dijo en Excélsior coincide con lo que yo pienso y creo. Más de una vez estuve en desacuerdo con muchos de sus colaboradores. No defiendo sus opiniones: defiendo su derecho a sostener ideas distintas a la mías
[...]".
Después de este golpe, Scherer fundaría la revista Proceso y Octavio Paz optaría por iniciar la revista Vuelta*.
Al grupo que abandonó Excélsior pertenecían Miguel Ángel Granados Chapa, Miguel López Azuara, Heberto Castillo, Antonio Delhumeau, Gastón García Cantú, Ricardo Garibay, Jorge Hernández Campos, Jorge Ibargüengoitia, Froylán M. López Narvaez, Vicente Leñero, Salvador Elizondo, Octavio Paz, Ignacio Solares, Carlos Monsiváis y José Emilio Pacheco, entre muchos otros.
Durante la etapa de Paz en Plural, la revista dio a conocer a escritores de gran talla internacional. Él y sus colaboradores se esforzaron por introducir en México, con traducciones hechas por miembros del mismo grupo, textos centrales y marginales de autores hasta entonces desconocidos. El esfuerzo de Paz fue en el sentido de introducir literatura de otras latitudes e internacionalizar a los escritores de México: la apertura hacia el resto del mundo se volvía impostergable. Este esfuerzo fue violentamente interrumpido. La revista renovó su cuadro directivo y su derrotero fue distinto; nunca volvería a ser la misma.
El 9 de julio de 1976, Excélsior cambiaba de director y gerente generales. En el número 59 de Plural, de agosto de 1976, el encargado de la Dirección general del periódico era Regino Díaz Redondo, y el encargado de la Gerencia general, Juventino Olvera López. Comenzaba la nueva época de la revista. En este número apareció como responsable de la edición Roberto Rodríguez Baños; el diseño es de Luis de la Torre. Desaparece la sección: "Letras, letrillas, letrones".
En el número 61 se añade un nombre al directorio: Lazlo Moussong como coordinador. El responsable seguirá siendo Rodríguez Baños.
Los ajustes que se hacían en la dirección del periódico repercutían en el desarrollo de la revista. Sin embargo, su continuidad siguió en marcha y la periodicidad no varió. Cambios constantes se registraban en el directorio.
En la portada del número 65, de febrero de 1977, se anuncia una nueva época de la revista Plural.
En el número 69 se incluye una dirección colegiada: Roberto Rodríguez Baños, Jaime Labastida, Lazlo Moussong y Juan Bañuelos. Los dos primeros nombres aparecen en tipografía bold. La sección "Libros" continuó durante esta segunda época.
En este mismo número aparece una nota de presentación de la nueva época de Plural, en la que se anuncia la ampliación de la orientación ideológica de la revista y se afirma una posición internacionalista. La revista se propuso integrar en su consejo a escritores latinoamericanos del exilio.
A partir de 1978, Labastida es formalmente el único director de Plural. La revista se divide en apartados: libros a cargo de Juan Bañuelos; música, Uwe Frisch; ensayo, Jaime Labastida; comentarios, José Luis Mejías; teatro, Elda Peralta; cine, Humberto Ríos; artes plásticas, Ida Rodríguez Prampolini; entrevistas y reportajes, Manlio Tirado.
En el número 240, de septiembre de 1991, se celebran los veinte años de Plural. Jaime Labastida escribe una nota donde resalta la gran labor de la revista y su duración a pesar de no tener un origen institucional.
En el número de septiembre de 1992 se conmemoraron los 21 años de la revista y, con ello, "su mayoría de edad". En un discreto comentario sobre estos 21 años, Labastida aclara la propiedad de la revista, de la cooperativa Excélsior, y destaca los 21 años ininterrumpidos de labor.
En esta última etapa se incluye la sección "Arca de Noé", con comentarios sobre medios masivos de comunicación, libros, teatro, revistas, curiosidades literarias y entrevistas.
El último número de Plural correspondió a diciembre de 1994
Nace como grupo en 1956 bajo los auspicios de la Dirección de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México (Véase Coordinación de Difusión Cultural de la Universidad Nacional Autónoma de México [UNAM]*), con Jaime García Terrés al frente y bajo la coordinación del Teatro Universitario del dramaturgo Héctor Mendoza. En sus comienzos fue un grupo integrado por escritores, músicos, pintores, cantantes y actores jóvenes; después se convirtió en un grupo teatral.
Aunque todavía se sigue discutiendo si la propuesta inicial vino de García Terrés o de Héctor Mendoza, la idea fue originalmente organizar una serie de lecturas de poesía, para lo cual se buscó la participación de Octavio Paz y de Juan José Arreola; ellos fueron los primeros directores literarios del grupo, y más tarde se les sumarían Antonio Alatorre y Margit Frenk (como consejeros literarios del Siglo de Oro español y como actores y cantantes), Elena Garro, León Felipe, Carlos Fuentes, Diego de Meza, Sergio Fernández, José de la Colina, José Emilio Pacheco, Juan García Ponce, María Luisa Mendoza y Alfonso Reyes, entre otros escritores.
Para realizar el proyecto, el grupo se propuso escenificar la poesía y darle un espacio poético al teatro. Así, mientras Octavio Paz terminaba de escribir La hija de Rappaccini (una de las piezas que integraron el segundo programa del grupo), Arreola armó el primer programa, compuesto por las siguientes obras: la Égloga IV, de Juan de la Encina; La farsa de la casta Susana, de Diego Sánchez de Badajoz, y cuatro obras cortas de García Lorca (La doncella, el marinero y el estudiante; El paseo de Buster Keaton; Quimera y El niño y el gato). De esta selección -mezcla de lo más antiguo del teatro español con la vanguardia surrealista del teatro de Lorca- surgen las primeras características de Poesía en Voz Alta, establecidas por Arreola en el programa de presentación de esta primera puesta en escena: la primera intención era volver a los orígenes del teatro, quitándole cualquier tipo de artificio innecesario; es decir, llegar a la esencia del teatro, a la palabra hablada. Se sumaron también el goce lúdico, la introducción de elementos inesperados que rompían con la solemnidad y rigidez del teatro nacional, predominantemente realista durante esa década; se creó una escenografía y un vestuario poco usuales para la dramaturgia nacional y, con la participación de músicos, pintores y artistas, se logró algo que -para muchos- significó el nacimiento del teatro experimental mexicano (que tuvo como único antecedente en México al Teatro Ulises, animado por Antonieta Rivas Mercado y por los Contemporáneos*).
A partir de este primer programa (presentado en el teatro El Caballito), el grupo se transformó en el movimiento teatral Poesía en Voz Alta; se logró montar un total de ocho programas, en los que muchas veces se combinaba música, artes plásticas, piezas teatrales vanguardistas y medievales o del Siglo de Oro español, así como otros elementos escenográficos novedosos. A partir del quinto programa -octubre de 1957-, cuando José Luis Ibáñez tomó el lugar de Héctor Mendoza, el montaje fue sólo de obras unitarias, como Asesinato en la catedral, de T. S. Eliot; Las criadas, de Jean Genet; Electra, de Sófocles y La moza del cántaro, de Lope de Vega. El octavo y último programa, cuyo estreno fue el 27 de septiembre de 1963, marcó el fin de Poesía en Voz Alta, aunque muchos de sus participantes siguieron dedicándose al teatro en forma independiente.
Los primeros cuatro programas fueron auspiciados por la Universidad Nacional Autónoma de México; los siguientes tres corrieron a cargo de diversas instituciones privadas, y la última producción, cuyo escenario fue la Casa del Lago*, de nueva cuenta corrió a cargo de la UNAM. Algunos montajes incluyeron la participación de directores literarios como Juan José Arreola y Octavio Paz; otras puestas en escena incluían musicalización, ya fuera de Joaquín Gutiérrez Heras, Leonardo Velázquez o Raúl Cosío; los programas también contaban con la participación de artistas plásticos, como Juan Soriano, Héctor Xavier o Leonora Carrington, que se encargaban de la escenografía o del vestuario, o de ambos.
Los montajes se llevaron a cabo en sitios como el teatro El Caballito, el Teatro Moderno, la antigua Escuela de Arquitectura de la Universidad Iberoamericana (hoy restaurante San Ángel Inn) y la Casa del Lago.
Algunos de los actores que acudieron al llamado del grupo y participaron en los montajes fueron: Carlos Fernández, Carlos Castaño, José Luis Pumar, Pina Pellicer, Tara Parra, Nancy Cárdenas, María Luisa Elío, Juan José Arreola, Juan Ibáñez, Ofelia Guilmáin, Meche Pascual, José Carlos Ruiz, Antonio Alcalá, Ketty Valdés, Alicia Quintos, Ana Ofelia Murguía, Rosenda Monteros, Enrique Stopen, Héctor Ortega, Héctor Godoy, Manola Saavedra, Rosa María Saviñón, Ulalume González de León, Eduardo McGregor, Raúl Dantés, Juan Ibáñez y Juan José Gurrola (los dos últimos continuaron como directores teatrales, separados ya del movimiento teatral Poesía en Voz Alta).
Aunque cada programa presentó distintas innovaciones, entre las características y logros generales de Poesía en Voz Alta se encuentran la creación de un lenguaje autónomo, paralelo e independiente del texto dramático, que significó el nacimiento de lo que hoy se conoce como lenguaje de la puesta en escena; dar énfasis al movimiento, al trabajo vocal y corporal y a la gesticulación de los actores para determinar el ritmo de la puesta en escena; subrayar la importancia de la composición plástica antes que la historia contada; la incorporación del sketch, el music-hall, la carpa, la pantomima, la danza, el ballet y la música; subrayar la importancia de la dirección en los montajes; la utilización de vestuarios con colorido, máscaras y objetos artísticos en el escenario, o bien dejarlo vacío o con poca utilería; realizar en escena una lectura moderna de los textos clásicos españoles, combinándolos con obras dramáticas vanguardistas, e incluso con otro tipo de textos considerados hasta entonces sin relación con las obras dramáticas que usualmente se llevaban a escena; hacer del teatro un espectáculo múltiple, un espacio libre y experimental que permitiera a los artistas intervenir como autores, con todas sus posibilidades creativas e imaginativas
Se agrupa bajo este rubro la producción poética con tema piadoso y místico relacionado con el cristianismo. Es evidente que el hecho de que un poeta invoque o implore a Dios no lo incluirá bajo la denominación 'poesía religiosa'. El poema puede carecer de valor religioso, pero se buscará la originalidad en la forma de abordar el tema, en el manejo del lenguaje. Así, deben unirse lo estético en la forma y lo auténtico en el sentimiento y la fe.
Muchos escritores de textos religiosos son o fueron frailes o sacerdotes, pero lo que caracteriza generalmente a los autores dentro de este rubro es una actitud interrogativa ante la vida.
Las revistas literarias que, a lo largo del siglo XX, han publicado poesía religiosa en sus páginas son Revista Moderna*, Contemporáneos*, Tierra Nueva*, Rueca*, Letras de México*, Revista Mexicana de Literatura*, y Trento, entre otras.
Los temas fundamentales de la poesía religiosa son la muerte, relacionada con la liberación y la paz del espíritu; la soledad, en la que se pretende encontrar a Dios por medio de la reflexión y la mirada introspectiva; el diálogo con Dios; la pasión de Cristo y otros temas del Nuevo Testamento, y las "cosas de la creación".
Entre los poetas religiosos más destacados se encuentra Alfredo R. Placencia, con El libro de Dios (1924), cuyo “Prólogo” es obra del poeta Javier Sicilia. Para Sicilia, los poemas de Placencia son la expresión de un alma que se reconoce impotente y miserable para acceder a la salvación. Concha Urquiza, autora del libro El párroco ideal según yo lo había soñado (1955), fue también profundamente religiosa. El corazón preso es una recopilación de los poemas de Urquiza llevada a cabo por Gabriel Méndez Plancarte y José Vicente Anaya. Carlos Pellicer, que ya había escrito poesía religiosa, publicó en 1978 un volumen dedicado exclusivamente a este tipo de temas: Cosillas para el nacimiento.
Otros poetas religiosos destacados son Manuel Ponce, Benjamín Sánchez, Gloria Riestra, Alfonso Junco, Gabriel y Alfonso Méndez Plancarte, Ignacio Montes de Oca, Salvador Díaz Mirón, Francisco González León, Alfredo R. Placencia, Octavio G. Barreda, José Luz Ojeda, Octaviano Valdés, Francisco Alday, Octavio Novaro, Roberto Cabral del Hoyo, Moisés Montes, Alfonso Gutiérrez Hermosillo, Antonio Brambila, Efraín Gómez Luna, José Y. Armida, Juan Cotto, Javier Sicilia y Celia Hernández Díaz
DIRECTOR: Hugo Gola
CONSEJO DE REDACCIÓN: Juan Alcántara P., Ana Belén López y J. Gerardo Menéndez
PROGRAMACIÓN: J. Gerardo Menéndez
DOMICILIO: Paseo de la Reforma 880, Lomas de Santa Fe. México, D.F.
PERIODICIDAD: cuatrimestral
Con ilustraciones
Revista de la Universidad Iberoamericana dedicada a la publicación de poesía y teoría poética. Desde sus inicios a la fecha ha estado dirigida por Hugo Gola, quien en la presentación del primer número (primavera de 1990) anuncia que la revista se propone la difusión de buenos poemas, actuales y antiguos, escritos en lengua castellana o en otras. También tratará de exponer el pensamiento de los poetas sobre su propio oficio.
Respecto del Consejo de redacción, desde el comienzo se ha mantenido igual, sólo que en la entrega número 2 se le sumará Roberto Tejada. La revista no cuenta con secciones fijas; en ella se da igual importancia tanto al ensayo y a la reflexión sobre temas poéticos como a la publicación de poemas de escritores nacionales y extranjeros (traducidos al castellano por diversos colaboradores). Algunas entregas son monográficas, o bien, son homenajes a algún poeta en particular. En la revista han colaborado poetas y ensayistas de prestigio.
Muchos de los poemas ahí publicados han sido ilustrados con fotografías o reproducciones de las obras de distintos artistas plásticos. Poesía y Poética recibió el Premio Ornaldo Orfila a la Edición Universitaria en 1994 y en la actualidad se publica trimestralmente
En la segunda década del siglo XX, surgieron dos agrupaciones coetáneas: los Contemporáneos* y el Estridentismo*. Es alrededor de estos dos grupos que se inicia una de las polémicas más sonadas en el medio literario mexicano durante la primera mitad del siglo.
Los orígenes de la polémica pueden establecerse a partir de la suma de acontecimientos que sucedieron en México, y en particular en el ámbito literario. El Estridentismo fue la manifestación más sólida del movimiento vanguardista de los años veinte; la ruptura que proponían los postulados estridentistas era novedosa en la historia de las letras del país. Esto causó gran revuelo entre el mundo literario. Pero no fue sólo la estética estridentista lo que cimbró las propuestas del momento; el activismo social y político del grupo contribuyó a inquietar aún más a los funcionarios de la cultura.
Para Víctor Díaz Arciniega, dentro de los acontecimientos polémicos contemporáneos “hay uno representativo, que podría tomarse como fundador del proyecto político "revolucionario" deseado para el México del siglo XX. Me refiero al ocurrido en 1925".
Díaz Arciniega opina que la polémica no fue sólo de índole estética. A decir de este autor, en la parte más sustantiva de la polémica y nunca explícita, "destaca el planteamiento de un proyecto político cultural que se desea para el México posrevolucionario”.
La polémica, entonces, no debe reducirse a la cronología de notas periodísticas publicadas durante el primer semestre de 1925 y tampoco es el fin de la polémica el descubrimiento de la novela de Mariano Azuela, Los de abajo (véase Narrativa de la Revolución*). No es azaroso que el grupo participante en la polémica sea de jóvenes autoidentificados como heraldos de la Revolución. Tampoco es azar que estos jóvenes, después de 20 años, conformen la sociedad política que administrará y conducirá la vida pública de México.
Guillermo Sheridan, en su libro sobre los Contemporáneos, ubica el origen de la polémica de 1925 en los albores del movimiento estridentista, con la publicación de la hoja Actual. En el primer número de esta hoja vanguardista, de diciembre de 1921, Maples Arce escribió: "que se ha sentido más emoción ante un recorte de periódico "arbitrario y sugerente, que en todos esos organillerismos seudo-líricos y bombones melódicos, para recitarles de changarro gratis a las señoritas
[...]”
Maples Arce insinúa ya en este comentario lo que posteriormente se convertirá en el centro de la discusión: la existencia de una literatura "afeminada" contra una "viril"; esta última, evidentemente, representada por los estridentistas y otros grupos afines.
El mismo Sheridan, en su libro México en 1932: la polémica nacionalista, menciona como antecedente de la polémica de 1925 al Congreso de Escritores y Artistas convocado por José Vasconcelos, desde la Secretaría de Educación Pública (SEP)*. Este Congreso se llevó a cabo en mayo de 1923 y allí se expresó un conflicto entre los “nacionalistas”, que sostenían que la literatura mexicana debía atenerse a lo mexicano, y los “cosmopolitas”, interesados en el diálogo con el exterior.
Por su parte, Xavier Villaurrutia declaró, en una conferencia de 1924, que "el Estridentismo consiguió rizar la superficie adormecida de nuestros lentos procesos poéticos e inyectar, no sin valor, el desequilibrado producto europeo de los ismos". Más tarde, Maples Arce será, otra vez, blanco de los miembros del Nuevo Ateneo. En 1928, Cuesta publica su discutida antología de poesía; en ella presenta a Maples Arce en estos términos: "La poesía de Maples Arce intenta una fuga de los moldes formales del modernismo pero incurre, con frecuencia, en deplorables regresiones románticas. El tono mismo del alejandrino que prefiere -y que desarticula con escasa agilidad- lo ata a esa tradición que continúa precisamente cuando más la ataca
[...]".
Luis Mario Schneider, en su ensayo sobre la polémica de 1925, expone de manera cronológica parte de los contenidos de las notas periodísticas. Para Schneider, la Revolución, la llegada del vanguardismo con los estridentistas y la aparente subversión de algunos escritores ante las instituciones, antes incuestionables, sentaron las bases para la batalla periodística. Luis Mario Schneider reseña la polémica como sigue.
El 20 de noviembre de ese año se publica en El Universal Ilustrado* un artículo firmado por José Corral Rigan, nombre que, se supo después, encubría a dos personajes centrales de esta polémica: Carlos Noriega Hope, director del diario y simpatizante del grupo estridentista y Arqueles Vela miembro de este grupo.
El artículo se titula "La influencia de la Revolución en nuestra literatura". Se habla de los escritores de la Revolución que no han tenido todavía tiempo de manifestarse contra aquellos escritores que son "producto literario subconsciente del movimiento revolucionario", y cita a José Juan Tablada, Salvador Novo, Kyn Taniya y Xavier Villaurrutia.
Los artistas de la Revolución son, según el artículo, Diego Rivera, Maples Arce y Mariano Azuela. El artículo continua con argumentos que justifican la existencia de este arte de ruptura en México.
Un mes más tarde, el 20 de diciembre, Julio Jiménez Rueda publicó en El Universal un artículo llamado "El afeminamiento en la literatura mexicana". Quizá es éste el artículo que formalmente inicia la polémica.
El crítico dice: "Extraño verdaderamente me parece que en catorce años de lucha revolucionaria no haya aparecido la obra poética, narrativa o trágica que sea compendio y cifra de las agitaciones del pueblo en todo ese periodo de cruenta guerra civil o apasionada pugna de intereses". Más adelante compara a México con Rusia: "En la mitad del tiempo Rusia ha creado ya una obra de combate o de simple expresión estética, considerable". Afirma que en nuestro país la literatura ha seguido encerrada en su torre de marfil. Comenta que nuestra vida intelectual ha sido siempre artificial y vana, pero que “hoy
[...] hasta el tipo del hombre que piensa ha degenerado. Ya no somos gallardos, altivos, toscos... es que ahora suele encontrarse el éxito, más que en los puntos de la pluma, en las complicadas artes del tocador".
Al cabo de unos días el artículo obtuvo respuesta. El autor fue Francisco Monterde. El 25 de diciembre publica en El Universal: "Existe una literatura mexicana viril".
Monterde advierte que el licenciado Jiménez Rueda generaliza excesivamente en algunos puntos: "Estoy de acuerdo con él -dice Monterde- en que faltan literatos de renombre; pero eso se debe, principalmente, a la falta paralela de críticos". Argumenta que existe una literatura mexicana viril que "sólo necesita, para ser conocida por todos, de una difusión efectiva". En este punto habla de Mariano Azuela, lo define como el novelista mexicano de la Revolución y argumenta que, más que faltar literatura viril, "hay escasez de una crítica certera, falta de ejercicio constante de análisis que oriente al público sobre los nuevos valores y deficiencias en el sistema de ediciones. Estos factores impiden la difusión de las obras mexicanas entre el público nacional".
Refuta las frases de Jiménez Rueda, quien escribe: "hasta el tipo de hombre que piensa ha degenerado", y "No seamos pesimistas, el tipo de intelectual, entre nosotros, siempre ha sido de corta estatura
[...]". Apunta Monterde que el físico de un escritor, el hecho de que sea menudo, delgado o débil no ha sido el factor determinante en la "estatura" de un escritor.
El 12 de enero de 1925, en las páginas de Excélsior, aparece una voz más. Victoriano Salado Álvarez publica un artículo llamado: "¿Existe una literatura mexicana moderna?". Salado Álvarez sale a la defensa de Julio Jiménez Rueda y afirma: "no hay literatura nueva y
[...] la que hay no es mexicana
[...] y a veces ni siquiera literatura".
A propósito del comentario que Monterde hace en su artículo sobre la novela de Azuela, Los de abajo, Salado Álvarez dice: “Yo no he leído Los de abajo, que, según parece, es una curiosidad bibliográfica; pero sí he leído obras del doctor Azuela como Los fracasados y cuentos suyos de tres o cuatro años antes.
[Y] le puedo asegurar al señor Monterde que el señor Azuela no es el novelista de la revolución, aun suponiendo que sea su obra tan notable como afirma el joven crítico”.
Francisco Monterde publica "Críticos en receso y escritores desesperanzados" el 13 de enero de 1925 en El Universal, donde replica a Salado y a Jiménez Rueda. Monterde dice: "Mi artículo trataba de probar, con hechos, que ‘hay una literatura mexicana viril’; no precisamente una literatura novísima, ni menos una literatura revolucionaria -aunque exista una Liga de Escritores Revolucionarios y ande por allí una antología de poetas revolucionarios formada por un académico- sino únicamente una literatura mexicana actual, no degenerada ni afeminada
[...]". Además, argumenta que no pretende afirmar que la falta de literatos se debe a la falta de críticos. Aclara que su interés estriba en descubrir que en México hay una literatura mexicana actual, no degenerada ni afeminada, en la que son valores vivos, entre otros, Salvador Díaz Mirón, Luis G. Urbina y Enrique González Martínez, además de Alfonso Reyes, Federico Gamboa y el mismo Salado Álvarez.
El 17 de enero del mismo año, Jiménez Rueda publica "El decaimiento de la literatura mexicana". Ahí aclara que al hablar de afeminamiento se refiere a "el reblandecimiento medular que padecen nuestras letras". Este reblandecimiento según el crítico se debe a "modas nuevas, cansancio espiritual, desgaste nervioso producido por años de tormentosa existencia, desorientación moral, carencia de espíritu analítico
[...]".
En el número del 22 de enero de El Universal Ilustrado se informó sobre la próxima aparición de Los de abajo, en sus cuadernos semanales. Esta publicación se iniciaría el 29 del mismo mes. Además, el diario llevó a cabo, a propósito de la polémica que se había levantado, una encuesta entre algunos prestigiados escritores. En este mismo número y en el del día 29 de enero, aparecen publicadas las respuestas a la pregunta de la encuesta: ¿Existe una literatura mexicana moderna?
A esta encuesta respondieron varios escritores, entre otros: Federico Gamboa, Salvador Novo, Mariano Azuela, Saltiel Rosales, Enrique González Martínez, Rafael Calleja, José Vasconcelos, Agustín Basave, Luis Quintanilla, Victoriano Salado Álvarez. Entre las opiniones se encuentran puntos de vista controvertidos que van desde que no existe la literatura mexicana hasta que ésta se está consolidando finalmente.
Salado Álvarez publica el 31 de enero en Excélsior "La Literatura Revolucionaria Mexicana". Afirma que en México ha faltado lo que ha sobrado en Rusia: espíritu de sacrificio, desinterés, buena fe. Concluye que en México no se ha producido una sola obra revolucionaria.
Al comenzar la publicación de Los de abajo en El Universal Ilustrado, Monterde publica un artículo: "Los de arriba y Los de abajo", también en El Universal Ilustrado, el 2 de febrero, en donde celebra el triunfo del doctor Azuela. La novela Los de abajo, para Monterde, es una prueba de la existencia de literatura viril en México.
En su artículo "Las obras del doctor Azuela", de febrero 4, Salado Álvarez contesta a la nota enviada por Monterde. Considera que Los de abajo no es una novela revolucionaria "porque abomina la revolución".
Carlos Noriega Hope responde a Salado Álvarez en un artículo publicado el 10 de febrero en El Universal: "El doctor Azuela y la crítica del punto y coma", en el que califica al crítico de "dómine pedante".
Pero la polémica sobre la literatura mexicana no terminó ahí. José D. Farías en "El nido de avispas y la literatura mexicana" niega a Salado Álvarez el derecho a opinar sobre la literatura, dado que su visión es retrógrada.
Posteriormente, Novo publica "Algunas verdades acerca de la literatura mexicana actual", en El Universal Ilustrado, el 19 de febrero de 1925. En este artículo lanza un ataque a Pedro Henríquez Ureña, por una parte y ataca frontalmente una pretensión de hacer literatura social, al parecerle un sin sentido.
Manuel Martínez Valadez opina, en El Universal Ilustrado, el 2 de abril en "¿Existe una literatura mexicana moderna?", que se ha originado un cambio en el espíritu de las letras mexicanas. La característica de la nueva literatura es su relación con el movimiento social y político.
Los enfrentamientos periodísticos se diluyeron hacia estas fechas, pero quedó en el ambiente la discusión. Estridentistas y Contemporáneos extenderían sus desacuerdos hasta su propia extinción como grupos
POLÉMICA: ALFONSO REYES-HÉCTOR PÉREZ MARTÍNEZ
POLÉMICA: ALFONSO REYES-HÉCTOR PÉREZ MARTÍNEZ
POLÉMICA: LOS DÍAS TERRENALES Y EL CUADRANTE DE LA SOLEDAD, DE JOSÉ REVUELTAS
POLÉMICA: LOS DÍAS TERRENALES Y EL CUADRANTE DE LA SOLEDAD, DE JOSÉ REVUELTAS
En 1943, José Revueltas se manifiesta contra la política del Comité Central del Partido Comunista Mexicano y queda fuera del partido. Un año después, empezó a concebir algunos de los personajes de lo que será su novela Los días terrenales.
Publicada en 1949 por editorial Stylo, esta obra es considerada por muchos como una acusación contra el Partido Comunista, el stalinismo, el dogmatismo marxista y los ex camaradas de Revueltas. Los ataques a la novela empezaron en 1950, pero continuaron durante varios años. No obstante, también hubo textos que la elogiaron, lo que dio lugar a la polémica literaria más importante de los años cincuenta. Entre los autores que elogiaron la obra se encuentran Mauricio Magdaleno, Alí Chumacero y Antonio Mediz Bolio. Pero la novela se convirtió en blanco de los comunistas.
Uno de los ataques más duros apareció el 8 de junio de 1950, en El Nacional. El texto, titulado "El arte en México", por J. Almagre (seudónimo de Antonio Rodríguez), afirma que Revueltas ganaba como artista, pero se perdía como hombre y revolucionario. Dos días después, en el mismo diario, se publicó la "Carta abierta de José Revueltas", donde éste pide perdón y no halla explicación a la calumnia de Almagre, a la que responde en un tono de arrepentimiento.
El 16 de junio de 1950, El popular publica: "Decide revisar profundamente su obra literaria el escritor José Revueltas", quien promete corregir los errores de Los días terrenales y declara que retira el libro del mercado y suspende la representación de su obra teatral El cuadrante de la soledad. Pocos días después, Enrique Ramírez y Ramírez, director de El día, publica, en la Revista Mexicana de Cultura*, el artículo: "Sobre una literatura de extravío: Los días terrenales". Habla de un Revueltas obsesionado por captar el aspecto amargo de la realidad y ve como “deformación” grave la forma en que el autor muestra a los comunistas de los años treinta. Revueltas acepta la crítica y el 20 de julio da a conocer una autocrítica donde reivindica las tesis leninistas y la vigencia del realismo socialista. Para algunos, ese texto descalifica a Los días terrenales.
Si bien el escritor no deseaba entrar en conflicto, la guerra continúa y el 30 de julio La voz de México da a luz un texto anónimo que advierte que Revueltas ha tomado en cuenta sólo determinadas críticas, sin considerar las del Partido Comunista. La publicación tacha a la obra de Revueltas de reaccionaria y decadente, apegada “a la filosofía más reaccionaria de la burguesía: el existencialismo”. El artículo también ataca El cuadrante de la soledad, de la que ya Rafael Solana, en el texto "Fila y número", (Hoy, 27 de mayo), había señalado que “Revueltas es en México el Sumo Pontífice -el sacristán es Luis Spota- de esa escuela de escándalo que en Francia tiene su exponente máximo en Sartre”. Agrega que si Revueltas desea escribir para su época y para su pueblo, tendrá que escuchar la opinión “de ese verdadero público”, ya que si no “estará encerrado en su torre de marfil, o de petate, rodeado de una aristocracia intelectual, aunque sea aristocracia de huaraches de Cuernavaca
[...]”.
A raíz de estos ataques, Revueltas se encerró en sí mismo y dejó de publicar narrativa durante siete años. La crítica comunista y, sobre todo, la del Partido, descubrió contradicciones entre el marxismo del autor y el supuesto existencialismo y antimarxismo de Los días terrenales y de El cuadrante de la soledad. Se le llamó al artista "vergüenza del género humano" porque, según esta crítica, Revueltas rompió con su pasado revolucionario. Además, se le encasilló en la “filosofía burguesa de moda”: el existencialismo.
En su "Carta al Comité Central del Partido Comunista Mexicano", de 1955, en la que pide ser reincorporado al Partido, Revueltas aclara que su ausencia del Partido podrá explicar el porqué de las deformaciones teóricas, las inexactitudes y el cuadro de la vida, “distorsionado y negativo, que pinto en Los días terrenales”. Agrega que el libro nació muerto “y yo me encargué
[...] de conducirlo al cementerio”.
Un año después, el novelista es aceptado en el Partido Comunista y escribe su "Declaración política de reingreso al Partido Comunista Mexicano", donde elabora una "Autocrítica de Los días terrenales". Se cuestiona por qué escribió la novela, y aclara que lo que quiso fue reflejar “la vida, las inquietudes, las contradicciones y las luchas de los comunistas mexicanos durante el periodo de clandestinidad”. Agrega la razón por la que la retiró del mercado: “la crítica pública que los dirigentes del Partido Popular hacían de mis errores teórico-literarios no era hecha desde el punto de vista del Partido Popular sino desde el punto de vista del marxismo revolucionario. Fue precisamente bajo la influencia de esta crítica que retiré voluntariamente del mercado mi novela Los días terrenales e hice público el papel amistoso desempeñado al respecto por Lombardo Toledano y Enrique Ramírez y Ramírez”.
Sin embargo, en 1962, Revueltas es nuevamente expulsado del Partido. Revive la polémica sobre la novela y emite algunos juicios contrarios a sus declaraciones de los años cincuenta. En el reportaje de Luis Mario Schneider "Después de 12 años revive la polémica sobre la obra de José Revueltas", aparecido en El Gallo Ilustrado* (9 de septiembre de 1962), el novelista afirma que el mundo de su novela es el de la contradicción entre los comunistas, como individuos, “y un partido extraño a la realidad del país y que no logra adecuarse a dicha realidad”. Añade que la obra suscitó malentendidos que no se ocupó de esclarecer o refutar, ya que no sólo eran malentendidos literarios, “sino, sobre todo, opiniones tendenciosas, de carácter político, provenientes de una delicuescente izquierda stalinista que sustentaba su fobia en una serie de supuestos dogmáticos impermeables por entonces -y aún hoy- a cualquier examen racional”. El escritor califica a Antonio Rodríguez de "Cura rojo", asemejándolo a uno de los personajes de la novela: el dogmático marxista Fidel. Luego, agrega que “Los personajes de Los días terrenales –existentes en la vida física, real de México- se vengaban, no de su autor
[...] sino del novelista que había tenido el atrevimiento de introducirlos en la literatura”. Cita al crítico East Irby, quien afirmó que en la novela “Por fin el autor se vuelve contra el comunismo” que “tan poco correspondía a la verdadera índole de su pensamiento”. Pero Revueltas aclara que Irby “se equivoca en absoluto”, que en México, donde han venido existiendo “como otras tantas supercherías ideológicas”, un Partido Comunista y una llamada izquierda, él (José Revueltas) no estaba en condiciones de defenderse atado de pies y manos. Contra Irby y otros, el escritor insiste en que “no puedo aceptar ni aceptaré nunca que en Los días terrenales (o en ninguna otra de mis obras) me haya yo vuelto contra el comunismo, ni contra los preceptos del Partido si estos últimos son considerados desde el punto de vista doctrinario, de principios”. Agrega que en México ese Partido sufrió una deformación histórica de nacimiento que lo hace convertirse en una “conciencia ajena a la clase obrera”. Propone una tesis que desarrolla en su libro Un proletariado sin cabeza: mientras no se rompa la sujeción dogmática de los militantes comunistas, siempre serán tan irreales como su partido”.
Revueltas reitera también su posición ante la crítica de Ramírez y Ramírez, a la que califica de “justa, correcta y seria”, pues Ramírez no era un personaje de Los días terrenales. Asimismo, ataca a los que vieron en su obra rasgos existencialistas, pues si él conoce tal filosofía superficialmente, esos críticos la confunden con “proposiciones de ambiente, de sordidez, de relaciones sombrías y desesperanzadas, unidas a un desencanto humano esencial”.
Cabe aclarar que en 1964 Revueltas publica su novela Los errores, continuación de Los días terrenales en cuanto a la crítica al Partido Comunista y a lo que era la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS)
POLÉMICA: MODERNISMO (1897-1898)
POLÉMICA: MODERNISMO (1897-1898)
A decir de Luis Mario Schneider, la polémica alrededor de los modernistas, a finales de 1897 y los tres primeros meses de 1898, es "la verdadera génesis del más importante órgano de difusión del modernismo latinoamericano: Revista Moderna*.
Terminada la polémica, en marzo de 1898, los modernistas fueron reconocidos y decidieron manifestarse como grupo "rechazando o aprobando colectivamente sus acciones".
La polémica de los modernistas consistió en una serie de artículos publicados en El Mundo, El Nacional y El Universal en los que se debatió la estética del modernismo en México. Esta polémica estuvo centrada en las opiniones que, por una parte, Victoriano Salado Álvarez, escritor jalisciense tenía sobre el modernismo y, por otra, en la defensa de Amado Nervo, José Juan Tablada y Jesús Valenzuela de una estética que nacía fuerte.
La publicación en 1897 del libro titulado Oro y Negro de Manuel Olaguíbel será el detonante de la polémica. Oro y Negro fue el primero libro de poesía del autor. Algunos poemas fueron explícitamente dedicados a integrantes del círculo modernista: Carlos Díaz Dufóo, Ciro B. Cevallos, Bernardo Couto Castillo, Alberto Leduc, José Juan Tablada, Balbino Dávalos, a la memoria de Gutiérrez Nájera. El prólogo corrió a cargo de Amado Nervo. El libro fue recibido con júbilo entre los escritores modernistas que daban la bienvenida al joven provinciano a las letras mexicanas.
Victoriano Salado Álvarez recibió en Guadalajara, donde residía, un ejemplar de Oro y Negro enviado por el autor. Salado Álvarez escribió una carta a Amado Nervo en la que "juzgaba desdeñosamente el libro y se lanzaba contra los modernistas". También pedía a Nervo hacer público el contenido de la misiva en el periódico El Mundo.
Al respecto, Luis Mario Schneider opina que aparentemente Salado Álvarez buscaba polemizar, ya que no se limitó a enviar un texto privado a su autor, sino a solicitar a Amado Nervo que publicara la carta en El Mundo. En dicha carta, aparecida con el título "Los modernistas mexicanos. Oro y Negro", el 29 de diciembre de 1897, Salado Álvarez escribió: "Olaguíbel es flor y espejo, cifra y compendio de la flamante escuela decadentista, que posee un ingenio muy claro y muy sutil, que se halla equivocado en sus procedimientos literarios".
Para Salado Álvarez el decadentismo era reproducción poco bella y extravagante: "es el estado de un ser o institución que, después de haber llegado a su apogeo, en virtud de algún fenómeno histórico o por causas ignoradas baja de su primitivo nivel".
Según Luis Mario Schneider, la influencia que Salado Álvarez tenía de las teorías de Hipólito Taine, en especial sobre la literatura como reflejo de la sociedad, lo llevaban a discurrir sobre el estado de la sociedad y el reflejo que de éste hacían los modernistas en sus versos decadentes.
Salado Álvarez insta al joven Olaguíbel a dejar ese camino estético que nada tiene que ver con su país. Además de injuriar el movimiento modernista mexicano, el escritor jalisciense incluye en la carta una alusión específica a un libro publicado por Nervo.
Amado Nervo capta dicha alusión y contesta con enojo la carta enviada por Salado Álvarez. En El Mundo, el 2 de enero de 1898, aparece un artículo titulado "Los modernistas mexicanos. Réplica". En él, Nervo, en su intento por argumentar sobre la teoría de Taine, cometerá un error que será después señalado por Salado Álvarez. Luis Mario Schneider dice: "No será precisamente Nervo, que confunde el medio social de Hipólito Taine con el medio intelectual, quien rebatirá el desacuerdo, injustificado para Salado Álvarez, de la presencia de una estética decadente en una sociedad en proceso formativo".
No obstante, en otros puntos del artículo, Nervo defiende con conocimiento, desde el punto de vista teórico, la posición de la poesía modernista además de los antecedentes del medio literario mexicano. También habló de la genialidad y argumentó a favor de Mallarmé, Poe, Baudelaire, San Juan, argumentando que si los genios más grandes de la humanidad eran unos extraviados, él econtraba honroso extraviarse con ellos. Nervo defiende la estética del modernismo y privilegia sus principales funciones: "los símbolos y las relaciones entre ellos".
Salado Álvarez contestará el 16 de enero de 1989 en el artículo "Los modernistas mexicanos. Réplica a Amado Nervo", publicado en El Mundo. Aquí, Salado Álvarez reprocha a Nervo falsas interpretaciones de su parte respecto de las teorías de Taine e insiste en que el decadentismo no responde al comportamiento nacional. Tacha a la nueva escuela de snob, imitativa, falsa y ficticia.
Antes de una nueva respuesta de Nervo, Tablada y Jesús Valenzuela escribirán dos artículos en defensa del modernismo. Los días 9 y 16 de enero aparece en El Nacional, en dos partes, un artículo de Juan José Tablada llamado "Los modernistas mexicanos y Monsieur Prudhomme". Tablada afirma no extrañarle la actitud de Salado Álvarez respecto de Oro y Negro y dice haberla esperado. Él mismo había sufrido aquellos ataques al iniciar sus prácticas estéticas novedosas. Reprocha, no obstante, al jalisciense, tildar a todos los poetas de decadentistas. Afirma que Salado Álvarez “deja sentado que los modernistas somos decadentes y después de esto nos quiere hacer pasar como por un harnero por la teoría que Bourget ha aplicado a Baudelaire y a los De Goncourt; naturalmente nos quedamos en le harnero y no pasamos de ahí; pero eso no porque la teoría sea mala, sino por una razón muy sencilla: porque no somos decadentes". Tablada muestra en su carta su enojo y desdeña la estrecha opinión que Salado Álvarez tiene sobre la literatura moderna. Según Tablada, el escritor jalisciense demuestra su profundo desconocimiento sobre teoría poética y "razona menos y denigra más; las razones le faltan pero los denuestos le sobran"
Victoriano Salado Álvarez no contesta jamás este artículo. Más tarde, en una carta enviada a Nervo, hará algunas alusiones sobre el escrito de Tablada, alegando poca cortesía y cierto lenguaje soez.
El 30 de enero de 1898 Nervo publica en El Mundo "Los modernistas mexicanos. Réplica a Victoriano Salado Álvarez". En este artículo Nervo se preocupa por distinguir entre modernismo y decadentismo. El decadentismo ha muerto según Nervo, pero su importancia fue radical en la evolución literaria. Fue un grito de rebelión contra la monotonía "desabrida del lloro romántico", contra los moldes parnasianos y "el antiestético afán de análisis naturalista".
Nervo comparte con Geoffroy "que la anarquía regular es el porvenir de la humanidad", que “las contradicciones de las leyes de la naturaleza en el orden físico constituyen el milagro, y la contradicción de los viejos preceptos retóricos posibilita el prodigo artístico, anulando a Taine y fecundando la inmortalidad del símbolo". Para Nervo, el modernismo no es una escuela sino un movimiento en el que cada artista se define en su individualidad: "Tablada lleva a él sus satanismos dolorosos y Olaguíbel sus formas aristocráticas, Balbino sus excelsas sutilezas y Crio su pujante verbo nuevo; Couto el conflicto moral de su alma refinada, y yo mi hostia roja para oficiar en el ara del ideal arcaico; mas todos amamos el Símbolo, lo creemos santo, divino y esto nos hace hermanos".
El 24 de febrero Salado Álvarez replica a Nervo en El Mundo, en la nota titulada "El modernismo en el arte". Dice sobre la nota anterior de Nervo: "
[...] deliberadamente envuelve su pensamiento en alegorías, lo oculta tras de símiles, lo disfraza con lenguaje apropiado; sin que por esto pueda decirse que la tesis sea siempre transcendental ni la obra duradera". Salado Álvarez defenderá la poesía nacionalista con argumentos que deponen el valor de una estética que nada tiene que ver con la realidad del país. Para Salado Álvarez el modernismo ni siquiera es actual en México.
Nervo contesta brevemente, y da por terminada la polémica, en un artículo titulado "Los modernistas mexicanos. Ultimas palabras", del 25 de febrero en El Mundo. Extrae dos conclusiones: primera, que Salado Álvarez ha logrado notoriedad pública; y la segunda, que es posible polemizar "sin descender a la bellaquería del insulto".
Entre la comunicación de Nervo y la respuesta de Salado Álvarez, Jesús Valenzuela publicó un artículo en el mismo sentido, dirigido a Salado Álvarez, el cual fue contestado por el jalisciense. El artículo de Valenzuela se publica el 26 de enero de 1898 en El Universal y se titula "El modernismo en México". Según Valenzuela, Salado Álvarez malinterpreta a Hipólito Taine. Para Valenzuela parece no haber confusión, cuando dice: "El medio intelectual nuestro y de ello llevamos tiempo es puramente francés". Valenzuela asevera que: "España dejó de ser nuestra madre intelectual desde la propagación de la enciclopedia por Feijoo, para no decir francamente que España no ha estado en condiciones de enseñar algo nuevo, desde hace siglos, ni en Ciencia ni en Filosofía
[...]. Ya al proclamarse la independencia, España inoculada de francesismo, nos había mostrado por sí misma el camino del París intelectual". Además, Valenzuela se pregunta: ¿cuáles son las razones por las que los modernistas no pueden utilizar los procedimientos de Verlaine o de Regnier?
Respecto del reproche de la moral modernista, dice Valenzuela: "Todo es relativo y la Moral más que todo. Hace cien años, no inmorales obscenos hubieran sido casi todos los actos hablados o practicados hoy en la vida de sociedad".
Antes de la respuesta de Salado Álvarez, José Juan Tablada escribe en sus "Notas de la semana", en El Nacional del 29 de enero: "El poeta Jesús E. Valenzuela ha publicado en El Universal una carta que me hace el favor de dirigirme. Queda en ella zanjada la cuestión de los ‘modernistas mexicanos’. Esa epístola erudita y sembrada de ideas sólidas y de luminosas imágenes ha sido un servicio hecho al Arte Joven, una derrota para los críticos de la edad de piedra y un brillante triunfo para el inspirado y vigoroso poeta que es su autor".
El 25 de febrero Victoriano Salado Álvarez contestará a Valenzuela en un artículo titulado "Los modernistas mexicanos. Réplica al Sr. D. Jesús Valenzuela", publicado en El Universal. Más que refutar a Valenzuela, Salado Álvarez muestra humildad y lanza cuestionamientos sobre conceptos que considera necesario aclarar. Se regocija por la respuesta erudita y documentada y se complace de recibir trato amable y no, refiriéndose a Tablada, trato descortés y grosero". Salado Álvarez muestra su disgusto ante lo afirmado por Valenzuela respecto de que los modernistas proceden directamente de las teorías de Gabino Barreda: "Si los jóvenes que traen la mala nueva modernista fueran los renuevos del árbol que don Gabino cultivó, con tanto esmero, tendríamos que confesar que la destrucción de la obra del Maestro había sobrevenido más violentamente que la del imperio de Clodoveo, quien después de haber esgrimido la flama victoriosa dejó descendientes lánguidos y afeminados que no recordaban su noble origen sino por luengos cabellos y la florida barba
[...]”. Salado Álvarez reitera que la sociedad nacional lleva vida normal y ordinaria y no experimenta la desazón de los modernistas y reconoce que la obra modernista "enriquece el Diccionario".
La respuesta de Valenzuela sería muy extensa y completa. Publica el 4 de marzo de 1898, en El Universal, un artículo llamado "Los modernistas mexicanos". Habla de la desaparición de Dios en la ciencia, la doctrina de Barreda y su valor, el interés por la investigación en México y deduce: “Creo que morirá la rima y que el porvenir es del ritmo, lo creo firmemente; y hacia esa transformación va arrastrando el nuevo procedimiento lírico".
Valenzuela utiliza los argumentos de Salado Álvarez para destruir su crítica sobre el modernismo. Salado Álvarez confiere suma importancia al hacer y deshacer de los modernistas a lo que Valenzuela dice: "Pues henos aquí con que por poco hacen o deshacen el mundo esos decadentistas. Y sin embargo, esos decadentistas son blagueurs -mentirosos, enredadores, farsantes, cursis, flatos de seso y hasta sifilíticos
[...]".
Con esta carta terminan los enfrentamientos personales. El grupo será reconocido como tal e iniciará acciones en conjunto.
En una carta dirigida a El Nacional el 16 de abril, se inserta una epístola -redactada el 9 de marzo- firmada por Francisco Manuel de Olaguíbel, Ciro B. Cevallos, Amado Nervo y Bernardo Couto Castillo, dirigida a Manuel Caballer, en la que renuncian a colaborar en la Estrella Occidental.
Los modernistas estaban decididos a manifestarse como grupo
En 1977, Octavio Paz recibió el Premio Nacional de Letras*. Por tal motivo, el periodista Julio Scherer le hizo una entrevista aparecida en los números 57 y 58 de la revista Proceso. Los encabezados rezan: “Octavio Paz: ‘La conciencia es lo contrario de la razón de Estado’” (del 5 de diciembre) y “Octavio Paz: ‘Veo una ausencia de proyectos. Las ideas se han evaporado’” (del 12 de diciembre). Algunas de las ideas de Paz en esta entrevista provocaron una reacción inmediata, negativa, de Carlos Monsiváis. Así se originará, a decir de muchos críticos, “la polémica más importante de los últimos diez años”, que se extiende hasta el 23 de enero de 1978.
En la entrevista, Paz habla de la misión del intelectual como tal y de su misión política. Ataca a la derecha y a la izquierda mexicanas. Dice que no se considera anticomunista, pero que la izquierda sufre “una suerte de parálisis intelectual”, y se considera “enemigo de la burocracia que ha convertido a la URSS y a otros países "socialistas" en ideocracias totalitarias”; además, para Paz, el socialismo verdadero es inseparable de las libertades individuales y del pluralismo.
En esta misma entrevista, Octavio Paz aprovecha para responder a José Joaquín Blanco, quien en La Onda* del 4 de diciembre había escrito que Paz era “una estatua hecha con la flor pero no con las raíces, con el prestigio pero no con los riesgos de otros hombres y movimientos. Paz es una estatua endomingada”. Octavio Paz responde a Blanco con el siguiente argumento: “El blanco de Blanco son las estatuas. Está bien, pero hay que distinguir entre el picapedrero iconoclasta que las derriba y el perrito incontinente que orina a sus pies”.
Además, Paz alude a unos “jóvenes radicales”, que en el suplemento de Siempre! se dedicaron a “denunciar” la posición de los “intelectuales liberales”, y que mezclaron la posición de Paz con la de Carlos Fuentes y Fernando Benítez, según dice Paz: “para arrojarnos al mismo infierno histórico”, ya que Fuentes y Benítez se habían afiliado al echeverrismo. Paz, aunque luego se arrepentiría, había también opinado favorablemente sobre Echeverría.
Octavio Paz concluye que hay ausencia de proyectos a nivel mundial: “asistimos al ocaso de las utopías, lo mismo las capitalistas que las socialistas”.
En Proceso número 59 aparece la "Respuesta a Octavio Paz" de Monsiváis, cuyo interés es consignar sus desacuerdos con una línea interpretativa de la realidad mexicana “trazada, sustentada y legislada por Octavio Paz”. Afirma que el talento de Paz, a pesar de ser universal, no es omnisciente, “aunque él suela pretender dogmáticamente el monopolio de la discrepancia”. Retoma el reproche de Paz contra esos “jóvenes radicales” del suplemento de Siempre! (1972) -que son el mismo Monsiváis, Carlos Pereyra, Héctor Manjarrez, Enrique Krauze y Héctor Aguilar Camín- y afirma que en ese suplemento ni hay mezcla de distintas posiciones ni hay ataque contra Paz ni cargos contra Fuentes o Benítez: “Nadie condenó a Paz -dice- a infierno histórico alguno: él es, por el contrario, quien destierra del Edén (me imagino que el Edén de la alta cultura) a los ‘desfachatados’ que -cita a Paz- ‘merodean por las afueras de la literatura’”.
Insiste en que Paz utiliza un sistema de generalizaciones que lo conduce a inexactitudes. Tacha a Paz de “mentalidad autoritaria” y de querer, por tener razón en parte, tener razón en todo. Ataca sus posturas con respecto a la izquierda y la derecha mexicanas. Monsiváis afirma, por ejemplo, que en 1977 “es muy difícil sostener que la izquierda ‘sufre una suerte de parálisis intelectual’, y que la izquierda, con todas sus limitaciones, ‘sigue siendo la alternativa más coherente y valiosa para el país”. Reprocha a Paz que en Vuelta* haya considerado al imperialismo norteamericano como un “chivo expiatorio”. Concluye diciendo que, al contrario de lo que piensa Paz, la derecha mexicana tiene un proyecto nacional: seguir siendo reaccionaria y retrógrada.
El 21 de diciembre, desde el diario Unomásuno, Luis González de Alba critica la actitud de Paz con respecto a la izquierda, aunque afirma que si el poeta se refería sólo a los grupos de intelectuales de izquierda que él trata, retira lo dicho: “Pero la izquierda es algo más que eso, y hubiera sido necesario aclararlo en la entrevista”. En el mismo diario, el día 26, Juan Garzón Bates afirma que con esta polémica se abrirá “el debate político-ideológico del que estamos ayunos”. Dos días después, Blanco vuelve a atacar a Paz desde Siempre! Afirma que el poeta, con su postura estética, consigue «un mandarinato intelectual mucho más autoritario y suntuoso que muchos cacicazgos”.
En sus "Aclaraciones y reiteraciones" (Proceso número 61), Paz responde a los ataques de Monsiváis, González de Alba y Blanco. Afirma del primero que “si mi pecado es ‘la manía generalizadora’, el suyo es el discurso deshilvanado, hecho de afirmaciones y negaciones sueltas. Monsiváis no es un hombre de ideas sino de ocurrencias”. En resumen, justifica y aclara su posición ante el asunto del suplemento de Siempre!, y ante la derecha e izquierda mexicanas. También le reprocha a Monsiváis que publique, cada semana, dos planas de ataques anónimos en La Cultura en México*. Para finalizar, agradece a González de Alba: “Tiene razón: en mi conversación con Julio Scherer cometí el error de no aclarar que mis críticas estaban dirigidas a los doctores de las Escrituras revolucionarias y no a los militantes, ni sobre todo ‘a esa fuerza subterránea compuesta por aquellos que ignoran a veces hasta el término izquierda’, pero que dan la cara, pelean, pierden los empleos y son encarcelados, golpeados y maltratados”.
El 6 de enero, Ángeles Mastretta, desde el periódico Ovaciones afirma que «Paz responde molesto, con tono de Papá disgustado ante la primera sublevación adolescente». En Proceso número 62, Monsiváis contesta a Paz con el artículo: "Rectificaciones y relecturas: y sin embargo lo dijo". Ante la afirmación de Paz de que Monsiváis “no es hombre de ideas sino de ocurrencias”, Monsiváis contesta: “Paz no es un hombre de ideas sino de recetas". Luego afirma que no le interesa el intercambio de frases y que Paz sí es hombre de ideas y que a ellas respondió cuando descendieron al nivel de “minimizaciones retóricas de la realidad”. Arguye que es necesario salir de generalizaciones dogmáticas sobre política. Monsiváis se defiende ante cada ataque de Paz, de sus reproches contra la columna semanal titulada Por mi madre, bohemios. A este respecto, el escritor nota la división que hace Paz entre la alta cultura y los que “pepenan” en los “basureros del periodismo”.
En "Repaso y despedida" (Proceso número 63), Paz dice que en su último artículo Monsiváis no añadió nada nuevo. En seis puntos, el poeta habla de la debilidad de los partidos políticos mexicanos de oposición, de la izquierda mexicana, de los dos Méxicos (el pobre y el moderno) y, sobre todo, del escritor. Afirma que no predica el apoliticismo de los escritores ni lo condena, como tampoco la filiación de éstos a sectas, partidos, etc.: “Lo que he dicho es que el escritor debe hablar”. Luego insiste en la crisis mundial del socialismo y en que él no ha sido el primero en advertirla.
En "Recapitulación y conclusiones a cargo del lector" (Proceso número 64), Monsiváis vuelve a defenderse de los ataques de Paz, pero ya no hubo respuesta. Se ha dicho que esta polémica, a pesar de que despertó expectativas profundas, terminó sepultada en la bruma y en la desilusión. En Nexos* (febrero de 1978) se afirma que la polémica: “Nos entregó la imagen de un Paz que inventaba los cargos ajenos para mejor deshacerlos, a la vez que rehuía los puntos realmente difíciles, y a un Monsiváis notoriamente inhibido en el uso de su repertorio crítico, respetando a Paz mucho más de lo que Paz lo respeta a él”. También se afirma que la polémica se fue desdibujando “entre las generalizaciones de Paz y la falta de recursos de Monsiváis para obligarlo a particularizar”. Muchos lectores tuvieron la impresión final de que las diferencias entre ambos eran de matiz y por ello se pensó que la razón fundamental de la polémica era la “lucha por el poder cultural”. Sin embargo, en el número aludido de Nexos se advierte que las diferencias entre ambos escritores son más grandes que los simples matices, pues algunos señalan que básicamente son de “intención” y de “proyecto cultural”, “de los refinamientos de la Alta Cultura a las grotecidades de la cultura de masas, de los temas universales de la cultura moderna y la nítida resonancia universal de una obra a la radicación geográfica, temática y lingüística de la otra; del Edén poético a los ‘basureros’ del periodismo mexicano”. También se ha señalado que lo notable es que la polémica no haya tomado abiertamente el rumbo de las diferencias culturales y que en cambio se haya inclinado hacia las diferencias de opinión en materia de política mexicana y de socialismo
En 1894, Manuel Gutiérrez Nájera y Carlos Díaz Dufoo fundan la Revista Azul*, considerada como el órgano principal del Modernismo* en México. Gutiérrez Nájera muere en 1895, y en 1907 Díaz Dufoo vende los derechos de la revista a Manuel Caballero. En ese mismo año, Caballero empieza a publicar lo que será la segunda época de la revista Azul, anunciada el 4 de abril en su periódico literario El Entreacto*.
A raíz de esto, gran parte de los jóvenes intelectuales, que más tarde constituirán el Ateneo de la Juventud*, se molestan y Pedro Henríquez Ureña propone hacer una protesta literaria en contra del “mercantilista” que “profanaba” el nombre del Duque Job y el prestigio de la antigua revista. Las pretensiones fueron reivindicar a Gutiérrez Nájera. La consecuencia más importante de la “Protesta” fue que estos jóvenes, cuyo aliado principal fue Justo Sierra, cobraron mayor fama y poder cultural.
Su “Protesta Literaria”, con fecha de 7 de abril de 1907, se publicó en forma de volante y en algunos periódicos, como El Diario (cuyos redactores eran Max y Pedro Henríquez Ureña y otros del mismo grupo) y en la Revista Moderna de México*.
La “Protesta” comienza con estas palabras: “Nosotros, los que firmamos al calce, mayoría de hecho y por derecho, del núcleo de la juventud intelectual, y con toda la energía de que somos capaces, protestamos públicamente contra la obra de irreverencia y falsedad que en nombre del excelso poeta Manuel Gutiérrez Nájera, se está cometiendo con la publicación de un papel que se titula Revista Azul, y que ha emprendido un anciano reportero carente de toda autoridad y todo prestigio, quien dice venir a continuar la obra de aquel gran poeta y a redimir la literatura nacional de quién sabe qué males, que sólo existen en su imaginación caduca”. Los autores de la “Protesta” tachan los actos de Manuel Caballero como “desacato” y dicen que el periodista no sólo no es capaz de continuar la obra del "Duque Job", “ni siquiera de entenderla”. Se afirma que el "Duque Job" fue el primer revolucionario del arte y que el “anciano reportero pretende hacer todo lo contrario, esto es, momificar nuestra literatura, lo que equivale a hacer retrógrada la tarea de Gutiérrez Nájera, y lo que es peor, a insultarlo y calumniarlo dentro de su propia casa, atribuyéndole ideas que jamás tuvo”. Los jóvenes intelectuales denuncian que Caballero ha mancillado nombres de escritores respetables y protestan por la conducta “al parecer inconsciente” de Díaz Dufoo, quien cedió la propiedad de la revista. Luego aclaran que protestan contra las falsedades que se sostienen en nombre del "Duque Job", y que no defienden el Modernismo como escuela, puesto que ya es algo del pasado, sino como “principio de libertad, de universalidad, de eclecticismo, de odio a la vulgaridad y a la rutina”. Entre los treinta y dos firmantes se encuentran Ricardo Gómez Robelo, Alfonso Cravioto, Jesús Acevedo, Rafael López, Alfonso Reyes, Nemesio García Naranjo, Max y Pedro Henríquez Ureña, Alfonso Teja Zabre, Roberto Argüelles Bringas y Carlos González Peña.
Manuel Caballero publicó la “Protesta” en la misma revista Azul, pero junto con las “contraprotestas”, lo que dio lugar a la primera gran polémica literaria del siglo XX en México. En El Entreacto, donde Caballero había reproducido una serie de comentarios favorables sobre la nueva revista Azul, publica también la “Protesta”, bajo el título de "Protesta de los modernistas", luego de un texto introductorio en el que afirma que dicha “Protesta”, escrita “en un idioma que se parece al castellano”, ha sido publicada por el grupo juvenil de los modernistas en México, y agrega: “Como puede verse por el desentonado tono de ese documento, el solo anuncio de la aparición de la «Revista Azul», con su programa anti-modernista, ha levantado ámpula dolorosa en el triste gremio de lesionados del espíritu, a quienes no pretendemos corregir, pero cuyos viciosos ejemplos literarios deseamos atenuar en lo posible”. Después alude al aplauso público y al regocijo general por la nueva revista e invoca al bien, a la justicia, a la verdad y a la belleza como una sola entidad, “soplo infinito de Dios”.
Los jóvenes firmantes no se resignan y convocan a una manifestación callejera, a una protesta pública. El Entreacto también anuncia una "Gran velada Anti-Modernista, organizada por la Revista Azul", así como la aparición de su segundo número.
En su periódico, Manuel Caballero publica la siguiente noticia: “Los jóvenes y ex-jóvenes modernistas de la C. de México han organizado para hoy miércoles 17 de abril una doble manifestación pública para apoyar su también pública protesta en contra de la reaparición de Revista Azul, debidamente autorizada por su propietario el sr. Carlos Díaz Dufóo”. Dice que los organizadores no han tenido el valor de poner su nombre al calce y no se explica cuál es su insulto a Gutiérrez Nájera: “Para ellos la injuria a aquel poeta consiste en que dedicamos la nueva época de «Revista Azul» a combatir la carcoma literaria y social del Decadentismo. No es otro el motivo”. También aclara que todo es una “burda calumnia” y que el "Duque Job" “no fue decadentista”. El texto de Caballero concluye: “¡Azul!...¡Azul!...¡Azul! Esa es nuestra divisa... Esa es nuestra bandera. ¡Que la destrocen si pueden los sicofantes del Arte y de la Poesía!”
El 17 de abril, literatos, artistas y estudiantes se congregaron desde las tres y media de la tarde en el Jardín de la Corregidora, desde donde se organizó un desfile encabezado por la Banda de Zapadores y un estandarte enguirnaldado de flores con la inscripción "Arte Libre", al que seguían Alfonso Cravioto, Rafael López, Roberto Argüelles Bringas y Jesús T. Acevedo, así como unos cuatrocientos estudiantes. Al final los acompañaban otros manifestantes del pueblo y a los lados gendarmes montados. La procesión llegó hasta la Alameda, donde, desde el kiosko central, se tocó música, Rafael López leyó un poema e intervino Max Henríquez Ureña, con una arenga. Alfonso Cravioto leyó un poema de Jesús E. Valenzuela. El acto finalizó con un discurso de Ricardo Gómez Robelo. Se repartió una hoja impresa. En la noche se efectuó una velada en honor del "Duque Job" en el teatro Abreu, a la que asistió gran cantidad de jóvenes y donde hubo números musicales y literarios. Entre los concurrentes se encontraba Luis G. Urbina, que leyó el poema "Pax animae", de Gutiérrez Nájera, y Jesús Urueta, quien repitió el elogio al "Duque Job" que recitara en la primera velada que la Revista Moderna* hizo en honor al poeta modernista.
El 18 de abril, El Diario publicó una extensa nota titulada En honor de Gutiérrez Nájera, donde se decía que el día anterior la juventud literaria de la capital había hecho una manifestación pública en honor de ese poeta, y se mencionaban todos los detalles. Diversos periódicos de la capital comentaron la manifestación. Pedro Henríquez Ureña incluso envió un artículo sobre el asunto a un periódico dominicano.
El mismo 18 de abril, El Entreacto, en un texto titulado "La manifestación modernista contra Revista Azul", habla de “la doble manifestación anti-azul, encabezada por los jóvenes literatos que laboran en la Revista Moderna y secundada por los estudiantes y artistas que simpatizan con ellos”. En un tono burlón, Caballero afirma que “en lugar del Inri, la cruz paseaba en alto esta leyenda: Arte libre”. Concluye diciendo que las torpezas de los “modernistas” por fortuna se encargan de acelerar su advenimiento. El mismo número de El entreacto reproduce un texto firmado por "Los Decadentistas", con una nota al pie: “No firmamos por no saber hacerlo”. El texto se titula "¡Al pueblo! ¡Gloria al Decadentismo! ¡Guerra a la «Revista Azul»!" Entre otras cosas, se reitera que “Somos la inmensa mayoría de la juventud pensífera. Y lo somos de hecho y por derecho”. Proclaman a las Flores del mal, de Charles Baudelaire, como su “Evangelio” y tachan de “infecta” a la nueva revista Azul.
En el número 634 de El Entreacto se publicó un texto titulado "Contraprotestas a favor de la Revista Azul", en el que se alude a un documento aparecido en el cuarto número, firmado, entre otros, por Eduardo Gómez Haro, Guillermo Fernández de Lara y Federico Escobedo. A su vez, menciona que en Aguascalientes se preparan otros documentos de igual índole. El 25 de abril se publica otro artículo titulado "El éxito de Revista Azul". El 28 de abril de 1907 aparecieron en la Revista Azul dos contraprotestas: la “Contra-protesta de la juventud literaria de Puebla, en favor de la Revista Azul”, y un texto titulado “Contra-protesta”, firmado en la ciudad de Aguascalientes, el 14 de abril, por el poeta Ramón López Velarde, Enrique Fernández Ledesma, José Villalobos Franco, Francisco Reyes Barrientos, V. Resendes, Nicanor García, M. Fernández Ledesma y Eduardo J. Correa. Esta última “Contra-protesta” se inicia con las siguientes palabras: “Ha llegado a nuestro conocimiento la manifestación ruda y de todo punto injustificada con que algunos escritores modernistas han pretendido atacar el viril programa de Revista Azul. Por estar dicho programa enteramente de acuerdo con nuestras convicciones artísticas y por ser Revista Azul el órgano defensor de los fueros del purismo castellano a la vez que el fustigador del modernismo, creemos un deber hacer constar nuestro fervor por la nobilísima causa que alienta el referido programa
[...]”
Sin embargo, la nueva Revista Azul duró muy pocos números. El 19 de mayo El Entreacto publica el texto "Crisis de Revista Azul", donde se afirma que la publicación tendrá que hacer paréntesis por razones de “mera administración”. Se dice que el paréntesis puede ser o no largo o culminar en la supresión definitiva del periódico, pues el costo de éste los ha obligado a sacrificios personales.
Años después, Pedro Henríquez Ureña escribirá en sus Memorias: “Un periodista viejo, con pretensiones de crítico y poeta, Manuel Caballero, lanzó al público una Revista Azul, muy mal escrita y con un programa en que se atacaba a los escritores modernistas, pretendiendo así continuar la Revista Azul que dirigió Gutiérrez Nájera: la iniciadora, en México, del movimiento modernista”. Alfonso Reyes, por su parte, escribirá en Pasado inmediato que un “oscuro aficionado quiso resucitar la Revista Azul de Gutiérrez Nájera, para atacar precisamente las libertades de la poesía que proceden de Gutiérrez Nájera. No lo consentimos. El reto era franco, y lo aceptamos. Alzamos por las calles la bandera del arte libre. Trajimos bandas de música. Congregamos en la Alameda a la gente universitaria; los estudiantes acudieron en masa. Se dijeron versos y arengas desde el Kiosko público. Por primera vez se vio desfilar a una juventud clamando por los fueros de la belleza, y dispuesta a defenderlos hasta con los puños. Ridiculizamos al mentecato que quería combatirnos, y enterramos con él a varias momias que andaban por ahí haciendo figura de hombres. Por la noche, en una velada, Urueta nos prestó sus mejores dardos y nos llamó "buenos hijos de Grecia". La Revista Azul pudo continuar su sueño inviolado. No nos dejamos arrebatar la enseña, y la gente aprendió a respetarnos”
POLÉMICA: REVISTA POLÍTICA
POLÉMICA: REVISTA POLÍTICA
En 1960, el periodista de izquierda Manuel Marcué Pardiñas funda la revista Política. Entre sus colaboradores figuraban escritores como Carlos Fuentes, Ermilo Abreu Gómez, Guadalupe Amor, Fernando Benítez, Narciso Bassols, Renato Leduc, Germán List Arzubide, Víctor Flores Olea, Enrique González Pedrero y Francisco López Cámara. En su número correspondiente al 15 de julio de 1964 ya no aparecen algunos de estos nombres y se lee en la contraportada: “Política recibió
[...] la carta de los intelectuales Carlos Fuentes, Fernando Benítez, Víctor Flores Olea, Enrique González Pedrero y Francisco López Cámara, en la que piden al director de la revista que elimine sus nombres de la lista de colaboradores. La carta fue publicada en la revista Siempre! y en el diario El Día”, y reproducida en la revista Política con el título "Cinco intelectuales explican por qué han dejado de escribir en Política".
Entre los motivos de la renuncia destaca el hecho de que, según los firmantes, la revista había asumido “posiciones unilaterales e intransigentes frente al desarrollo de la política nacional e internacional”. Según ellos, la dirección de la revista los trató de alinear dentro de esas posiciones. Se aclara también que la revista se rehusó a discutir otras posiciones que, dentro de la izquierda, era importante analizar. Acusan a la publicación de hacer crítica moralizante y de no estar representada por una organización: “sólo funciona como un tribunal de Inquisición para -aunque no de- la izquierda”. Los autores dicen que ellos sólo se representan a ellos mismos, que el socialismo es inseparable del pensamiento dialéctico y que para atacar el terrorismo anticomunista de la derecha no debe haber una respuesta equivalente de un terrorismo sectario de izquierda.
Esta carta originó una polémica que derivó en la división entre los renunciantes y otros intelectuales. La "Respuesta de Política" llevó por título "El cuarto mundo de los cinco: oportunismo y enajenación", con un subtítulo que rezaba: "¿Por qué tanto escándalo para renunciar a tres meses del cambio de presidente?" Allí se aclara que los cinco renunciantes “no colaboraban desde hace meses, a pesar de que el director de Política les instó a escribir y aun les dijo que, en todo caso, deberían hacerlo en las páginas de Siempre! o de El Día, porque lo importante era el debate de las ideas”. Marcué Pardiñas argumenta que los renunciantes acusan a la revista sin pruebas e insiste en que una publicación de izquierda no puede supeditarse “al capricho y al tornadizo humor intelectual de cinco literatos”. Se acusa a los cinco escritores de oportunistas de derecha, de que su carta está revestida de “radicalismo verbal”.
En el mismo número, se reproducen las respuestas y comentarios de Víctor Rico Galán, de Ermilo Abreu Gómez, y un texto anónimo: "En defensa de Política", aparecido como "Editorial" en La voz de México, órgano del Partido Comunista Mexicano. Los tres textos atacan la posición de los renunciantes. Por ejemplo, Abreu Gómez afirma que “dichos escritores han cometido un grave error político” y que “no han sido consecuentes ni siquiera con ellos mismos, si se recuerda la línea progresista de que dieron pruebas evidentes en pasadas y diversas ocasiones”. Advierte que el error consiste en que, de modo precipitado, consideraron el sectarismo de la revista como una norma invariable, y que si es cierto que la publicación en muchas ocasiones se mostró intransigente, sectaria y agresiva, es también cierto que su director “ha confesado la realidad de ese esporádico sectarismo y que los colaboradores hemos señalado nuestro desacuerdo con tal conducta”. La corrección de ese error -dice- no puede hacerse abandonando la revista. El 2 de septiembre apareció, en Siempre!, la respuesta de Marcué Pardiñas a los renunciantes.
Al siguiente número (9 de septiembre) Siempre! publica el artículo: "Díaz Ordaz ante el dilema de México", rodeado por subtítulos como "Nuestra posición", "¿Qué hará la izquierda en el futuro?" y "Sólo hay dos caminos: solución revolucionaria o el atraso de la nación". El artículo, firmado por Benítez, Flores Olea, Fuentes, González Pedrero y López Cámara, resulta ser la defensa de su postura ante los ataques de la revista Política. Los autores tocan temas como el Estado Mexicano, la legitimidad, el dilema de Díaz Ordaz y la vía mexicana al socialismo. El artículo concluye aclarando que “Reafirmamos nuestro propósito de hablar con las armas de la razón y la libertad en compañía de todos los hombres de izquierda para los cuales el pensamiento dialéctico, abierto, complejo y realista es el método capaz de llevar al nivel de la inteligencia, las contradicciones de una realidad que rehuye los esquemas fáciles
[...]”. No hubo respuesta directa por parte de Política, con lo que se dio fin a la polémica intelectual más importante en el México de los años sesenta, y con la cual se aclaran algunos elementos de la trayectoria política de autores como Carlos Fuentes y Fernando Benítez
PORRÚA HERMANOS Y COMPAÑÍA
PORRÚA HERMANOS Y COMPAÑÍA
Categoría que agrupa a escritores que descollaron en la segunda década del siglo XX, con propuestas impugnadoras de las ideas estéticas del Modernismo*.
La aparente paz y estabilidad experimentadas durante los años de régimen porfirista habían sentado las bases para el florecimiento del Modernismo. Sin embargo, la llegada del nuevo siglo y de la revuelta armada trajeron confusión y desorden.
Hacia 1915, la literatura ya no se difundía a través de grupos, como se había hecho al final del siglo XIX y principios del XX. En estos años, los escritores que no cejaron en su oficio se dieron a conocer de manera independiente. Los núcleos de poder cultural no funcionaban por entonces.
Aparecieron diversas tendencias en las letras de México. El doctor Enrique González Martínez, Ramón López Velarde, José Juan Tablada y Efrén Rebolledo, aún con diferencias de edad, formación y propuestas estéticas, buscaron romper con el mito del Modernismo. De aquí que se les haya agrupado bajo el término "posmodernistas".
Estos escritores tuvieron como antecedentes desde las primicias del parnasianismo de 1880 hasta las Prosas profanas de Rubén Darío, de 1896. Crecieron junto con la literatura esteticista de sus predecesores y de algunos de sus contemporáneos. La batalla por el lujo y la belleza literaria había sido ganada por el Modernismo. No había que repetirse ni excederse. Salieron del círculo modernista en busca de novedades. Destacaron por su innovación, por proponer parámetros estéticos que trascendían las normas vigentes en esta corriente. A la postura esteticista de los modernistas se opone una actitud ética, una preocupación moral.
En 1915, con la creación de la Dirección General de Bellas Artes, gracias a Alfonso Cravioto, que ejerció presión desde la Subsecretaría de Educación, en medio de la revuelta, se dio impulso nuevamente a los escritores y se sentaron bases para que volvieran a unirse. Varios de ellos, como Enrique González Martínez y Ramón López Velarde, fueron llamados a colaborar con ideas para la nueva Dirección.
Los posmodernistas mantenían estrecha amistad. José Juan Tablada, Enrique González Martínez, López Velarde y otros escritores, solían tener reuniones en casa del doctor González Martínez. Leían poesía y discutían sobre estética. Hacia 1917, la bohemia se realizaba en la casa de Carlos González Peña, en la calle de Colonia. Asistían Efrén Rebolledo, Agustín Loera y Chávez, el doctor Bernardo Gastélum, López Velarde y González Martínez, entre otros.
También tenían relaciones amistosas con escritores modernistas y con algunos integrantes del incipiente grupo de intelectuales que más tarde se aglutinaría bajo el nombre de Contemporáneos*.
Enrique González Martínez y López Velarde ocuparon algunos cargos públicos y dictaban clases en la Universidad y en la Preparatoria. Ramón López Velarde asumió en 1917 la oficialía mayor de la Universidad Nacional, invitado por Palavicini. Preparó un folleto en el que solicitaba formalmente al presidente Carranza que se le otorgara autonomía a la institución. Esto causó gran revuelo en la población estudiantil.
En esta época de confusión, también las publicaciones eran casi nulas. En 1917, sale a la luz una revista coordinada por González Martínez, López Velarde y Efrén Rebolledo: Pegaso*. Posteriormente, Enrique González Martínez dirigió la revista México Moderno* y contribuyó a cimentar la empresa Editorial Cvltvra* y las ediciones México Moderno.
Los autores posmodernistas fueron inspiradores y maestros de los jóvenes poetas e introductores del vanguardismo en México, aunque cada uno representa una actitud poética distinta.
Enrique González Martínez se caracterizó por escribir poesía subjetiva frente al objetivismo que habían puesto de moda los poetas de la generación anterior. Su poesía, sobre todo después de 1910, representa un claro distanciamiento del Modernismo exterior, sensual y frívolo. Cambió el símbolo del cisne, apreciado por los modernistas, por el del búho, que recuerda a Minerva. Permanecer fiel a sí mismo fue para él un valor fundamental.
Enrique González Martínez fue miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua* y presidente del Ateneo de la Juventud* (1911). Entre sus principales obras están: Silenter (1909) y Los senderos ocultos (1911), que contiene uno de sus poemas más famosos: "Tuércele el cuello al cisne". Además, publicó El libro de la fuerza, de la bondad y del ensueño (1917) y Las señales furtivas (1925), entre otras. En El hombre del búho (1944) y La apacible locura (1951), González Martínez nos deja su biografía espiritual.
Ramón López Velarde se caracterizó por su ruptura con el aspecto frívolo del Modernismo. Su poesía presenta dos vertientes: subjetiva y objetiva. La primera lleva hacia el interior de su alma; la segunda, hacia lo esencial de su mexicanidad. En lo temático, se aleja del Modernismo. Muestra su distanciamiento del parnasianismo literario. Para el poeta, "la fuente indispensable de toda verdadera creación es la emoción". Su pensamiento estético se sintetiza en una frase escrita por él mismo: "sólo por la corazonada nos aproximamos al acierto".
Escribió prosa y poesía. Su producción fue escasa, debido a su muerte prematura. Sus poemarios son La sangre devota (1916) y Zozobra (1919). Un libro póstumo de poesía fue: El son del corazón (1932). En El minutero (1923) se recoge, también de manera póstuma, lo principal de sus escritos en prosa.
José Juan Tablada se caracterizó por su inquietud creadora. Su poesía es iconoclasta, irreverente, concisa. Pertenece a la generación de los modernistas y de hecho sus primeras producciones caen dentro de esta categoría. Sin embargo, a su regreso de Japón, se adentra en la búsqueda de la estética naturalista de los japoneses e inaugura el Hai-Kai en México. Incursiona en la poesía ideográfica. Introdujo los ultraísmos y fue apreciado por los integrantes del Estridentismo*. Se le considera como el autor que une al Posmodernismo con las vanguardias.
La prosa fue un género profuso en la obra de Tablada, aunque menos estudiada que su obra poética.
José Juan Tablada escribió novela, ensayo, crítica de arte, poemas en prosa, cuento y dedicó gran parte de su vida al periodismo, en el que destacó por sus crónicas.
De lo más importante de su producción son las sátiras políticas contenidas en Tiros al blanco (1909); la Tragicomedia Madero Chantecler (1910); Los días y las noches de París, crónicas parisienses, compilación de crónicas publicadas entre 1911 y 1913 en Revista de Revistas*; Un día (1919), y El jarro de flores (1922).
La pasión erótica es la tónica de la poesía de Efrén Rebolledo. Esta característica aparta al autor de los resabios del Modernismo. Aún acudiendo a tópicos de los Modernos, sus poemas adquieren rasgos personales. En posesión de una estética propia, desenmascaró su poesía de convencionalismos y logró un conjunto de sonetos cuya perfección e intensidad le confieren un sitio de importancia en las letras mexicanas. Al igual que Tablada, escribe algunas rimas japonesas, aunque nunca emplea el Hai-Kai. Escribió prosa y poesía. Su obras más conocidas son: Rimas japonesas (1915), Caro vitrix (1916), Libro del loco amor (1916), Joyelero (1922) y la novela Salamandra (1919)
PREMIO "AGUSTÍN YÁÑEZ" PARA PRIMERA NOVELA
PREMIO "AGUSTÍN YÁÑEZ" PARA PRIMERA NOVELA
Con el fin de promover nuevos valores en las letras mexicanas, la Editorial Planeta* y el Gobierno del estado de Jalisco otorgan, anualmente, el Premio "Agustín Yáñez" para Primera Novela.
El Premio fue organizado por vez primera en 1990. En 1994 no fue convocado
PREMIO A LA ORILLA DEL VIENTO
PREMIO A LA ORILLA DEL VIENTO
PREMIO COMILLAS DE AUTOBIOGRAFÍA, BIOGRAFÍA Y MEMORIAS
PREMIO COMILLAS DE AUTOBIOGRAFÍA, BIOGRAFÍA Y MEMORIAS
PREMIO DE CRÍTICA DE ARTE “LUIS CARDOZA Y ARAGÓN”
PREMIO DE CRÍTICA DE ARTE “LUIS CARDOZA Y ARAGÓN”
El Premio de Crítica de Arte “Luis Cardoza y Aragón” es convocado desde 1987 por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)*, por medio del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)*, y el gobierno del estado de Nuevo León, a través del Instituto de Cultura de la entidad.
En 1987 y 1988, los trabajos participantes se centraron en la figura y la obra de artistas previamente determinados por los convocantes.
Actualmente, los trabajos desarrollan, de manera libre, aspectos sobre la vida o la obra de algún artista plástico mexicano de cualquier época o bien el análisis de los movimientos plásticos desarrollados en el país, sin importar el periodo.
En sus primeras ediciones, el premio fue para Alfonso Reyes Aurrecoechea por Centenario de Saturnino Herrán (1987) y para Gilberto Prado Galán por su ensayo sobre Rufino Tamayo (1988).
Otros ganadores del premio han sido: Benjamín Valdivia, César López-Tiana, Sergio Guillermo Juárez, Luis Mario Schneider, Aida Sierra
PREMIO DE CUENTO PARA NIÑOS “JUAN DE LA CABADA”
PREMIO DE CUENTO PARA NIÑOS “JUAN DE LA CABADA”
Con el objeto de promover el interés por la creación de cuento para niños y, a la vez, rendir homenaje al escritor Juan de la Cabada, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y el gobierno del estado de Campeche lanzaron, en 1977, la primera convocatoria al Premio de Cuento para Niños “Juan de la Cabada.”
En aquella ocasión se recibieron para el concurso 108 libros inéditos. Se hizo una selección de 48 obras de las cuales se eligió Relatos de la ciudad sin dueño, de Gabriela Rábago Palafox.
El jurado estuvo compuesto por: Guadalupe Dueñas, Guillermo Samperio y Armando Cassigoli.
Han ganado el premio: Mireya Cueto, José Antonio Zambrano, Héctor G. Martínez, Eloy Pineda, Becky Rubinstein, Verónica Murguía, Silvia Molina y Carlos Ocampo, entre otros.
Desde 1992, el certamen recibe el nombre de Premio de Literatura Infantil
PREMIO DE CUENTO SAN LUIS POTOSÍ
PREMIO DE CUENTO SAN LUIS POTOSÍ
En abril de 1974, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y el gobierno del estado de San Luis Potosí, por medio de la Casa de la Cultura, convocaron por vez primera al entonces denominado Premio Nacional de Cuento.
Desde 1974, el certamen se celebra anualmente. El requisito consiste en enviar un libro inédito de cuentos en español.
El primer jurado estuvo constituido por Juan Rulfo, Juan de la Cabada y Miguel Donoso Pareja. El premio fue otorgado a Eraclio Zepeda por su libro Asalto nocturno. En aquella ocasión, la calidad de los volúmenes enviados a concurso fue muy buena en general, por lo que Rulfo recomendó otros seis libros para su publicación, entre ellos Fuera del ring, de Guillermo Samperio, y Sin morir del todo, de Poli Délano.
Algunos de los que han recibido el premio son Agustín Monsreal, Alberto Enríquez, Alberto Huerta, Eloy Pineda, Cristina Rivera Garza, Bruno Estañol, Eusebio Ruvalcaba, Francisco Hinojosa y Humberto Rivas
PREMIO DE CUENTO “ERMILO ABREU GÓMEZ”
PREMIO DE CUENTO “ERMILO ABREU GÓMEZ”
Con el objeto de contribuir al fomento y estímulo del cuento, el Instituto de Cultura de Yucatán realizó en 1986 la primera versión de este Premio, cuyo nombre se debe al conocido escritor y crítico yucateco.
En el concurso hubo participación de cuentistas de diferentes estados del país. El jurado estuvo compuesto por René Avilés Fabila, Amparo Dávila y Raúl Renán, y el ganador fue Javier Otero Rejón, con El discípulo amado y otras historias. El texto se publicó por el mismo instituto en 1986.
El licenciado Jorge Esma Bazán, director del Instituto de Cultura, regionalizó el Premio, convirtiéndolo en uno de los premios estatales de literatura.
Generalmente, el gobernador del estado hace entrega de los premios en una ceremonia realizada en la Biblioteca Central Manuel Cepeda Peraza.
Entre los ganadores destacan Joaquín Bestard Vázquez, con El tambor de los desahuciados, Jorge Lara Rivera, con Las hormigas han vuelto, Carolina Luna, con Nombres de bruma, publicado actualmente con el título de El caracol, y Hernán Mena, con Escuchando entre trago y trago
PREMIO DE ENSAYO LITERARIO “JOSÉ REVUELTAS”
PREMIO DE ENSAYO LITERARIO “JOSÉ REVUELTAS”
La primera convocatoria del Premio de Ensayo Literario José Revueltas fue lanzada en noviembre de 1975 bajo los auspicios de la Casa de la Cultura de Gómez Palacio, de Durango, y el entonces Departamento de Literatura del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)*.
El objetivo inicial consistía en alentar la investigación en torno del escritor que da nombre al Premio: José Revueltas.
El primer trabajo que obtuvo el reconocimiento fue La producción literaria de José Revueltas en su contexto histórico, realizado por Silvia Durán, Armando Pereira, Eduardo Casar y Carlos Muciño.
Durante la entrega del premio, Jaime Labastida, presidente del jurado, expresó la conveniencia de ampliar las bases del certamen de tal suerte que la temática incluyera asuntos y autores latinoamericanos en general, y no exclusivamente la obra de Revueltas. Actualmente, el Premio se otorga a ensayos sobre temas literarios o autores latinoamericanos destacados.
Entre los autores premiados se encuentran Jorge Rufinelli, Ana Rosa Domenella, Edith Negrín, Fernando Curiel, Luis Arturo Ramos, Vicente Quirarte y Héctor Perea
PREMIO DE ENSAYO LITERARIO “MALCOLM LOWRY” PARA TRAYECTORIA
PREMIO DE ENSAYO LITERARIO “MALCOLM LOWRY” PARA TRAYECTORIA
El Premio “Malcolm Lowry” fue convocado por vez primera en 1986 y auspiciado por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)*, por medio del Instituto Regional de Bellas Artes de Cuernavaca, Morelos, con la intención de fomentar el quehacer intelectual en el país.
El premio fue declarado desierto el primer año que se convocó. Los años siguientes se ha visto incrementada la participación de los escritores y la calidad de los trabajos.
El certamen está dirigido a premiar ensayos literarios realizados por mexicanos, referidos a la obra de cualquier narrador, ensayista, cronista, poeta o estudioso extranjero que haya escrito sobre México.
Recientemente, la convocatoria del Premio se ha ampliado. Puede otorgarse, por decisión unánime, a cualquier escritor mexicano por su trayectoria como ensayista. Las candidaturas se presentan a título personal o a través editoriales, universidades u otras instituciones educativas y culturales.
Han sido premiados: José Emilio Pacheco, Óscar Mata, José Iturriaga, Gilberto Prado y Luis Everaert, entre otros
PREMIO DE ENSAYO “CARLOS ECHÁNOVE TRUJILLO”
PREMIO DE ENSAYO “CARLOS ECHÁNOVE TRUJILLO”
Con el objeto de contribuir al fomento y estímulo de la crítica literaria o de arte, el Instituto de Cultura de Yucatán realizó en 1986 la primera versión de este Premio, cuyo nombre se debe al investigador yucateco que planeó y dirigió, entre 1945 y 1947, la Enciclopedia Yucatense.
En el concurso hubo participación de ensayistas de diferentes estados del país. El jurado estuvo compuesto por Emmanuel Carballo, Armando Pereira y Eugenia Meyer, y la ganadora fue Graciela Martínez Zalce, con Pornografía del alma, ensayos sobre la narrativa de Juan García Ponce. El texto se publicó por el mismo instituto en 1986.
El licenciado Jorge Esma Bazán, director del Instituto de Cultura, regionalizó el Premio, convirtiéndolo en uno de los premios estatales de literatura.
Generalmente, el gobernador del estado hace entrega de los premios en una ceremonia realizada en la Biblioteca Central Manuel Cepeda Peraza
PREMIO DE LITERATURA INFANTIL
PREMIO DE LITERATURA INFANTIL
PREMIO DE LITERATURA LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE “JUAN RULFO”
PREMIO DE LITERATURA LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE “JUAN RULFO”
El Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe “Juan Rulfo”, con un monto de cien mil dólares, pretende honrar a los mejores exponentes de las letras de la región latinoamericana y del Caribe y proyectar su obra de manera internacional.
El certamen nace de la necesidad de contar en América Latina con un estímulo de primera magnitud. Es organizado por doce instituciones mexicanas que, integradas bajo la forma jurídica de Asociación Civil, se propusieron otorgar anualmente un premio equiparable en su calidad, monto y prestigio a los más importantes del mundo.
Se pretende dar este reconocimiento a los escritores cuya lengua de expresión es el español, pero también abarca a los escritores latinoamericanos, del Caribe o de la península ibérica cuya lengua sea el portugués, el francés o el inglés. Pueden participar todas las instituciones, asociaciones y agrupaciones educativas o culturales proponiendo uno o varios candidatos.
El Premio se otorga al conjunto de una obra en cualquiera de los géneros literarios: poesía, novela, ensayo, cuento, teatro. Desde sus inicios, el certamen ha sido coordinado por la Casa de las Palabras y las Imágenes* (Departamento de Estudios Literarios de la Universidad de Guadalajara), y es entregado anualmente durante la celebración de la Feria Internacional de Libro (FIL) de Guadalajara*.
Las instituciones que ofrecen el reconocimiento son: Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)*, Universidad de Guadalajara, gobierno del estado de Jalisco, Fondo de Cultura Económica (FCE)*, Petróleos Mexicanos, Productora e Importadora de Papel, S.A. de C.V., Banco Nacional de Comercio Exterior, S.N.C., Banca Promex, S.A., Ayuntamiento de Guadalajara, Lotería Nacional para la Asistencia Pública, Grupo Continental, S.A. y Embotelladora AGA, S.A. de C. V.
La Asociación Civil del Premio “Juan Rulfo” tiene sus oficinas en la ciudad de Guadalajara, Jalisco.
Han recibido el premio: Nicanor Parra, Juan José Arreola, Eliseo Diego, Julio Ramón Ribeyro, Adolfo Bioy Casares, entre otros.
Los jurados han estado integrados por escritores de reconocida trayectoria nacional e internacional
PREMIO DE LITERATURA “ANTONIO MEDIZ BOLIO”
PREMIO DE LITERATURA “ANTONIO MEDIZ BOLIO”
En 1985, con el objeto de rendir homenaje a la memoria del escritor yucateco que lleva su nombre, el Instituto de Cultura de Yucatán estableció el Premio Estatal de Literatura Antonio Mediz Bolio, en el que podían participar todos los escritores yucatecos residentes en cualquier parte del mundo. Este premio se otorgó en las modalidades de prosa y poesía al mejor libro editado anualmente. En 1985, el premio fue entregado a William Brito Sansores y Raúl Cáceres Carenzo, por sus obras La escritura de los mayas (prosa) y Ritual maya (poesía), respectivamente.
A partir de 1992 este Premio se otorga a uno o dos escritores yucatecos, tomando en cuenta su trayectoria literaria. El jurado recibe propuestas y se dedica a investigar sobre la obra realizada por escritores yucatecos. El Premio se otorga cada 15 de septiembre en las instalaciones del Instituto de Cultura de Yucatán. Han sido galardonados con este Premio, entre otros, Roldán Peniche Barrera, Raúl Renán González y el dramaturgo Leopoldo Peniche Vallado
PREMIO DE NOVELA “JUSTO SIERRA O'REILLY”
PREMIO DE NOVELA “JUSTO SIERRA O'REILLY”
Con el objeto de contribuir al fomento y estímulo de la novela, el Instituto de Cultura de Yucatán realizó en 1986 la primera versión de este Premio, cuyo nombre se debe al novelista yucateco del siglo XIX.
En el concurso hubo participación de escritores de diferentes estados del país. El jurado estuvo compuesto por Eduardo Casar, Angelina Muñiz y Vicente Leñero, y el ganador fue Mario de Lille, con Solamente yo quedo. El texto se publicó por el mismo instituto en 1986.
El licenciado Jorge Esma Bazán, director del Instituto de Cultura, regionalizó el Premio, convirtiéndolo en uno de los premios estatales de literatura.
Generalmente, el gobernador del estado hace entrega de los premios en una ceremonia realizada en la Biblioteca Central Manuel Cepeda Peraza
PREMIO DE POESÍA JOVEN DE MÉXICO “ELÍAS NANDINO”
PREMIO DE POESÍA JOVEN DE MÉXICO “ELÍAS NANDINO”
El Premio de Poesía Joven de México “Elías Nandino” fue convocado por primera vez en 1975 por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y el Gobierno del Estado de Jalisco, por medio de su Departamento de Bellas Artes.
El objetivo de este Premio consiste en estimular el trabajo literario de los jóvenes escritores mexicanos, a través de la elaboración de un imaginario poético por madurar, expresado en verso, versículo o frases. Para tal efecto, los aspirantes al Premio deben ser menores de 30 años y participar con un volumen inédito de poemas en español, con tema y forma libres.
El primer ganador del Premio fue Bruno Montané con un poemario titulado Los años están muy hondos. Además, ha sido otorgado a Kyra Galván, Roxana Elvridge-Thomas Santillán, Mauricio Montiel, Malva Flores, Carmen Rodríguez y Manuel Antonio Santiago, entre otros
PREMIO DE POESÍA “CARLOS PELLICER”
PREMIO DE POESÍA “CARLOS PELLICER”
Para obtener el Premio de Poesía “Carlos Pellicer” se convocó por vez primera en 1978 a todos los poetas de habla española con obra editada o inédita. En 1980, los objetivos del Premio fueron reformulados y la convocatoria se limitó sólo a los escritores con obra publicada.
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)*, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)*, el Gobierno del estado de Tabasco y el Ayuntamiento Cárdenas convocan anualmente a este Premio.
Carlos Pellicer ha sido uno de los máximos exponentes de poesía en México; de ahí que las autoridades correspondientes optaran por nombrar así al Premio que estimula a autores con trayectoria.
En 1978, el ganador fue José Falconi, con el libro Variaciones sobre un tema y otros poemas. Esta primera vez se trató de un libro inédito. El jurado estuvo compuesto por Carlos Illescas, Enrique González Rojo y Enrique Fierro.
Asimismo, han sido merecedores del Premio Carlos Pellicer: Héctor Carreto, Fabio Morábito, Marcelo Uribe, Alberto Blanco Sánchez, José Luis Rivas, David Huerta, Efraín Bartolomé, Francisco Hernández, entre otros
PREMIO DE POESÍA “CLEMENTE LÓPEZ TRUJILLO”
PREMIO DE POESÍA “CLEMENTE LÓPEZ TRUJILLO”
Con el objeto de contribuir al fomento y estímulo de la poesía, el Instituto de Cultura de Yucatán realizó en 1986 la primera versión de este Premio, cuyo nombre se debe al poeta yucateco.
En el concurso hubo participación de poetas de diferentes estados del país. El jurado estuvo compuesto por Rubén Bonifaz Nuño, Raúl Cáceres Carenzo y Víctor Sandoval, y el ganador fue Pedro Salvador Ale, con El alucinante viaje del afilador de cuchillos. El texto se publicó por el mismo instituto en 1986.
El licenciado Jorge Esma Bazán, director del Instituto de Cultura, regionalizó el Premio, convirtiéndolo en uno de los premios estatales de literatura.
Generalmente, el gobernador del estado hace entrega de los premios en una ceremonia realizada en la Biblioteca Central Manuel Cepeda Peraza.
Algunos ganadores del premio son Luis Alcocer Martínez, con Oficio de Gaviota, Roger H. Metri Duarte, con Nostalgia de la luz, Luis Ramírez Carrillo, con Nostalgia del naufragio, y Luis Alcocer, con Las otras voces
PREMIO DE PUBLICACIÓN DE OBRA LITERARIA
PREMIO DE PUBLICACIÓN DE OBRA LITERARIA
La Universidad de Guadalajara organiza el Concurso de Publicación de Obra Literaria. La primera emisión del Premio fue en 1993. La convocatoria abarca narrativa, poesía y ensayo, para escritores de Jalisco. El Premio consiste en la publicación de la obra.
Han sido ganadores Pedro Paredes Goche, César López Cuadras, Marco Aurelio Larios, Blanca Estela Ruiz, Jorge Alberto Meillón, Margarita Casas, Marco Antonio Cárdenas.
La particularidad del concursó está en su jurado internacional
PREMIO DE TESTIMONIO CHIHUAHUA
PREMIO DE TESTIMONIO CHIHUAHUA
El Premio de Testimonio Chihuahua fue creado en 1982 por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y el gobierno del estado de Chihuahua.
Este Premio es convocado anualmente por el Instituto Chihuahuense de la Cultura y el INBA. Los concursantes deben enviar un libro inédito de testimonio en español. El objetivo es impulsar el trabajo literario entre los escritores residentes en la República Mexicana.
El primer ganador del Premio fue Alfonso Gumusio Dragón, de Bolivia, por su trabajo La máscara del gorila. También fue otorgado a Eduardo Villegas, Guadalupe Guerrero, Samuel Salinas Alvarez, José Luis Da Cruz, Jorge Huitrón, Olga Aragón Castillo, entre otros
PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA MÉXICO
PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA MÉXICO
PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA NUEVO LEÓN
PREMIO INTERNACIONAL DE NOVELA NUEVO LEÓN
Convocado y patrocinado por Ediciones Castillo*, de Monterrey, Nuevo León, a iniciativa de su director, Alfonso Castillo, este certamen anual se otorga desde 1988 a una novela inédita escrita en español por un autor mexicano o extranjero. El premio consiste en un monto económico y en la publicación del texto en Ediciones Castillo.
En 1988 concursaron cien novelas y los miembros del jurado (Arturo Azuela, Salvador Elizondo y José Agustín) eligieron El pelícano verde, del guanajuatense Benjamín Valdivia. Al año siguiente concursaron ciento cincuenta novelas, entre las cuales salió ganadora Quadrivium, de Carlos Rubio Albert, cubano radicado en los Estados Unidos. En esta ocasión el jurado estuvo integrado por Arturo Azuela, Gustavo Sainz y José Agustín, quienes, a su vez, recomendaron a los organizadores del concurso la publicación de una de las novelas finalistas, Xibalbá, del regiomontano Carlos H. Cantú. En la tercera edición del premio, llevada a cabo en 1993, se recibieron ciento tres originales. El jurado, compuesto por Torcuato Luca de Tena, Gustavo Sainz, Fidel Chávez y Silvia Molina, se declaró a favor de Luna que se quiebra, de Jesús Humberto Florencia Saldívar, de la Ciudad de México.
De los años de 1990 al 1994 el certamen no se convocó por razones económicas
PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA “JAIME SABINES”
PREMIO INTERNACIONAL DE POESÍA “JAIME SABINES”
El gobierno del estado de Chiapas, la Universidad de Ciencias y Artes del Estado de Chiapas y el Centro Estatal para la Cultura y las Artes, convocan al Premio Internacional de Poesía “Jaime Sabines”.
Los poetas participantes deben residir en México o en cualquier país de Centroamérica. Se convoca anualmente, y el Premio consiste en una remuneración económica y la publicación de la obra
PREMIO INTERNACIONAL “ALFONSO REYES”
PREMIO INTERNACIONAL “ALFONSO REYES”
Francisco Zendejas propuso a Alfonso Reyes la creación de un premio que llevara su nombre. El escritor se opuso a ello por considerarlo fatuo estando aún vivo. Reyes propuso entonces que se rindiera homenaje a Xavier Villaurrutia con la creación de un Premio en su nombre. Así se creó el Premio “Xavier Villaurrutia” de Escritores para Escritores*.
Años después, ya fallecido Alfonso Reyes, Francisco Zendejas insistiría en la creación de un Premio en honor del escritor neoleonés. Se organizó así, en 1973, el Premio Internacional “Alfonso Reyes”. Los dos Premios están auspiciados por la Sociedad Alfonsina Internacional, mecanismo abocado a la administración de los fondos que cubren dichos reconocimientos.
El jurado del Premio “Alfonso Reyes” es permanente y está constituido por los miembros de la Sociedad: Rubén Bonifaz Nuño, presidente, y Alí Chumacero, Joaquín Díez-Canedo, Alicia Reyes y Ramón Xirau, que fungen como vocales.
El Premio se otorga a un escritor por su trayectoria completa. Es importante que los premiados hayan sido estudiosos de la obra alfonsina o que hayan cultivado las disciplinas de Alfonso Reyes.
Aunque el Premio es internacional, se toma en consideración que los escritores extranjeros hayan dedicado parte de su labor a la propagación de estudios literarios sobre la creación en México
PREMIO JOAQUÍN MORTIZ PARA PRIMERA NOVELA
PREMIO JOAQUÍN MORTIZ PARA PRIMERA NOVELA
En México, el Grupo Editorial Planeta (véase Editorial Planeta*) convoca anualmente a este Premio desde 1996. La convocatoria está dirigida a todos los autores de lengua española. Los ganadores han sido Álvaro Enrigue, con su novela La muerte de un instalador (1996); el cubano Andrés Jorge, con Pan de mi cuerpo (1997), y el mexicano Gonzalo Vélez, con Perforaciones (1998).
En España se convoca al Premio Planeta-Joaquín Mortiz*
En diciembre de 1991 se lanzó la convocatoria para el primer Premio Kalpa. Este Premio es iniciativa del Programa Cultural Tierra Adentro* y tiene entre sus objetivos fomentar la creación de literatura de ficción en sus diversos géneros.
A raíz del número 51 de la revista Tierra Adentro*, dedicado exclusivamente a la publicación de literatura de ficción, y con la aparición de dos volúmenes de ciencia ficción: Más allá de lo imaginado I y Más allá de lo imaginado II, el Programa Cultural Tierra Adentro acordó con la Sociedad Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía la realización de un concurso en que se premiara la mejor obra de ficción del año. Desde 1991 se convoca anualmente. El Premio consiste en una escultura creada por Sebastián
PREMIO LA SONRISA VERTICAL
PREMIO LA SONRISA VERTICAL
PREMIO LATINOAMERICANO DE NARRATIVA COLIMA
PREMIO LATINOAMERICANO DE NARRATIVA COLIMA
PREMIO LITERARIO INTERNACIONAL DE NOVELA NOVEDADES-DIANA
PREMIO LITERARIO INTERNACIONAL DE NOVELA NOVEDADES-DIANA
Con el fin de estimular a los escritores en lengua castellana, tanto nuevos valores como reconocidos, se instituyó en 1986 el Premio Literario Internacional de Novela Novedades-Diana. El concurso fue suspendido en 1992.
El Premio se dirigió a escritores de cualquier nacionalidad, sin importar su lugar de residencia, con una o más novelas escritas en español. La obra concursante debía ser inédita y tener un mínimo de 150 cuartillas escritas en español.
En las siete ediciones que abarcó el premio, participaron más de mil novelas provenientes de prácticamente los cinco continentes.
Desde sus inicios el concurso conservó el mismo jurado: Juan José Arreola, José Luis Ramírez, Emmanuel Carballo, Carlos Montemayor y Alberto Ruy Sánchez.
Los ganadores del premio Novedades-Diana fueron: Joaquín Armando Chacón, Homero Aridjis, Ignacio Solares y David Martín del Campo, mexicanos; Abel Posse, argentino, y Yolanda Arenales, española. El último premio fue otorgado al periodista mexicano Guillermo Chao Eberguengi
PREMIO NACIONAL DE CIENCIAS, LETRAS Y ARTES
PREMIO NACIONAL DE CIENCIAS, LETRAS Y ARTES
El 30 de diciembre de 1944 se instituyó el Premio Nacional de Artes y Ciencias por decreto del presidente Manuel Ávila Camacho y siendo titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP)* Jaime Torres Bodet. El Premio consistía en un diploma y 20 mil pesos, y en 1945 se le otorgó a Alfonso Reyes.
El 31 de diciembre de 1946 se creó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y se le asignó el Premio como una de sus atribuciones.
Un año después, el 30 de diciembre de 1947, el decreto de Ávila Camacho fue modificado por otro que, entre otras cosas, afirma que el Premio se otorgará a una personalidad consagrada por su trayectoria. Así, en 1949, lo obtuvo Mariano Azuela.
En 1958, el premio aumentó a 25 mil pesos y se le otorgó a Martín Luis Guzmán; en 1964, a Carlos Pellicer; un año después, a Ángel María Garibay K.
En 1966 se amplió el campo y se le llamó desde entonces Premio Nacional de Ciencias, Letras y Artes. Dentro del campo de las letras, además de la creación literaria, se incluyó la filología, la filosofía, la historia, la crítica literaria y el ensayo. En ese mismo año se estableció que serían tres premios, uno para cada rama. En 1977, el Premio Nacional de Letras fue otorgado a Octavio Paz.
La selección de los ganadores se hace mediante comisiones integradas por representantes del Instituto Nacional de la Investigación Científica, del Instituto Politécnico Nacional, de la Universidad Nacional Autónoma de México, del Instituto Nacional de Bellas Artes, de El Colegio Nacional*, del Seminario Mexicano de Cultura, de la Academia Mexicana de la Lengua* y de la Academia de Historia.
Entre los premiados dentro de la rama de letras, además de los ya mencionados, cabe destacar a Juan Rulfo, Daniel Cosío Villegas, Rodolfo Usigli, Agustín Yáñez, Rubén Bonifaz Nuño, Francisco Monterde, Efraín Huerta, Fernando Benítez, Juan José Arreola, Carlos Fuentes, Alí Chumacero, Juan García Ponce, Salvador Elizondo, Andrés Henestrosa y Antonio Alatorre
PREMIO NACIONAL DE CUENTO
PREMIO NACIONAL DE CUENTO
PREMIO NACIONAL DE LETRAS
PREMIO NACIONAL DE LETRAS
PREMIO NACIONAL DE LITERATURA “GILBERTO OWEN”
PREMIO NACIONAL DE LITERATURA “GILBERTO OWEN”
Este Premio dio inicio en 1989, por iniciativa de Sigfrido Bañuelos, entonces responsable de la Dirección Editorial de la Dirección de Investigación y Fomento a la Cultura Regional (Difocur)*, en Culiacán, Sinaloa. La convocatoria está dirigida a los escritores mexicanos que deseen concursar en dos géneros: cuento y poesía. Los ganadores en 1989 fueron Eduardo Villegas Guevara, con el libro de cuentos titulado El Blues del chavo banda, y Eduardo Langagne, en poesía, con La manera del viejo escarabajo. Ese año el jurado estuvo integrado por Hernán Lara Zavala y Silvia Molina (cuento), y por Efraín Bartolomé, Francisco Hernández y Jorge Esquinca (poesía). El Premio se entregaba el mes de noviembre, en el marco del Festival Cultural Sinaloa, e implicaba la edición (hecha en Sinaloa) de los libros galardonados. En 1989 también se editaron por primera y única ocasión los libros que recibieron una mención por parte del jurado. Desde 1991 hasta la fecha la institución ya no se compromete a editar los textos galardonados
PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA COLIMA
PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA COLIMA
Este Premio surgió en 1980 como Premio Latinoamericano de Narrativa Colima, bajo los auspicios del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y el Gobierno de la Universidad de Colima.
Para 1991, su nombre cambió a Premio Nacional de Narrativa Colima. Desde entonces es convocado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)*, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes, y la Universidad de Colima.
La nueva convocatoria se dirige a todos los escritores mexicanos y extranjeros residentes en la República Mexicana. Deben participar con una obra cuya primera edición haya aparecido entre los meses de junio y julio del año correspondiente.
Las candidaturas pueden ser presentadas por los autores a título personal o por talleres literarios de México y de América Latina, editores e instituciones culturales.
Los convocantes toman en cuenta la calidad literaria, lo novedoso de los temas escogidos y la profundidad con que son tratados.
En el primer certamen, el ganador fue Luis Arturo Ramos con su obra Violeta-Perú, ante un jurado compuesto por Enrique Délano, José Agustín y Miguel Donoso Pareja
PREMIO NACIONAL DE NOVELA “JOSÉ RUBÉN ROMERO”
PREMIO NACIONAL DE NOVELA “JOSÉ RUBÉN ROMERO”
El gobierno del estado de Michoacán, por medio del Instituto Michoacano de Cultura, y el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* lanzaron en 1978 la primera convocatoria al Premio Nacional de Novela “José Rubén Romero”.
Víctor Sandoval, entonces titular de Promoción Cultural del INBA, manifestó que la creación del Premio obedecía a la política de descentralización cultural en los estados de la República.
Los propósitos del Premio son estimular y promover la actividad literaria en el género, así como descubrir y difundir nuevos valores en las letras de México.
En 1978, Arturo Azuela recibió el primer Premio Nacional de Novela por su libro Procesión de rencores, publicado posteriormente con otro título: Manifestación de silencios.
Algunos escritores galardonados con el premio han sido Mempo Giardinelli, David Martín del Campo, Daniel González Dueñas y Gerardo de la Torre
PREMIO NACIONAL DE NOVELA “NEZAHUALCÓYOTL”
PREMIO NACIONAL DE NOVELA “NEZAHUALCÓYOTL”
PREMIO NACIONAL DE POESÍA AGUASCALIENTES
PREMIO NACIONAL DE POESÍA AGUASCALIENTES
En la mayor parte de las ciudades del interior de la República, desde hace varias décadas, se organizan anualmente los Juegos Florales. En la ciudad de Aguascalientes se celebran desde 1931. Parte de los Juegos consiste en invitar a diversos certámenes. En materia de literatura se convoca a los escritores a participar en los diferentes géneros.
En sus inicios, para concursar en los Juegos Florales de Aguascalientes, en materia de poesía, se requería solamente de un poema inédito. Los participantes, generalmente, eran aficionados que escribían exclusivamente para estas fechas.
En 1968, Salvador Gallardo Dávalos propuso la transformación de los Juegos Florales, en lo correspondiente a poesía, en una iniciativa de mayor proyección en el ámbito literario. Gallardo sugirió a la Asociación Cultural Aguascalientes la necesidad de replantear los propósitos del Premio. Entre otros puntos, propuso formular en términos distintos el producto que debía entregarse: en vez de un poema, sería un libro de poesía inédito, partiendo del supuesto de que el concursante resultaría alguien dedicado con consistencia a la poesía. Su propuesta fue aceptada y se creó el Premio Nacional de Poesía.
Surgieron por entonces numerosas iniciativas en la creación de premios nacionales de poesía en diversas partes del país. Ante esto, el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* se abocó a la reestructuración de la convocatoria a premios nacionales, con base en la necesidad de una nueva orientación de las políticas culturales del país.
En 1980, el Premio Nacional de Poesía se convirtió en el Premio de Poesía Aguascalientes, y fue incluido entre los premios del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura.
El Premio de Poesía Aguascalientes ha alcanzado renombre internacional debido al impacto que algunos de los libros premiados han causado en las letras hispanas.
Han sido merecedores del premio: Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco, Eduardo Lizalde, Francisco Hernández, Efraín Bartolomé, José Luis Rivas, Coral Bracho, Óscar Oliva, Hugo Gutiérrez Vega y Eduardo Milán, entre otros
PREMIO NACIONAL DE POESÍA “EFRAÍN HUERTA”
PREMIO NACIONAL DE POESÍA “EFRAÍN HUERTA”
PREMIO NACIONAL DE TRADUCCIÓN DE POESÍA
PREMIO NACIONAL DE TRADUCCIÓN DE POESÍA
El Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA)* a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)*, el Gobierno del Estado de Veracruz por medio del Instituto Veracruzano de Cultura, Editorial el Tucán de Virginia* y la Fundación Gutman convocaron por vez primera al Premio de Traducción de Poesía en 1990.
La convocatoria está dirigida a todos los traductores residentes en la República Mexicana y a los mexicano-estadounidenses residentes en los Estados Unidos de América, quienes deberán enviar un libro inédito o publicado de poemas traducidos del inglés, francés, italiano o portugués al idioma español.
El ganador del primer certamen fue José Luis Rivas por su libro Poetas Metafísicos Ingleses, ante un jurado constituido por Roberto Vallarino, Guillermo Rousset Banda y David Huerta.
Han obtenido el premio: María Palomar, Jorge Esquinca, Pura López Colomé, Miguel Covarrubias y Alma Velasco y del Rincón
PREMIO NACIONAL “JUAN PABLOS” AL ARTE EDITORIAL
PREMIO NACIONAL “JUAN PABLOS” AL ARTE EDITORIAL
PREMIO NACIONAL “JUAN PABLOS” AL MÉRITO EDITORIAL
PREMIO NACIONAL “JUAN PABLOS” AL MÉRITO EDITORIAL
PREMIO PARA PRIMERA NOVELA "JUAN RULFO"
PREMIO PARA PRIMERA NOVELA "JUAN RULFO"
Este premio fue convocado por primera vez en 1980 bajo los auspicios del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBA)* y el gobierno del estado de Guerrero.
En la actualidad, las instituciones convocantes son el Consejo Nacional para la Cultura y la Artes (CNCA)*, a través del INBA, y el gobierno del estado de Tlaxcala, a través del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura.
A decir de las autoridades involucradas en el Premio, se procura conservar un nivel de calidad en las obras premiadas, por lo que se elige cuidadosamente el jurado en cada ocasión
PREMIO PLANETA-JOAQUÍN MORTIZ
PREMIO PLANETA-JOAQUÍN MORTIZ
Con el fin de apoyar la producción novelística latinoamericana, la Editorial Planeta* convoca anualmente al premio internacional Planeta/Joaquín Mortiz.
El Grupo Editorial otorga, desde 1992, uno de los premios para novela más significativos de la década de los 90, debido, sobre todo, a su proyección internacional, al monto del premio y al tiraje comprometido, que excede con mucho las ediciones usuales en México.
Pueden participar todos los escritores que presenten una novela original e inédita, sin importar su nacionalidad. Las novelas deben estar escritas en lengua castellana. El premio se entrega por unanimidad o, en su defecto, por mayoría de votos del jurado. (Véase Premio Joaquín Mortiz para Primera Novela*)
Concurso nacional de cuento de ciencia-ficción que recibe en cada edición más de cien participantes. Fue fundado en 1984 por un grupo de jóvenes, con la intención de trabajar el género con claves identificablemente mexicanas. El concurso es apoyado por el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología de Puebla y por el Conacyt. Entre los fundadores de este premio está el joven escritor poblano José Luis Zárate, ganador de varios premios con obras de este género.
El premio se entregó de 1984 a 1993. Después de una interrupción de un año (1994) se convocó de nuevo en 1995. Algunos ganadores de este premio son: Mauricio-José Schwarz, con La pequeña guerra; Héctor Chavarría, con La Crónica del Gran Reformador; José Luis Zárate, con El Viajero; Gabriela Rábago, con Pandemia; Sergio de Regules, con El Último Día de Cedric Hamilton e Isabel Vázquez, con Manco a Orillas del Floss
Convocado por el Departamento de Difusión Cultural de la Universidad de Monterrey (UDEM), este Premio se otorga en noviembre de cada año desde 1980. El Premio fue inicialmente local, pero desde principios de los años noventa se recibieron cuentos del resto del país e incluso del extranjero. Las bases de la convocatoria se modificaron para especificar que el Premio estaría abierto sólo a escritores mexicanos. La UDEM publica el cuento ganador en la revista Dialogo Universitario.
Los ganadores han sido Pedro de Isla, Gabriela Riveros, Leonor Salinas y Felipe Soto Viterbo, entre otros
PREMIO “ALFONSO REYES” DE ENSAYO
PREMIO “ALFONSO REYES” DE ENSAYO
Premio otorgado a la novela ganadora del concurso anual creado en 1941 por El Universal en honor de Miguel Lanz Duret -muerto en 1940- quien presidió la Compañía Periodística Nacional, El Universal y El Universal Gráfico, de 1922 a 1940. El concurso llegó a revelar nuevos valores, pero también a destacar obras de autores conocidos. La obra ganadora se publicaba por Editorial Botas* al año siguiente de la premiación.
Entre las muchas obras premiadas, destacan Pensativa (1944), de Jesús Goytortúa Santos; La escondida (1947), de Miguel N. Lira; Río Humano (1948), de Rogelio Barriga Rivas; La mayordomía (1951), del mismo autor; Tierra de Dios (1953), de Concha de Villarreal, y Una sombra en los brazos (1955), de Gilberto Chávez. El Premio desapareció a finales de la década de los cincuenta
Premio creado por una disposición establecida en el testamento de la periodista, traductora y actriz nacida en España, Magda Donato (1902-1966), cuyo nombre verdadero fue Carmen Nelken Masberger.
El Premio, administrado desde 1967 por la Asociación Nacional de Actores, ha sido otorgado, por su obra, a autores como José Emilio Pacheco, Ramón Xirau, Augusto Monterroso, María Luisa Mendoza, Angelina Muñiz, Tomás Segovia, Jaime García Terrés, Margo Glantz, José Luis González y Gabriel Zaid, entre otros
PREMIO “MANUEL ÁVILA CAMACHO”
PREMIO “MANUEL ÁVILA CAMACHO”
PREMIO “SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ”
PREMIO “SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ”
La Sociedad General de Escritores de México (SOGEM)* de Guadalajara, Jalisco, ofrece anualmente el Premio "Sor Juan Inés de la Cruz", que se otorga a obra escrita por mujeres.
El Premio se instauró en 1993 como actividad de cierre de un simposio alrededor de la obra de Sor Juana, celebrado en la ciudad de Guadalajara. Ahí se decidió conmemorar anualmente a la poetiza mexicana con la entrega de este reconocimiento.
En el certamen pueden participar todas las escritoras de habla hispana, con una novela en español publicada a partir de 1990.
La organización del Premio es binacional: interviene la SOGEM establecida en Guadalajara y una editorial extranjera. No se trata de editoriales fijas. El Premio se establece con distintos países y casas editoras. Las escritoras premiadas se hacen merecedoras a la traducción al francés o al inglés del libro premiado, y su publicación en la editorial extranjera que participa en la organización ese año. Además, se les obsequia una escultura de Sor Juan en bronce y mármol.
El jurado también ha sido binacional. En 1993 obtuvo el premio Angelina Muñiz Huberman; en 1994, fue para Marcela Serrano.
El premio se otorgaba durante la celebración de la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara*
PREMIO “XAVIER VILLAURRUTIA” DE ESCRITORES PARA ESCRITORES
PREMIO “XAVIER VILLAURRUTIA” DE ESCRITORES PARA ESCRITORES
Cinco años después de la muerte del poeta Xavier Villaurrutia, ocurrida en 1955, Francisco Zendejas fundó un premio literario anual en su memoria.
En 1972, decidió instaurar el Premio Alfonso Reyes de Ensayo*. En este mismo año se planteó la necesidad de asegurar la existencia de ambos Premios y para ello se instituyó un mecanismo administrativo que se encargaría de la vigilancia de los certámenes: la Sociedad Alfonsina Internacional, A.C. (Véase Capilla Alfonsina*).
El fundador y primer Presidente de la Sociedad fue el propio Francisco Zendejas. Fueron vocales Alí Chumacero, Alicia Reyes, Joaquín Díez-Canedo y Ramón Xirau. La Secretaria Técnica de la Sociedad es la señora Alicia Zendejas. Rubén Bonifaz Nuño ocupa hoy la presidencia.
El Premio es otorgado a autores con excelencia literaria en cualquier género, nacidos en México o fuera del país. El libro galardonado debe haber aparecido en una editorial nacional durante el año en curso.
Las editoriales proceden a postular los libros impresos en el año; se forma un jurado y se elige al premiado por decisión unánime e irrestricta.
Es el único certamen que tiene como requisito fundamental que su jurado esté constituido por escritores que hayan sido a su vez merecedores del Premio Villaurrutia.
En 1995, el certamen cumplió su cuadragésimo aniversario y su empeño en la selección de candidatos ha seguido siempre las pautas de calidad pactadas desde sus inicios.
El premio ha sido otorgado a Juan Rulfo, Josefina Vicens, Rosario Castellanos, Marco Antonio Montes de Oca, Fernando del Paso, José Revueltas, Gabriel Zaid, Esther Seligson, Tomás Segovia, Julieta Campos, Carlos Fuentes, Amparo Dávila, Augusto Monterroso, entre muchos otros
[Revista de Sinaloa. (1977- )]
DIRECTOR GERENTE: José María Figueroa Díaz
CONSEJO EDITORIAL: Francisco Higuera López, Rodolfo de la Vega, Raúl René Rosas, Manuel Ferreiro y Ferreiro
DIRECTOR TÉCNICO: Carlos Salazar Torres
DIRECTOR ARTÍSTICO: Arturo Moyers Villena
TÉCNICO FOTOGRÁFICO: Enrique Guardiana Serrano
DOMICILIO: Francisco Villa 290 Oriente. Culiacán, Sinaloa
PERIODICIDAD: mensual
Con ilustraciones
Presagio dio inicio en julio de 1977, por iniciativa de José María Figueroa Díaz y su grupo de colaboradores. Su publicación se interrumpió en agosto de 1982, para reiniciar en 1994 bajo la etiqueta ‘segunda época’ y actualmente sigue publicándose.
En la presentación del primer número, titulada "Lo peor. Estar solos y sin hablar siquiera", se anuncia que la revista pretende convertirse en un espacio abierto para colaboraciones de calidad, que demuestren las obras perdurables, y no las transitorias, relacionadas con las letras de Sinaloa.
A lo largo de su vida, el contenido no ha variado mucho: incluye crónicas, información turística, entrevistas y ensayos de historiadores, antropólogos e investigadores sinaloenses, artículos sobre arte, noticias, reseñas y materiales literarios de escritores nacidos en el estado, en su mayoría consagrados, pero también de autores jóvenes.
Durante su primera época (1977-1982) contó con dos secciones fijas: "De nuestra portada", dedicada a la revisión de otras revistas y suplementos culturales del pasado o al análisis de la obra de escritores o figuras sinaloenses, y "Cartas a la redacción". Durante la segunda época (que continuó con la antigua numeración), estas secciones desaparecieron y al Consejo de redacción inicial se sumaron Jorge Guillermo Cano, David Rubio Gutiérrez y Gilberto López Alanís, entre otros. La Dirección artística está a cargo de Rina Cuéllar y Héctor López Gámez. La revista ha dedicado varios números monográficos al quehacer cultural y literario del estado, y en sus páginas han colaborado los principales historiadores, escritores e intelectuales de Sinaloa
DIRECCIÓN: Adalberto Sánchez Navarro y María Luisa Hidalgo
DOMICILIO: Guadalajara, Jalisco
PERIODICIDAD: irregular
Con ilustraciones
Prisma fue una revista editada por Adalberto Sánchez Navarro y María Luisa Hidalgo. Se dedicó principalmente al cuento, ensayo y poesía. El primer número apareció el 25 de enero de 1940. Salieron dos números más en febrero y abril. Se suspendió durante algunos meses. El 1º de octubre resurgió bajo la misma dirección, pero en forma de gaceta. Los directores señalaron que este formato más popular respondía mejor a sus propósitos de difusión de la cultura. En total, se editaron seis números de 70 páginas. El último número apareció en marzo de 1941.
La revista contó con la sección "Asteriscos" y con un apartado dedicado a la reseña de libros. Este último se ocupó de revistas y libros locales y nacionales de edición casi simultánea con la publicación de cada número de la revista. En "Asteriscos" se comentaron actividades referidas al ámbito literario: conferencias, cursos, presentaciones de libros. Ambas secciones resultaron fundamentales para la población jalisciense interesada en las letras, ya que se comentaban actividades inmediatas
PROGRAMA CULTURAL TIERRA ADENTRO
PROGRAMA CULTURAL TIERRA ADENTRO
La revista Tierra Adentro* fue fundada en 1974 en la ciudad de Aguascalientes, por el Consejo Regional de Bellas Artes. Durante años fungió como órgano de difusión de la obra de jóvenes artistas, principalmente de la zona centro del país.
En 1989, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes* (CNCA) fundó el Programa Cultural Tierra Adentro y la revista pasó a formar parte de éste. Como parte de su expansión, el Programa integró mecanismos adicionales al órgano existente para fortalecer la creación y la divulgación de la obra de jóvenes escritores y artistas plásticos de toda la república. Así, se conformó un fondo editorial y diversos proyectos de difusión y estímulo.
A partir de febrero de 1989 y hasta agosto de 1995, Jorge Ruiz Dueñas dirigió el Programa Cultural Tierra Adentro. En septiembre de 1995 la dirección es otorgada a Jorge von Ziegler.
El fondo editorial publica a autores jóvenes, representativos de los diversos géneros literarios del país. Los libros del Fondo Editorial Tierra Adentro son antológicos, individuales y colectivos, y tratan distintos géneros: poesía, teatro, cuento, compilaciones, novela y ensayo. Además, el Fondo cuenta con una antología de escritores indígenas actuales en ocho lenguas, de autores de distintas regiones del país, y otra de ensayo que recoge el pensamiento de los nuevos escritores en lenguas indígenas de México. En la mayoría de los casos se trata del primer libro de autor. En 1994, el Fondo contaba con más de 101 títulos de 468 autores.
Como una iniciativa más del Programa para apoyar actividades literarias y artísticas en el interior de la República, a partir de 1991, se conceden apoyos a publicaciones independientes de distintas ciudades del país. El objetivo es garantizar su permanencia en los sitios de origen, y fomentar la creación estatal y regional de órganos de difusión para lograr la descentralización de la cultura. Un jurado compuesto por escritores de reconocido prestigio y con trayectoria en publicaciones de este tipo otorga los apoyos. Hasta 1994 se habían publicado cerca de 60 libros de autores del interior del país.
Asimismo, en 1991 los responsables del Programa Cultural Tierra Adentro acordaron con miembros de Sociedad Mexicana de Ciencia Ficción y Fantasía convocar anualmente al Premio Kalpa*. Este concurso se propone estimular la creación de literatura de ficción en sus diversos géneros
PROGRAMA EDITORIAL DE LA COORDINACION DE HUMANIDADES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO (UNAM)
PROGRAMA EDITORIAL DE LA COORDINACION DE HUMANIDADES DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO (UNAM)