Heteronomías de la justicia: nomadismo y hospitalidad en el lenguaje
ISBN: 978-607-30-2522-5

Hospitalidad
en el lenguaje

- De hospitalidades y resistencias -

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"La primera palabra que exisitió no sabía volar." En la RASD el español es la segunda lengua oficial. Para el pueblo saharaui representa resistencia y hospitalidad pues gracias a él han hecho puentes solidarios con otras naciones hispanohablantes.

La hospitalidad (la atención y el recibimiento del otro) tiene muchas caras. Una de ellas se expresa como resistencia.  Los saharauis, siguiendo sus tradiciones nómadas, reciben visitas, entre otras razones, para que den testimonio del exilio provocado por la ocupación marroquí. La hospitalidad también se manifiesta como una república en exilio que el Estado mexicano ha sabido reconocer desde 1979.

Los comcaac practican la hospitalidad con la tierra protegiendo la Isla Tiburón de la depredación. En ella se refugiaron sus antepasados del exterminio y allí mismo se preparan para acoger a las generaciones por venir.

Las maneras de acoger al Otro generosamente son diversas y todas son formas de la hospitalidad: entre los comcaac, si un anciano, un enfermo o una viuda no tiene comida, va a otra familia que comparte con él sus alimentos. Esta práctica se llama quimosim (cf. Luque y Robles, Naturalezas, saberes y territorios comcaac en la sección de consulta de Nomadismo de esta página). Antes de la veda, cuando un pescador cazaba una caguama, si otro la deseba gritaba ¡oyazi! Entonces el cazador debía dársela. Si un anciano, una mujer, un enfermo o un niño se acercan a la panga de un pescador, pueden pedirle parte de su pesca sea para comer o para vender. Esta forma de la hospitalidad se llama kanoaa anan koit. Entre las saharauis, la tuiza es el trabajo comunitario, se juntan en solidaridad para ayudar a una mujer a hacer su jaima. Si alguien llega de visita a la jaima, se le recibe con perfume, con un cuenco de leche de camella, dátiles y el ritual del té.